Columnistas

Cuba, ¿el fin del sueño comunista?

Por Emiliano Pintos (*)

Cuba se convirtió hace más de seis décadas en un referente para el mundo, no solo como país independiente sino como un indiscutido régimen comunista. De hecho los líderes de la revolución cubana se transformaron en personajes de la historia mundial. Por muchos reverenciados como verdaderos héroes, otros tantos los consideran simples filibusteros, vendedores de una libertad y una autonomía que nunca existió, ni siquiera dentro de Cuba.

Cuba en los años setenta era pionero en el mundo en salud y educación, tenía un sistema de salud gratuito de alta calidad y había eliminado el analfabetismo. Cuba era el nuevo tiempo, los mejores tiempos, según la visión de muchos.

Lo cierto es que hoy Cuba es nostalgia, recuerdos de lo que pudo ser, hoy se encuentra enfrascada en una “nueva revolución popular”. El hambre, la pobreza y el totalitarismo ideológico se hacen evidentes para propios y ajenos. Seguramente más de seis décadas de un mismo régimen lleva un desgaste, más si este régimen no logró adaptar sus políticas de estado a los nuevos tiempos

El periodista, comunicador social y docente de El Salvador,  Amilcar Durán sostiene que la situación de Cuba está basada en dos elementos para entenderla de manera estructural:

Número 1

“El bloqueo comercial por parte de Estados Unidos a la isla ha frenado el desarrollo integral de la población, en términos de lo que nosotros en los demás países conocemos como los «privilegios del consumismo».

Número 2

“Creo que las autoridades del Partido Comunista deben darle a los cubanos la posibilidad real de poder elegir a quienes les gobiernan y abrirse a la idea de las libertades de pensamiento políticos que pueden fortalecer el mismo sistema que ya parece obsoleto para las nuevas generaciones de cubanos”.

Agregando un tercer elemento argumenta que “hay un elemento de carácter externo, es la presión y el financiamiento que llega desde fuera por parte de los exiliados para forzar al régimen a cambiar su rumbo”

¿Usted cree que esto beneficiará a la derecha de Latinoamérica?

Las derechas Latinoamericanas puede que tomen como caballo de batalla el ejemplo de los cubanos en este momento, pero cada país vive su propia realidad” aunque afirma que “en los demás países de Latinoamérica prima más la guerra por el poder económico desde el poder político”

La revolución cubana marcó un hito sin precedentes en la juventud de muchos, y así queda reflejado en las palabras del destacado poeta, escritor y contador colombiano Odimar Varela Barraza

“Cuando estudiaba un pequeño grupo de estudiantes revoltosos admirábamos aquel marxismo caribeño. El depravado proteccionismo norteamericano había sido vencido por la voluntad revolucionaria de un grupo de cubanos. Y Fidel, con su tranca gallega, con una inteligencia estratégica de genio, nos había, en el fondo, vengado de la derrota más humillante de nuestra historia, la de Cuba frente a los Yanquis. Desde entonces, ha corrido por nuestra hispana sangre la amargura del imperio vencido. Y entonces llegó Fidel, como dice la canción, y dio una patada en el culo a los yanquis y se convirtió en un icono de la juventud idealista. Las habitaciones de estudiantes se llenaron de afiches del comandante. Eran cartelones en los que aparecía arengando a las masas: uniforme verde de militar, gorra algo echada para atrás, manos puntualizadoras, ojos inteligentes. A su lado estaba el Ché con un toque de cautivador romanticismo en sus ojos de poeta. Entonces pensábamos que en Cuba se había realizado el milagro: la muerte de la pobreza”

¿Qué sucedió con su visión de la revolución de Fidel y El Ché cuando usted se hizo mayor, cuando dejó el idealismo juvenil?

