Columnistas

La clave del misterio de la vida

Por Denes Martos (*)

Nada en relación a la vida debe ser temido; solo debe ser comprendido.
Ahora es tiempo de comprender más, para que podamos temer menos.
Marie Curie

Milagros, en el sentido de fenómenos que no podemos explicar, nos rodean todos los días.
La vida misma es el milagro de los milagros.
George Bernard Shaw

Si uno se plantea la pregunta del subtítulo y se pone a estudiar seriamente el tema, luego de muchas horas, días y hasta años de investigación, estudio, análisis y reflexión – sobre todo en el aspecto de la esencia y el origen de la vida – la conclusión a la que uno arriba es decepcionante. Porque la triste verdad es que no sabemos en absoluto que es la vida. Podemos observarla y describirla, podemos catalogar sus diferentes manifestaciones, especular con unas cuantas teorías aparentemente plausibles, estudiar sus componentes moleculares y hasta sub moleculares; pero eso es todo. De una célula viva podemos saber cómo funciona pero no por qué funciona.

No tenemos ni idea de qué es exactamente lo que impulsa a los seres vivientes. No tenemos más que toda una colección de teorías sobre cómo pudo (quizás) haber surgido la vida sobre nuestro planeta y, en última instancia, ni siquiera podemos estar seguros de que esa vida sea patrimonio exclusivo de un, y solo un, planeta entre todos los demás planetas existentes en la inmensidad del universo. Aunque – por ahora y por lo que sabemos – así parecería ser.

Nunca hemos conseguido crear vida. Solo la hemos manipulado respetando sus leyes y destruyéndola sin remedio cada vez que las violamos. Lo realmente curioso es que hoy tampoco la Naturaleza se halla creando vida en un sentido estricto. De hecho, toda la información a nuestro alcance indica que en la actualidad no existe creación sino solamente reproducción y evolución de la vida. Obviamente, en algún momento tuvo que existir un comienzo. Quizás sepamos algo sobre cuando fue ese comienzo; ([1]) en lo que solo tenemos una colección de teorías inverificables es sobre la cuestión de cómo fue.  En última instancia, la vida es algo tan complejo que, al menos por ahora, no tenemos una respuesta concreta y universalmente aceptada para definirla.

Origen de la vida

Contrariamente a lo que mucha gente cree, Charles Darwin al hablar tanto de la evolución de las especies como del origen del Hombre, no estableció una teoría acerca del origen de la vida como tal. Todo lo que sabemos de su idea al respecto es una especulación teórica en cuanto a que la primera vida “podría haber ocurrido en un pequeño charco tibio” con la adecuada combinación de condiciones y elementos químicos. ([2])

Desde entonces hasta hoy no hemos avanzado mucho en el conocimiento de los orígenes. Lo único que sí hemos hecho es aumentar el número de las teorías, de las cuales citaremos aquí solo algunas de las más conocidas.

Hipótesis de la sopa primigenia: Es la versión moderna de la idea del “pequeño charco tibio” de Darwin. La hipótesis sugiere que la vida comenzó en una «sopa» cálida de moléculas orgánicas. La idea es que los compuestos orgánicos simples, formados a partir de gases atmosféricos y fuentes de energía como rayos o radiación ultravioleta, se acumularon en el agua y experimentaron reacciones químicas para formar moléculas más complejas. Estas moléculas habrían conducido finalmente a las primeras formas de vida simples.

Hipótesis de fuentes hidrotermales: Esta hipótesis propone que la vida se originó en fumarolas hidrotermales en el fondo del océano. Estos respiraderos emiten agua caliente rica en minerales, lo que proporciona un entorno único donde podrían ocurrir reacciones químicas que podrían haber impulsado la síntesis de moléculas orgánicas. Lo cual habría llevado a la formación de formas de vida tempranas.

Hipótesis de fuentes hidrotermales alcalinas: esta es una variación de la hipótesis anterior que se centra en fumarolas hidrotermales alcalinas (de alto pH).

Hipótesis del ARN:  Esta hipótesis postula que el ácido ribonucleico (ARN) fue la primera molécula auto – replicante, anterior al ADN y las proteínas. El ARN puede almacenar información genética y catalizar reacciones químicas, lo que lo convierte en un candidato probable para la primera biomolécula.

Hipótesis del hierro-azufre: Propuesta por Günter Wächtershäuser, esta hipótesis sugiere que la vida se originó en la superficie de minerales de sulfuro de hierro y níquel. Estos minerales podrían haber catalizado la formación de moléculas orgánicas a partir de gases simples como el monóxido de carbono y el sulfuro de hidrógeno.

