Municipios

El gobernador y tres ministros en la inauguración del Hospital Central de Pilar

Con la presencia de Axel Kicillof y tres ministros nacionales y provincial, Carla Vizzotti, Gabriel Katopodis y Nicolás Kreplak, se inauguró el nuevo Hospital Central de Pilar.

Con este acto, se puso en marcha oficialmente el flamante centro asistencial ubicado en el km 52,500 de Panamericana y contará con 80 camas de internación, 15 consultorios, ecógrafo, shockroom con 15 camas de reanimación, tres quirófanos equipados y monitoreados.

En el edificio se instaló un resonador magnético, equipamiento de hemodinamia  y tomógrafo de 32 cortes de alta velocidad, además de un equipo de rayos y equipamiento de terapia intensiva y unidad coronaria con estándares para atender pacientes críticos con patologías complejas.

Ahora bien, frente a este auspicioso evento, no son pocos los que se preguntan por el destino del «Sanguinetti», y no son pocos los que aseguran que, en realidad, el nuevo servirá de albergue al viejo, cuyo edificio podría destinarse exclusivamente, a consultorios externos.

Por otra parte, a juzgar por el éxodo de profesionales tanto médico como técnico por los bajos salarios, también se preguntan con quiénes contará el nuevo Hospital para operar su moderna aparatología.

Un poco de historia

La primera mención a la construcción de ese hospital sobre tres hectáreas en el kilómetro 52,500 de Panamericana aparece oficialmente en el Presupuesto 2011, destinándose una partida de 140 millones de pesos que finalmente no se ejecutó.

Idéntica situación se plantea en 2012, con otra partida por el mismo monto que sigue el mismo destino del anterior.

En 2013, en tanto, parece que el hospital deja de ser una necesidad puesto que no hay ninguna mención en el presupuesto de ese año, necesidad que reaparece en el 2014 con la partida ya conocida, de la que se ejecutan 43 millones propios  más cinco millones aportados por la provincia. Es decir, en lo poco (poquísimo) que se había construido hasta ese momento, se invirtieron 48 millones de pesos (con un dólar a 10 pesos).

La fría noche del martes 14 de julio de 2015, lo más granado del PJ gobernante en el distrito –unas 900 personas- se dio cita en una de las confortables salas del complejo Village para acompañar a Humberto Zúccaro en el anuncio –otro más- de la construcción del Hospital Central de Pilar.

El acto, aunque lejano a la tradicional liturgia peronista (no había choris y tetras sino canapés y champán, ni bombos sino un DJ, ni murgas sino un moderno ballet),  comenzó con la proyección de un video que mostraba el futuro hospital en todo su esplendor, y tuvo como único orador al propio intendente, con el entonces diputado Kunkel en primera fila. Zúccaro, además de festejar lo anunciado y anticipar la finalización de la obra para diciembre de 2016, tuvo tiempo para ensayar una autocrítica por haberse alejado un par de años de los gobiernos nacional y provincial. Por coquetear con el massismo, el kirchnerismo lo había tenido –y al distrito- a pan y agua. Incluso, el deseado hospital había sido prometido unas cinco veces antes por CFK; a tal punto, que, cansado, Zúccaro decidió, en octubre de 2013, comenzar la obra un par de años después y con financiación propia, la que, según dijo, ya estaba incluida en el presupuesto del 2014.

El edificio, de unos 9.800 metros cuadrados, con 120 camas de internación, 5 quirófanos, 9 consultorios diurnos y 7 consultorios de guardia, llevaría el nombre de “Dr. Marcelo Castillo Carrillo”, en homenaje al fallecido colega no sólo de profesión sino de la política.

Zúccaro también adelantó que “los vecinos de Pilar se atenderán de manera gratuita y los extrapartidarios tendrán que pagar un bono a la cooperadora o presentar la obra social” porque “no podemos seguir financiando a los municipios que no se ocupan de la salud de su gente”.

Asi es como el 5 de mayo de 2015 se abrió la licitación 11/15 “para la contratación y dirección de la obra denominada ´Hospital Central de la ciudad de Pilar´”, con un presupuesto oficial de 145,500 millones de pesos.

Y las tareas comenzaron. La posibilidad de contar con un hospital modelo provocó no poca expectativa entre los vecinos, y mientras duró la campaña, pudo verse en el terreno cuadrillas de obreros que se afanaban en la construcción del “sueño pilarense”, como lo denominó el entonces intendente. Tal el entusiasmo, que hasta el entonces concejal hoy intendente Federico de Achával, cuando le tocó desempeñarse como interino por una licencia de dos meses que llevó a Zúccaro a tratarse de su enfermedad en China, asumió el mandato en diciembre de 2014 prometiendo dos cosas: la Escuela de Policía Local, y el Hospital Central de Pilar.

Pero llegaban las elecciones, y como las encuestas ya eran adversas, mucho antes del acto comicial, el emprendimiento se abandonó a su suerte cuando ya se había gastado el 30 por ciento de lo presupuestado. Y del resto ya no hubo noticias, ni de las obras ni del dinero, porque por esos días llegó de nación un refuerzo de casi 90 millones para la construcción.

Los nuevos, encabezados por Nicolás Ducoté, intentaron algunas acciones para seguir con el “sueño”, pero pronto advirtieron que si no había ni para los sueldos del municipio, por lo que mal se podía encarar lo inconcluso. Después, con la crisis golpeando las puertas del edificio de Rivadavia 660, se conformaron con objetivos más modestos como utilizar lo que quedó en el predio como una playa de estacionamiento, iniciativa que, como se sabe, no prosperó.

De lo que jamás hubo explicaciones, fue del destino de las millonarias partidas que fueron recibiéndose a través de los años para la construcción del hospital.

 

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