Enrique Santos Discépolo no conoció a Mario Ishii. Sin embargo, algunos pasajes de su famoso tango “Cambalache” describen con precisión meridiana al personaje. “Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, pretencioso estafador. Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”.
Mario Ishii comenzó su carrera política en los años 90, como chofer del diputado provincial y hombre poderoso del PJ de José C. Paz Juan Carlos Denuchi. Semejante jalón en su currículum vitae le permitió acercarse posteriormente a Eduardo Duhalde, quién lo apadrinó políticamente para ir en la lista del PJ como primer candidato a concejal en 1995. En 1999 llegó a la intendencia de José C. Paz para perpetuarse en el poder hasta hoy, exceptuando el breve período trascurrido entre 2015 y 2019 donde siguió controlando su “feudo” a través de Carlos Urquiaga, su delfín político.
Recomiendo a aquellos jóvenes que quieren hacer carrera política en la Argentina no descarten anteponer la obtención de su licencia de conducir a sus estudios de Ciencias Políticas o de Políticas Públicas. A Ishii no se le conoce título universitario alguno ni actividad destacada en el ámbito privado antes de graduarse como “chofer de político”. A esta noble función le debe el ascenso meteórico que le permitió perpetuarse en el poder hasta hoy, convirtiéndose en uno de los más conspicuos “Barones del conurbano” (Sí Kicillof, “Barón” con “B” larga no con “V” corta, no se trata de una cuestión de género).
Hace más de 20 años es dueño y señor de su terruño, sin embargo, vive con su familia hace muchos años en un exclusivo country de Pilar. Aunque recibe cuantiosos aportes a nivel provincial y nacional, gobierna uno de los municipios más pobres y paupérrimos del conurbano. Su distrito muestra gravísimas carencias sociosanitarias, con cerca de 40 asentamientos donde vive población en condiciones de hacinamiento crítico. Solo el 20% de los vecinos de José C. Paz tiene acceso a agua de red y menos del 10%, conexión a cloacas.
Eso sí, en cuestiones familiares, no repara en gastos. En 2004, en ocasión de un viaje a Japón para conocer a sus “ancestros” le cumplió el sueño a su madre de ser intendente. Como era la primer concejal del distrito, le cedió su sillón por 17 días. En septiembre de 2020, en el programa “Periodismo para todos” conducido por Jorge Lanata, se dio a conocer la lujosa vida que lleva Mika Ishii, la hija de 23 años del Barón de José C. Paz. En su perfil de instagram podían verse fotos de ellas en diversas ciudades de Europa como París, Amsterdam, Milán y otras. Todas ciudades con bastante más glamour que su pago chico. Su alto nivel de vida está justificado: es la dueña, junto a sus hermanos, de 6 empresas que les legó su padre. Ninguna de ellas existía antes de 1995.
Varios escándalos políticos “mancharon” al caudillo paceño. En 2011, una investigación de La Nación dio a conocer unos volantes que mostraban claramente el funcionamiento de su maquinaria clientelar. En ellos se amenazaba a empleados públicos y a beneficiarios de planes sociales para que concurran al acto de su asunción, advirtiéndoles que de lo contrario serían dados de baja automáticamente y que en caso de que les hubiera sido asignada una vivienda, la perderían. En 2013 se lo investigó por el manejo fraudulento, extorsivo y arbitrario de los planes “Argentina trabaja” y “Trabajar”. En 2014 fue detenido cerca de Rosario un narco que exhibió un carnet que lo presentaba como asesor ad honorem de Mario Ishii. Se comprobó luego que era quién compraba cargamentos de droga a proveedores bolivianos que se guardaban en un galpón de José C. Paz, el centro operativo de la banda. Su hijo Fabio, haciendo honor al viejo dicho “de tal palo tal astilla”, fue denunciado por vecinos, en 2009, por intento de apropiación ilegal y desmonte de tierras fiscales ubicadas en la provincia de Santiago del Estero. Esta maniobra, por la cual fue investigado, fue realizada en conjunto con un empleado y testaferro de su padre.
