El dolor de Alberto Ventura tras el cierre del voluntariado del Sanguinetti (Nota con audio)

Hacía más de 20 años que don Alberto Ventura y su esposa Alicia, venían dedicando sus mejores esfuerzos al voluntariado en el hospital Sanguinetti, hasta que una decisión «administrativa» -o represalia por la denuncia pública de uno de sus integrantes- terminó drásticamente con una de las iniciativas más nobles del distrito.

La semana pasada, después de que Christian Dietz denunciara ´aprietes´ a los comerciantes de Pilar, exigidos por más dinero, aparte de la tasa covid, Alberto y Alicia se encontraron con un mal trago: el desalojo compulsivo de la oficina donde funcionaba el voluntariado del Sanguinetti.

«Nuestra molestia es que nos sacaron todo: vinieron, sacaron las cosas a la playa de estacionamiento y las derivaron a distintos lugares. Ahora estamos tratando de recuperar algo, pero ni ellos saben dónde fueron a parar», le contó Alberto a «El 1° de la Mañana» (Cadena 94.9), antes de precisar que «dicen que nos avisaron de esto, pero no es verdad». «Si lo hubieran hecho, me hubiera acercado en el momento a hablar del tema», observó.

Ventura sostuvo que «hace tiempo que nos querían sacar del lugar, y es verdad también que no podíamos estar con el voluntariado por el riesgo de los contagios, pero seguíamos yendo porque seguían llegando las donaciones de ropa y otros artículos». «Es más, días antes habíamos ido a limpiar», recordó.

El hombre se reconoció mal de ánimo, al igual que su mujer, «porque amamos el hospital». «Yo era el jefe, pero en realidad era uno más; era para poner la cara cuando había algún inconveniente», dijo al tiempo que advirtió que «en estos momentos no hay más voluntariado, y aunque nos digan que es por la pandemia, sabemos que después va a ser muy difícil volver».

Don Alberto dudó a la hora de buscar un motivo para esta decisión -«no sé qué pensar; por ahí necesitaban el lugar»-, antes de afirmar que «muchos intendentes nos apoyaron un montón; ahora, los que están puestos con el dedo, no te reconocen nada».

«Uno incluso me dijo que el voluntariado no hacía falta porque el hospital tiene para proveer todo lo que la gente necesita, y es mentira, porque hay cien camas, y 99 necesitan algo: un vaso de agua, ropa, zapatillas, elementos de higiene personal, una faja, como nos ha pasado más de una vez», aseguró antes de advertir que «hay mucha gente sin recursos; los que los tienen, no van al hospital».

Para Alberto «es importante desde ayudarlos a comer hasta leerles un libro, pasando por convencer a alguien que no quiere que debe operarse».

«Lo que hacemos los voluntarios, lo hacemos con todo el amor del mundo; porque nos gusta, nos hace sentir bien», cerró.