Si bien las caras visibles y más conocidas son los concejales Inés Ricci y Flavio Alvarez, mucha es la gente que se encolumna en la Fundación Ir con el sólo objetivo de asistir a quienes lo necesitan.
Esta iniciativa comenzó a operar hace unos cinco años, con el único objetivo de la solidaridad. «Quisimos hacer algo así como una cadena de favores, pedimos ayuda para chicos discapacitados, y nos entregaron algunas sillas de ruedas rotas en desuso», recordó Ricci al tiempo de indicar que » fue allí que decidimos armar un taller de reparación de esas sillas para entregarlas en condiciones a quienes las necesitaran».
«Reparar, limpiar y embellecerlas era todo un desafío, y entregarlas rápidamente sin que medie la burocracia, un desafío mucho mayor», sostuvo antes de precisar que «así es que llegamos a entregar más de 10 mil aparatos ortopédicos como sillas de ruedas, camas ortopédicas, bastones, muletas, bipedestadores, andadores».
Pero el trabajo no se detuvo aquí, según Ricci. «El caso es que la gente se copó aún más y nos ayudó a poner en marcha el Programa Mamá Bebé, por el que ya entregamos 100 ajuares, cochecitos de bebé, corralitos, sillas de comer, ropa y juguetes».
En este punto, siguió contando la concejal, «nos dimos cuenta de que hacía falta quien otorgue los elementos necesarios para una internación domiciliaria a quienes no tuvieran obra social o si la urgencia del caso así lo requería, entonces entregamos a lo largo de este año unas mil internaciones, brindando a los enfermos desde cama ortopédica, colchones antiescaras, sillas de ruedas, aspiradores de secreciones, e insumos como pañales, sondas y alimentos especiales».
Asimismo, antes de que produjera la pandemia de covid-19 y la cuarentena, la Fundación inició un circo móvil, «con payasos, magos y actores para que los niños en todos los barrios puedan disfrutar de la cultura del circo». Hoy, mientras la emergencia continúa, «nos acercarnos a los niños con libros, juguetes, videos en vivo con personajes circenses y la entrega de leche especial cuando los chicos presentan algún grado de desnutrición».
La pandemia, también llevó a los voluntarios a pensar acciones que «puedan mejorar del algún modo el cuidado de la higiene para prevenir contagios, por lo que colocamos a lo largo del distrito 30 bidones con canilla libre de cloro, en barrios vulnerables como Monterrey, El Triángulo, Toro y la Escondida, todos en Derquii».
Con el correr de los días, inevitablemente y la difusión en redes, la tarea de la Fundación trascendió las fronteras del pago chico. De este modo, «pudimos asistir a pacientes a lo largo y ancho del país». Chaco, Entre Ríos, Tucumán y San Luis, «son las provincias que más nos convocan con necesidades de aparatología ortopédica», mientras «con Paraguay, Uruguay, Chile, Bolivia, México y Nicaragua formamos una cadena de favores en el exterior que recibe ayuda de argentinos que viven en Europa».
El equipo de la Fundación está conformado por voluntarios que retiran donaciones, clasifican lo donado, se contactan con los donadores y con quienes necesitan, además de los que reparan y limpian las sillas y aparatos ortopédicos. También hay que contar docentes de Artesanías, Repostería, Bomboneria, Estética de Manos, «porque en nuestra Casa Del Vecino, se realizan cursos en los que cientos de personas se capacitan y luego venden sus productos y servicios».
«Nuestra meta -concluyó Ricci-, es tener un centro de rehabilitación para seguir esta tarea de mejorar la calidad de vida de las personas».
Excelente