En 2020 Ishii fue noticia por el video que se difundió en las redes sociales. El intendente dejó una frase, en el marco de una discusión salarial con choferes de ambulancias municipales, donde se asumió como encubridor del delito de venta de drogas: “Yo los tengo que cubrir cuando están vendiendo falopa con las ambulancias”, les recriminó a sus empleados. El asunto, de gravedad inusitada, quedó solo en una causa judicial que se diluyó rápidamente y en una explicación inconsistente del propio Ishii: argumentó que la frase fue “sacada de contexto” y que cuando hablaba de falopa se refería a “Rivotril”, como si la venta de medicamentos a cargo del personal de salud de un municipio estuviera permitida.
Dejemos atrás por un momento el prontuario que Ishii detenta y enfoquémonos en sus “burradas” de los últimos tiempos, algunas de ellas dichas desde “su” Universidad. En septiembre de 2021, en el marco de un acto ¿académico? con el fin de inaugurar una nueva facultad y con la presencia de Kicillof y Fernández, Ishii, con el “republicanismo” que lo caracteriza, disparó a los medios: «Una persona que en la pandemia estuvo encerrada tuvo que mirar la televisión y eran todas pálidas, nunca una buena. Tengan piedad del pueblo porque un día se va a levantar contra los medios, no tengo duda de eso». Al inaugurar las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante, en marzo último, dio sobradas muestras de sus conocimientos de geopolítica pidiendo un minuto de silencio por “los caídos en Croacia en la guerra que se está sucediendo hoy con Rusia”.
No hay dudas que la “joya” de su “corona” es la Universidad de José C. Paz, la nunca bien ponderada “Unpaz”. De allí salieron luminarias como Agustina Vila que tan bien manejó la educación bonaerense en tiempos de pandemia. La universidad paceña, de dudosa calidad académica y reconocida por su contribución al adoctrinamiento, es receptora de importantes fondos girados por nación. Una caja que maneja en forma “autónoma” cada universidad sin tener que rendir cuentas de su uso (o mal uso). De allí salieron, por ejemplo, los 400 dólares por noche que debió pagar Ishii en el lujoso hotel donde se hospedó para firmar un acuerdo entre la Unpaz y la Universidad de Florida. Hasta donde yo sé las universidades tienen un rector y no un intendente que las represente; en la Universidad de José C. Paz las cosas son diferentes. Me imagino a los estudiantes del Estado de Florida, ávidos por hacer un intercambio o una pasantía en los pagos paceños.
En octubre de 2018 Ishii fue reconocido por su Universidad, la Universidad Nacional José Clemente Paz, como Doctor Honoris causa por su contribución con la educación de su distrito. Sería interesante también que alguien se apiade y contribuya con su propia educación.
No sorprende la generosidad de la Argentina, de lo contrario sería imposible que personajes de la política como este, que se replican a lo largo y a lo ancho del país, tengan responsabilidades de gobierno y encima sean premiados con títulos honoríficos.
Pero lo que sí sorprende son los vínculos que él dice tener con la ciudad de Miami, paraíso (fiscal y de placer) de los militantes nacionales y populares. Allí fue fotografiado realizando la ardua tarea de secarse luego de salir de la piscina del hotel. El mismo Ishii señaló en una oportunidad que hace unos años el intendente Tomás Regalado le entregó las “llaves de la ciudad” (yo ni loco le prestaría las de mi casa) y que, en 2016, el rector de la Cela University le entregó el Doctorado Honoris Causa en –no se rían- Administración pública y Ética.
O la gente del Estado de Florida está mal asesorada o hay algo que Ishii esconde debajo de su poncho. Como sea, el vaticinio de Discépolo se cumplió en pleno siglo XXI: “Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”.
(*) Profesor de Historia, Magister en dirección de instituciones educativas, Universidad Austral, vecino de Pilar
