Columnistas

Chau GZ, hola G.IA

Por Rogelio López Guillemain (*)

En la búsqueda de ordenar, entender, recordar y transmitir, las personas procuramos la simplificación y generalización de la información. Esto claramente no es preciso y más de una vez resulta injusto, pero es la forma más efectiva que tenemos para procesar datos y las observaciones, las emociones, las experiencias y los pensamientos lo son.

Una de estas generalizaciones es la de dividir las personas en diferentes generaciones según su fecha de nacimiento. A continuación, las describo muy brevemente tomando prestado de mi próximo libro algunos párrafos aislados:

La generación más antigua que aún se encuentra con vida, es la llamada “generación silenciosa”. Sus integrantes son las personas nacidas entre los años 1920 y 1945. Se la llama así por la capacidad de resiliencia que poseen.

Sus miembros soportaron con entereza, entre otros golpes, la gran depresión de 1929, los coletazos de la primer y segunda guerra mundial y los inicios de la guerra fría.

Luego sigue la generación de los “Babyboomer”. Este grupo incluye a los nacidos entre los años 1945 y 1960 y recibieron este apodo debido a la elevada tasa de natalidad que se presentó en ese período (principalmente en Estados Unidos de Norteamérica). La eclosión demográfica de entonces se suele relacionar con el fin de la segunda guerra mundial y el regreso de los soldados norteamericanos a su país.

Los asesinatos de personalidades como John F. Kennedy o Martin Luther King; la llegada del hombre a la Luna, el nacimiento de los Beatles, la revolución comunista China, las guerras de Corea y de Vietnam, la profundización de la guerra fría y los movimientos hippies dieron marco a su mundo.

Los nacidos entre los años 1960 y 1980 pertenecen a la llamada “generación X”. Este grupo convive con el paso de lo mecánico a lo electrónico, con el nacimiento del CD, del control remoto, del teléfono inalámbrico y la masificación de la televisión.

Sus integrantes son proactivos y ambiciosos; sus trabajos fueron migrando de la industria a los servicios. Buscan la excelencia en lo que hacen y la súper especialización, son primordialmente participativos y creyentes de la llamada “cultura general”. En su adolescencia, se nutrieron del espíritu del “mayo francés”, el cual fue el nuevo enfoque con el que la Internacional Socialista se reinventó, reinterpretando el marxismo y derivándolo del plano económico al cultural.

Los nacidos entre los años 1980 y 1995 conforman la llamada “generación Y” o “Millennials”. Sus integrantes pierden prácticamente todo contacto con la tecnología mecánica. Si bien son electrónicos, comienzan a vivir el período de la tecnología digital y trazan los primeros garabatos dentro de la era virtual.

A diferencia de los miembros de la generación X, quienes “manejaban” tan sólo una “pantalla”, la del televisor, los “Millennials” sumaron a esta, la de la computadora y la del celular, dando inicio a la dispersión atencional hoy presente.

Finalmente, llegamos a la “generación Z”, la invitada principal de estas líneas. Pertenecen a esta serie los nacidos a partir del año 1995 hasta la actualidad, al menos es así para gran parte de los autores.

Los integrantes de este colectivo son nativos digitales puros, pero, sobre todo, son nativos de la conectividad. Tienen una capacidad “multipantalla” mucho más desarrollada que sus antecesores, pudiendo incluso interactuar con tres o cuatro puntos de atención a la vez, condición que se conoce como “multitasking”.

Estamos viviendo el nacimiento de una nueva generación, la G.IA. Esta generación llevará la relación con la tecnología a una nueva frontera, una frontera solo imaginada en la ciencia ficción.

Es el comienzo de una integración con “la máquina” a nivel del pensamiento, no unidos por cables ni con chips en la cabeza, eso no es necesario, aunque quizás en un futuro convertirnos en ciborgs sea una posibilidad; la simbiosis se basa en la voluntad y disposición del usuario, en la acelerada búsqueda de confort y en la natural búsqueda de la relación costo beneficio posible.

¿Es esto perfecto?, de ninguna manera. ¿Tiene riesgos? ¡Enormes! ¿Podemos evitar este presente?, si somos libres imposible y ahí está el punto central del tema.

Platón tenía temor de lo que pasaría si la gente aprendía a leer y escribir, los maestros de mis padres de que ellos no tuviesen buena caligrafía, mis docentes de que nosotros usásemos calculadoras, los de mis hijos que no leyesen y los de los GZ que tengan que recibir todo “masticado”.

El peligro, de siempre pero hoy más que nunca, es que los G.IA no desarrollen el pensamiento crítico. Las IA no son dirigidas necesariamente por “inocentes benefactores de la humanidad”. El riesgo de manipulación de la opinión pública y sobre todo de la educación es gigantesco, por eso es fundamental enfrentar lo inevitable y focalizar nuestro esfuerzo en la formación de individuos libres, independientes, criteriosos y éticos que aprovechen este avance maravilloso de la tecnología y lleven a la humanidad a una nueva era.

 

(*) Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Productor y conductor del programa radial «Sucesos de Nuestra Historia» y Autor del libro El imperio de la Decadencia Argentina

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