Ya mayor, lejos de las pasiones pro ideales y más cercano a la reflexión con autocrítica sentí que algo de aquel joven que fui se venía conmigo. Tenía expectación por ver el resultado de la revolución. Ya claro, no era marxista, así que fui más objetivo. La sociedad cubana resultante me pareció muy contradictoria. Primero porque, por desgracia, la pobreza no había muerto (entre otras razones USA no lo permitió). Y allí sobrevivía un progresismo maravilloso junto a los clásicos resortes de una dictadura. Incluso, tenía un toque de imperialismo dictatorial muy parecido a Franco inexcusable (policía secreta, chivatazos, vecinos espiando vecinos, miedo, persecución a escritores, poetas, músicos, encarcelamiento, homofobia uffff impresionante, miedo, desapariciones, fusilamientos y más miedo…). Sin embargo, me dije que el paraíso en la tierra no existe, pensé. Ahora Cuba está en su final. Y nadie sabe cómo acabará la película. Ni aún si será de manera pacífica. Yo ya no tengo afiches de Fidel ni del Ché en la habitación.

¿Usted cree que la falta de libertad para los ciudadanos es una de las razones que llevó al fracaso el proyecto comunista de Fidel Castro?

La civilización o la convivencia necesitan el traje de la libertad para ser. Y si se las encadena, es imposible derrotar a la vida harapienta por más retóricas fatuas que se digan. Por eso la Venezuela que ahora percibo es más desgraciada que la que conocí en los ochenta. Porque cualquier ejercicio de autoritarismo, aunque se ejerza con el fin de erradicar el hambre, termina siempre en opresión. Y al final se impone lo inhumano, lo violento. Y por supuesto lo anticultural.

Por otro lado, Diego Pary, político boliviano, actual embajador de Bolivia en la Organización de las Naciones Unidas opina que “son luchas muy diferentes” y afirma que los disturbios en Cuba son “una nueva arremetida intervencionista” además sostiene que para ayudar de verdad a Cuba “se debe levantar el bloqueo”. Seguidamente hace referencia a que 184 países apoyaron este año el fin del bloqueo. La posición del Señor Pary es clara y precisa: lo que pase en Cuba lo deben solucionar los cubanos, en lo único que debe intervenir un país extranjero es en terminar con las sanciones al gobierno cubano que en definitiva repercuten en los ciudadanos comunes de la isla

En cuanto al bloqueo el ex embajador (diplomático de carrera) argentino en Cuba (2006 al 2009) Pedro Cornelio Von Eyken sostiene: “Cuba sólo estuvo «bloqueada»  indirectamente, ya que la pelea mayor era con la URSS– en octubre 1962, cuando Kennedy frenó e hizo retroceder las naves cargadas de misiles nucleares que Fidel Castro quería instalar en Cuba apuntando a EE.UU. La isla padece desde 1962 un embargo o boicot agravado. El bloqueo es una maniobra naval en tiempos de guerra, se bloquean puertos. Algo que yo no vi en mis 3 años y 7 días en Cuba. El término «bloqueo» es político, no se ajusta técnicamente a las sanciones norteamericanas pero, obviamente, es el término que utiliza cada año la ONU en la resolución de la Asamblea General y el término que prefieren los gobiernos afines. Cuba insiste con el bloqueo porque dice que EE.UU. hace un «genocidio» con el pueblo cubano. Genocidio fue el Holocausto, el turco con los armenios, el de los serbios. Pero de todos modos el embargo no sirve, lo dije siempre y lo sostengo en mi tesis. Lo reconoció Obama en el deshielo de diciembre de 2014. Sólo perjudica al pueblo, no a los dirigentes. En 2000, EE.UU. exceptuó del embargo a los alimentos y medicinas. Cuba, además de un sistema que nunca funcionó sin la ayuda soviética, no tiene crédito. En eso si joroba el embargo. Pero aparte de EE.UU., la isla es un «global trader» y puede comprar en otro lado”.

Seguramente seguiremos pendientes del desarrollo de los acontecimientos en la isla, más que nada acompañando al pueblo cubano en sus legítimas demandas. Demandas que incluyen reglas claras y modernas por parte del gobierno de Diaz Canel y el fin a la criminalización de los legítimos reclamos del pueblo cubano.

(*) Poeta y escritor chileno radicado en Pilar

 

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