Provincia

Nadie entiende qué va a hacer Victoria Donda en la provincia

Por Eduardo Médici

Victoria Donda desembarcó en el gobierno de Axel Kicillof con una extraña misión. Ni oficialistas ni opositores terminan de digerir el pase.

El sorpresivo desembarco de Victoria Donda en el gobierno de Axel Kicillof promete traerles nuevos dolores de cabeza al mandatario bonaerense, a quien la oposición acusa -con algo de razón- de haber aumentado desproporcionadamente la estructura de cargos políticos en la provincia de Buenos Aires.

Así lo señaló, sin ir más lejos, Diego Santilli, precandidato a gobernador por el PRO, quien sostuvo que de a poco el kirchnerismo elige refugiarse en el Estado bonaerense.

Donda estará al frente de la “Subsecretaría de Análisis y Seguimiento Político Estratégico” desde donde asesorará al Gobierno para cumplir con una serie de metas tan específicas como difíciles de explicar en términos sencillos y que se vinculan al trabajo “territorial”, una verdadera curiosidad tratándose de una dirigente con escasísimos antecedentes políticos en la provincia más grande y compleja de Argentina.

A cambio de un salario que arranca en los 500 mil pesos por mes, deberá, por ejemplo, “colaborar en el seguimiento y análisis de las acciones desarrolladas en el marco de la gestión de la provincia de Buenos Aires, vinculadas a asuntos político estratégicos”, “asesorar en el proceso de definición de prioridades en términos político estratégicos y en la relación interjurisdiccional”, “intervenir en el seguimiento de los programas, proyectos, iniciativas, planes y objetivos propuestos por las diferentes áreas del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires en materia político estratégica”.

También tendrá entre sus tareas la de “proveer insumos e información relativa al seguimiento de las políticas, programas y acciones de Gobierno”, “asistir en la elaboración de planes estratégicos de cada ministerio u organismo de la Administración Pública Provincial en asuntos político estratégicos”, “proponer políticas públicas para fomentar la innovación en el proceso de seguimiento y resolución de problemáticas dentro de la órbita del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires” y “asistir técnicamente a las distintas áreas de Gobierno en temáticas relativas a los asuntos político estratégicos, con el objetivo de fortalecer el funcionamiento del sistema de seguimiento de programas y proyectos”.

Un cargo que necesita traducción

“La tarea es la inserción territorial de las políticas públicas”, sintetizaron desde Provincia ante un pedido de “traducción” de este cronista. Donda, remarcaron, va a “recorrer y trabajar en las necesidades de la gente para dar respuestas concretas”. El portal Infocielo quiso saber a demás cómo y por qué se la eligió para esta tarea: “es una dirigente de mucha trayectoria dentro de nuestro espacio con gran inserción en el territorio, lo que nos va a permitir contar con su experiencia para mejorar la capacidad de respuesta”, señalaron las mismas fuentes.

Más allá de las explicaciones formales, en el mundillo político bonaerense muchos no terminan de entender que se haya convocado a Victoria Donda, a quien se considera un actor marginal del sistema político, sin anclaje ni tradición en la provincia de Buenos Aires. ¿Qué aporta en términos políticos?

Un intendente del interior se animó a dar una opinión bastante antipática sobre el tema: “Le dieron un puesto consuelo para evitar que putee por afuera. Tiene tan poco código que es mejor tenerla adentro”, sostuvo.

Es cierto que Donda tiene un historial de rupturas que hace difícil encontrar quien hable bien de su trabajo. Sin ir más lejos, acaba de salir del gobierno nacional, renunciando ruidosamente a su cargo al frente del INADI apenas 24 horas antes de que caduque su designación. Más atrás en el tiempo suma otras objeciones: en Libres del Sur, por ejemplo, no le perdonan que haya regresado al kirchnerismo en 2018.

La última sociedad política la tuvo con Daniel Menéndez bajo el paraguas de “Somos” pero tampoco duró demasiado. Ahora capitanea “Identidad”, un espacio prácticamente unipersonal y muy vinculado a su propia historia.

El propio Axel Kicillof padeció la acidez de Donda. Hace casi una década, cuando era ministro de Economía, se cruzó feo con la entonces diputada progresista por la no difusión de estadísticas de pobreza. Ese entrevero tuvo un recordado cruce mediático: ambos dirigentes se mandaron mutuamente a «ponerse las plumas». De aquella época data una denuncia penal contra Cristina Kirchner y Guillermo Moreno, a quienes acusó de falsear los datos del INDEC.

La territorialidad de Donda va de la mano de sus banquinazos políticos: fue concejal suplente en Avellaneda, diputada nacional por la provincia de Buenos Aires hasta que en 2005 empezó a hacer política en la Capital Federal. Ahora vuelve a cruzar el Riachuelo y nadie sabe bien para qué.

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