Las medidas de alivio anunciadas por Sergio Massa iban a ser el antídoto histórico del peronismo para calmar el clima social y tratar de remontar la elección. Contradicciones internas y candidato debilitado.
Saliendo de Buenos Aires, el rechazo fue derramando por las provincias, en tanto que 12 distritos de los 24 que componen la República dijeron que no lo pagarán y que se regirán por los acuerdos que establecieron gobiernos y gremios en paritarias: Misiones, Santa Fe, Jujuy, Córdoba, La Pampa, Entre Ríos, Neuquén, Catamarca, Santa Cruz, Santa Fe, Tucumán y la Ciudad de Buenos Aires. Lo mismo que las empresas: le reprocharon a Massa haber lanzado la bomba sin preguntar primero.
Mientras se sacaba el traje de ministro para ponerse el de candidato, el hincha de Tigre quedó sólo. El silencio de las últimas semanas de Cristina Fernández de Kirchner y del candidato a diputado Máximo Kirchner es sugestivo. El destino puso a quienes impulsaron la suma fija desde el minuto uno –justamente, madre e hijo-, lejos de la escena pública, y a quienes la rechazaban –la CGT y Alberto Fernández– a bancarla. La central obrera lo hizo a través del secretario adjunto del Sindicato de Camioneros, Pablo Moyano, quien afirmó, rápido, el lunes: «El Gobierno ha priorizado el salario de los trabajadores, pero le estamos pidiendo una suma fija para los gremios que no pueden ni siquiera empatar la inflación». Desde Catamarca, el Presidente dijo en un acto que “no es el plan platita, es el plan justicia” e instó a los gobernadores a respaldar la medida. Tal vez aquello forme parte de la poco creíble pose de Fernández cuando, vía Twitter, aseguró haber encomendado a sus ministros para afrontar la devaluación de su gobierno. A esta altura, más bien parece que el único que encomendó algo sin consultar a nadie fue Massa, que tampoco supuso semejante viento en contra.
Massa quiso hacer peronismo y el peronismo no lo ayudó. Kicillof, que blandió esas banderas para aliviar la economía familiar durante casi todo su mandato con políticas como Cuenta DNI y los beneficios del Banco Provincia, no le soltó la mano, pero tampoco se subió a su moto. Los gobernadores, que rogaron su candidatura cuando Wado de Pedro se estaba haciendo las fotos con el traje de presidente, perdieron sus provincias en las PASO y tiraron la pelota de la suma fija afuera. Los gremios, siempre peronistas y defensores de las paritarias, prefirieron –prefieren- leer bien la letra chica de la medida antes de poner el gancho y exponerse frente a su tropa del movimiento obrero. Habrá que ver si el peronismo, entonces, enrolla los trapos que siempre agitó para cuidar las quintas propias –sin garantía de nada- o “rompe el chanchito”, como dijo Secco, y banca al candidato a menos de 60 días de la pura verdad.
(*) Periodista y Comunicador Social. Trabaja en radio, televisión y portales de noticias.
Brinda además, servicios de asesoría en Comunicación y Prensa tanto en el sector público como en el privado.