Hipótesis de la panspermia: La panspermia sugiere que la vida no se originó en la Tierra sino que fue traída aquí desde otras partes del universo, posiblemente a través de cometas, meteoritos o polvo interestelar.  Obviamente esta hipótesis no explica cómo comenzó la vida; solo sugiere que puede haber sido en otra parte y sería, de algún modo, un fenómeno cósmico.

Panspermia dirigida: Mientras que la panspermia tradicional sugiere que la vida se originó en otras partes del universo y fue transportada a la Tierra, la panspermia dirigida sostiene alternativas de ciencia ficción. Postula que la vida, habiéndose originado en otro lugar del universo, fue “trasplantada” a la tierra por alguna entidad inteligente. Al igual que la panspermia tradicional, esta variante tampoco responde a la cuestión del surgimiento de la vida; solo traslada todo el problema a otro planeta y, en este caso, únicamente le agrega algunos extraterrestres y naves espaciales para hacer más interesante el relato.

La hipótesis bacteriana: Una de las más recientes hipótesis de los que sostienen que todos los seres vivos del planeta descienden de un único organismo con estructura de bacteria bautizado como LUCA (del inglés Last Ultimate Common Ancestor o, en español, el Último Antepasado Común). Y últimamente se cree que fue una bacteria. ([3])

Aparte de las hipótesis estrictamente materialistas, existen otras que postulan la imposibilidad de explicar el surgimiento de la vida solamente por procesos físicos y químicos.

El creacionismo es, básicamente, la creencia de que la vida, la Tierra y el universo fueron creados por un ser o deidad sobrenatural. – Existen varias formas de creacionismo, desde aquellas que interpretan los textos sagrados en forma literal – desechando fanáticamente todos los conocimientos racionales que se oponen a esos textos ([4]) –  hasta las que aceptan una Creación como el origen del universo y la vida pero no una interpretación literal de los textos sagrados.

El vitalismo es la creencia de que a los organismos vivos les es inherente una «fuerza vital» o «impulso vital»; una forma de “energía” especial, responsable por las características y funciones de los organismos vivos. Esta “energía”, según las interpretaciones materialistas, no sería más que una supuesta “propiedad de la materia”.

Teorías espirituales o místicas: En algunas filosofías orientales, como en ciertas interpretaciones del hinduismo y el budismo, la vida se considera parte de un ciclo eterno de creación y destrucción, en el que una conciencia divina o cósmica desempeña un papel central. En general y más allá de las mencionadas, las teorías no materialistas tienen sus raíces en perspectivas filosóficas, teológicas o metafísicas y pueden variar ampliamente según los contextos culturales y religiosos.

La hipótesis del Diseño Inteligente: Desde fines de la década del 1900 surgió una teoría que trató de dejar abierta la puerta para considerar la posibilidad de la intervención de un Creador. Esta teoría postula que la vida es demasiado compleja para haber surgido únicamente a través de procesos casuales y que debe haber habido una causa o un diseñador inteligente. Sus defensores argumentan que ciertas características de los organismos vivos exhiben una «complejidad irreducible» ([5])  o “complejidad especificada” ([6]), que no puede explicarse mediante procesos evolutivos graduales ocurridos por azar.

El diseño inteligente no identifica necesariamente la identidad exacta del “responsable” por el diseño. Tampoco revela en todo su detalle la esencia intrínseca de la vida, en el sentido que nos permita entenderla y reproducirla de un modo diferente al de hacerla surgir a partir de otro ser viviente – que es lo único que siempre pudimos y seguimos pudiendo hacer. Solo postula que, a través del estudio detallado de los seres vivos, especialmente en el ámbito de la microbiología, los resultados indican un diseño. Y donde hay diseño, necesariamente debe haber un Diseñador.

NOTAS

[1] )- O mejor dicho, cuando pudo probablemente ser. Existe un relativo consenso académico para la estimación de que la vida pudo haber surgido probablemente entre 3.800 a 4.400 millones de años atrás.

[2] )- Carta de Darwin a su amigo Joseph D. Hooker, 1871.

[3] )- https://academic.oup.com/mbe/article/38/9/3531/6312533

https://www.abc.es/ciencia/abci-luca-primer-vivo-tierra-bacteria-202107071237_noticia.html (Consultados el 10/07/2024)

[4] ) – Como p.ej. las llamadas sectas “fundamentalistas” protestantes norteamericanas  y otras denominaciones religiosas dogmáticamente rígidas.

[5] )- Michael Behe, “La Caja Negra de Darwin”, ISBN 0978978978

[6] )- William Dembski, “Intelligent Design” (1999). ISBN 09780830823147.

(*) Politólogo, consultor nacional e internacional, analista de riesgos, escritor e investigador

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