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Competencia: de Pilar a Rumania por autos de conducción autónoma
El pilarense Tomás Becerra integra el equipo de la Universidad Austral que busca imponerse en el certamen que reúne propuestas para la construcción de vehículos autónomos en escala 1/10 que se lleva a cabo desde el 14 al 20 de mayo en Cluj-Napoca, Rumania.
Desde ese país, y en diálogo telefónico con este portal, se presenta como vecino de Zelaya, y ex alumno del Madre del Divino Pastor («el colegio de las monjas»). Tiene 23 años y en diciembre próximo recibirá su título de ingeniero industrial.
Por estas horas, Tomás trabaja sin descanso junto a sus compañeros para llegar a la final del certamen que organiza Bosch, una de las compañías que pone mucho empeño en el tema, a través de la Bosch Future Mobility Challenge (BFMC) que consagra a los nuevos talentos en procura de liderar la carrera hacia el vehículo que se maneje 100% de manera autónoma y con éxito, es decir, libre de accidentes y del modo más eficiente posible,
El equipo, el primero y único de América Latina, está integrado por el propio Tomás Becerra, Agustín Battaglia, Mateo Whitechurch, Marcos Medina, Ricardo López Bonaguro y Alejo Demitropulos, estudiantes de Ingeniería Industrial e Ingeniería Informática, todos de la Universidad Austral, y tienen procedencias diversas: hay un venezolano, un jujeño, un lujanense, y un salteño que no pudo viajar. Incluso hay otro pilarense, de la localidad de Manzanares.
El trabajo de los chicos es sobre un Torino 380W, una suerte de homenaje a los autos argentinos que hicieron historia en las 84 Horas de Nürburgring de 1969, y llegó al concurso después de sortear otros 160 proyectos de todo el mundo y quedar seleccionado entre los 80 mejores. Un nuevo filtro determinó que los argentinos quedaran entre 24 y ahora se apresten a disputar la final el 20 de mayo.
Cómo es la competencia
De acuerdo a Tomás, Bosch provee los “chasis” de estos autitos, que contienen los componentes de electrónica como módulo, cámara, el sistema de dirección y otros elementos. La compañía también envía la carrocería, que en su mayoría son de Lexus aunque, en este caso, los chicos obtuvieron una excepción de parte de la organización para poder montar sobre esa estructura una silueta con el formato del mítico modelo argentino y con el número 4, ya que será “el cuarto Toro” que correrá en Europa después de los tres originales de la famosa hazaña del 69.
Los equipos deben encargarse de trabajar sobre el hardware y el software “para lograr que la programación sea óptima, teniendo en cuenta qué componentes utilizar y cómo hacer para que éstos se complementen de la manera más eficiente para así obtener el mejor desempeño posible”. En el período de preparación, los equipos envían una presentación poniendo énfasis en el concepto desarrollado y destacando los puntos fuertes de su sistema a partir del algoritmo diseñado. Ya durante la carrera, deberán demostrar el rendimiento en vivo de sus vehículos en la pista, incluyendo una presentación, un desafío técnico y uno de velocidad. El comité evaluará la capacidad del vehículo para navegar de manera autónoma y completar las tareas asignadas.
Respecto al auto a escala, lo más importante es la computadora que contiene, que se conecta a una red de internet. Ésta se asocia a una cámara que registra toda la información externa, ya sea la calle y sus carriles, las señales de tránsito y todo lo que habitualmente forma parte del entorno del tránsito. La unidad central es la que se encarga de hacer los cálculos necesarios para mantener la dirección y reaccionar a las señales que se va encontrando.
La competencia se desarrolla sobre el circuito de una ciudad inteligente en miniatura, donde los vehículos tendrán que desplazarse respetando las reglas del tránsito y esquivando todos los obstáculos que encontrarán en su camino, haciendo uso de los beneficios de la inteligencia artificial.
El principal obstáculo o desafío fue el económico ya que como señala Agustín Battaglia, “el promedio de inversión de los equipos que llegaron a la semifinal ronda desde los 600 euros hacia arriba, incluso algunos pisaron casi el límite de los 1000 euros de inversión total que permite la compañía organizadora”.
En cuanto a la cuestión económica, el proyecto no debe superar los 1000 euros, por lo que los argentinos invirtieron apenas 18 euros, y encima “reciclados” ya que aprovecharon un sensor de ultrasonido y un Arduino (una placa electrónica que utiliza un microcontrolador reprogramable) que habían utilizado anteriormente en el laboratorio. Con esos 900 y pico euros restantes, se hicieron las mejoras que creyeron necesarias.
Los premios
La competencia ofrece atractivos premios en juego, ya que el primer lugar recibirá 7000 euros, y habrá 5000 y 3000 para el segundo y el tercero, respectivamente.
Además, hay premios especiales, como el Premio del Público y el Premio de Marketing, que reconocen el apoyo del público y la presencia en redes sociales de los equipos por lo que las familias de los chicos, desde Argentina organizaron en las distintas plataformas una campaña para lograr la mayor cantidad de votos.