Columnistas

Editorial: Errores no forzados, horrores que perjudican al presidente

Por Claudio Ponce de León (*)

El gobierno de Alberto Fernández está atravesando una serie de errores no forzados no por los avatares de la gestión ni por el accionar de la oposición, sino por errores u horrores propios, que impactan de lleno en la figura del presidente porque es, nada menos, que el jefe de un gobierno.

Todo comenzó hace unos pocos días cuando a su ministro de Salud, Ginés González García, se le escapó -o no- que iban por las clínicas y sanatorios privados. Tuvo que ser el primer mandatario quien, como un bombero, tuvo que salir a apagar el incendio originado por su funcionario.

Luego se produjo el caos del último viernes, con miles de personas en la calle que colapsaron los bancos, y también fue el propio Fernández que en cuatro reportajes tuvo que poner la cara sin, siquiera, poder despedir a nadie de su gobierno como responsable de esta grosería pública.

Por estas horas, desde la mismísima cartera de Desarrollo Social, Daniel Arroyo reconoció, sin siquiera sonrojarse, que tuvo que pagar sobreprecios en la compra de alimentos para los sectores más vulnerables.

En una semana, tres escándalos, todos evitables.

Está claro que no a todos los que se desempeñan en el gobierno les agrada la idea de que a Alberto Fernández le vaya bien.

El presidente tiene a sus más acérrimos enemigos dentro de su espacio político y no fuera de él, porque además, la oposición, en los tiempos que corren está desarticulada, lo que la torna inofensiva.

Hecha esta salvedad, digo que lo del «arroyogate» está generando, a medida que transcurren las horas, un efecto desmoralizador en la población. Un ministro no puede -no debe-, muy suelto de cuerpo, reconocer que «hemos pagado precios más caros que los del mercado», y si Arroyo no quiere pasar por corrupto, tampoco es bueno intentar quedar como un boludo.

Los argentinos no queremos un ministro corrupto, pero tampoco boludo, porque, además, si esto pasó con los alimentos, qué nos queda pensar con el resto…

Lo peor es que el presidente está demostrando que, pase lo que pase, no puede echar a nadie. Cuidado con esto.

El presidente necesita el compromiso y el esfuerzo de todos los argentinos, y con estos pésimos ejemplares, como Arroyo obtiene el resultado adverso.

(*) Editorial del martes 7 de abril en «El 1° de la Mañana» (Cadena 94.9, Pilar)

 

 

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