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Cartas documento: cruce entre la indignación de Zakhem y la firmeza de D´Auría
El 27 de agosto pasado el consejero contó que la concejal -ambos radicales en Juntos por el Cambio- le había propuesto trabajar para el Ejecutivo pilarense para conseguir, entre otras cosas, la designación del Defensor del Pueblo.
Fernando D´Auría, en diálogo con «El 1° de la Mañana» (Cadena 94.9), no ahorró detalles de la propuesta, que fue confirmada un par de días después por su colega Marcelo López -también radical-. Los dichos de D´Auría indignaron a la concejal Claudia Zakhem, que con fecha 30 de agosto envió una carta documento al declarante con el objetivo de que «en el plazo perentorio de 48 horas», rectifique sus dichos «agraviantes y falaces».
El aludido, por su parte, no se quedó atrás y contraatacó intimándola a «cesar en la aventura jurídica que intenta iniciar», en la certeza de que «es al sólo efecto de usarme para conseguir ´prensa´ y/o, producir un ‘hecho político’, vaya a saberse con qué espurios e inconfesables intereses».
Aqui transcribimos textualmente el contenido de ambas misivas.
De Zakhem a D´Auría
«En dicha entrevista usted emite agraviantes y falaces acusaciones con respecto a mi persona. Absolutamente todo lo dicho por usted es falso y malicioso. Con su difusión, usted intencionalmente daña mi buen nombre y honor y violenta mi derecho a la intimidad incurriendo en las conductas ilegales previstas en el art. 1770 del Código Civil y Comercial.
Asimismo le hago saber que las publicaciones que usted ha realizado con el ánimo exclusivo de perjudicarme son eventualmente pasibles de constituir delitos tipificados en los art. 109 y 110 del Código Penal para lo cual deberá presentar las pruebas con las que cuente para alegar la veracidad de sus dichos ante el Ministerio Público Fiscal frente a la presentación de una denuncia penal.
La garantía constitucional de la libertad de expresión tiene límites y no ampara las conductas como la suya, que chocan contra un sentido básico de la ética, la buena fe y el respeto hacia el prójimo.
En consecuencia, y atento a que la difusión de los relatos injuriantes dichos provocó y con toda seguridad continuará provocando severos daños y perjuicios a mi persona y a la investidura de la UCR, le intimo a que en 48 horas arbitre todo lo necesario para suprimir y cesar en la distribución o republicación de los contenidos agraviantes dichos por usted y difundidos por la FM Cadena 94.9 de Pilar, bajo apercibimiento de iniciar acciones civiles y penales correspondientes.
Dentro del mismo plazo deberá rectificar por todos los medios de comunicación locales sus dichos agraviantes y notificarme haber procedido a lo intimado, detallando las acciones concretas tomadas para intentar morigerar os graves daños y perjuicios que su proceder ha causado, acciones que podrían ser consideradas a fin de reducir la indemnización prevista en el art. 1770 del CCC por su conducta inexcusable y antijurídica».
La respuesta de D´Auría
«Lamentablemente, al no expresar Ud. de forma clara y concreta cual o cuales de mis asertaciones y/o conductas (según su aviesa interpretación), configuran alguna de las previstas por los arts. 109 y 110 del Cód. Penal, ni qué calumnia he proferido y limitarse sólo a calificar mis declaraciones como mendaces y agraviantes; es imposible que pueda analizar concienzudamente los mismos, para así poder desentrañar si lo dicho por Ud. en la CD que aquí respondo, más allá de ser inexacto, irreal, vago y fantasioso, tiene al menos un mínimo de seriedad.
No obstante lo expuesto, desde ya niego que las declaraciones que realizara en el programa por Ud citado, configuren alguna de las conductas que Ud. me imputa o puedan darle algún motivo para que se considere agraviada, injuriada o que le pudieran haber producido una afectación en su honor y mucho menos a la ´investidura de la Unión Cívica Radical´. También niego, que cualquiera de las declaraciones que realizara en el programa radial en análisis, puedan dar lugar a cualquier tipo de resarcimiento o indemnización.
Desde ya la INTIMO, para que inmediatamente, cese en la aventura jurídica que, aparentemente intenta inciar, ya que la misma como Ud ya sabe y le consta, carece de cualquier asidero fáctico y/o jurídico; más aún, tratándose Ud. de una persona lúcida, formada en derecho y con años en el ejercicio de la política y por lo tanto: pública, no me queda más que creer, que esta pretensa ofensa que imagina o intenta inventar, es al sólo efecto de usarme para conseguir “prensa” y/o, producir un ‘hecho político’, vaya a saberse con qué espurios e inconfesables intereses. Infelizmente, sus dichos, me impiden pensar de otra forma.
Finalmente, la conmino a que cese en su actitud y, si realmente cree que alguno de sus dichos tiene un atisbo de realidad, no olvide que: la economía de pensamiento, hace al arte del buen pensar.
Dando por concluido el intercambio epistolar por este tema, la saludo atte».