Columnistas

Desinformación, doble estándar, falsas premisas y política: un cóctel explosivo.

Por Gustavo Vieyra (*)

Física Cuántica: ¿cuál sería su fuente de información?, ¿por dónde empezaría a buscar?, ¿qué preguntas haría?, ¿cómo se aseguraría que la información es correcta?

Esto puede resultar una búsqueda solo relacionada a una inquietud personal que quizás no pase de ser solo mera curiosidad.

Pero que ocurriría si la búsqueda estuviese relacionada a cosas que tienen que ver con su salud, con las posibilidades de mantenerse sano o enfermo, de vivir o tener riesgo de morir, ¿cuál sería el escenario en una situación tan especial?

En la actualidad, todos nos sentimos movilizados con la búsqueda de la mejor información disponible relacionada al Covid, las vacunas, los “casos Covid”, las “muertes por (¿o con?) Covid”, las nuevas variantes del virus, la inmunidad contra el virus y probablemente muchas cosas más, dependiente de la carga de temor o ansiedad que cada uno tenga.

Si bien la energía que nos movilizaría sería totalmente distinta en cuanto a intensidad, los obstáculos que enfrentaríamos serían los mismos, a menos que estuviésemos ligados a la materia.

Asumir como cierta toda la información que hoy circula sobre, virología, epidemiología, infectología, inmunología y concluir que somos (muy al estilo “argento”) entendidos en estos temas, con capacidad incluso de “explicar” y finalmente tomar decisiones por una u otra cuestión se torna riesgoso a menos de que tengamos una “guía” sólida a la que recurrimos y que nos orienta sobre lo que deberíamos hacer.

Al respecto, valdría la pena dar algunos ejemplos de cosas poco conocidas.

El receptor que le abre la puerta al virus SARS COV2 para el ingreso a las células, conocido con ACE 2, se encuentra distribuido en el organismo fundamentalmente en el tubo digestivo, hígado, glándulas suprarrenales, riñones y aparato reproductivo excepto en las vías respiratorias (en cantidades mínimas). Tal es el motivo por el cual, los chinos comenzaron a buscar el virus con hisopados anales. Esto da lugar a cuestionar, con fundamento científico, si realmente la vía de propagación es la aérea o si la que habría que investigar debería ser la fecal oral.

Por otro lugar, los hallazgos de imágenes con compromiso de los pulmones (imágenes neumónicas uni o bilaterales) no son otras que reacciones inflamatorias generadas por la presencia del virus en todo el organismo y no por su ingreso por la vía aérea. Esto es lo que da fundamento a la muy buena respuesta al uso de corticoides (dexametasona) en esta etapa de la evolución de la enfermedad.

Imaginemos cual sería el impacto del cambio de paradigma si esto se confirmase, en cuanto a las consecuencias del uso de mascarillas, el distanciamiento físico por un lado y la importancia que cobraría el lavado de manos como método más efectivo, particularmente después de hacer uso de un sanitario. Sorprendentemente, ya en 2009 la OMS desaconsejaba el uso comunitario de mascarillas y actualmente el distanciamiento físico lo ha acotado a 1 metro.

Otro ejemplo de un tema poco difundido es el caso de un fenómeno descripto como “Amplificación de la Infección Dependiente de Anticuerpos” con siglas en ingles ADE (Antibody Dependent Enhancement). Este fenómeno descripto ya en 1977, fue extensamente estudiado en un modelo real, generado por las infecciones por Dengue.

Una explicación simplificada del mismo sería que, en el primer contacto que el cuerpo tiene con un anticuerpo (en este caso el virus del Dengue), genera una respuesta inmune “cualitativamente insuficiente” en cuanto a su capacidad de “neutralizarlo”. Esta respuesta inmunológica queda “latente” hasta el siguiente contacto con el virus y lo que ocurre es que, en esta oportunidad, no solo no se detiene al virus sino que, paradójicamente, se le facilita la entrada a las células junto con una respuesta incrementada de anticuerpos, generada por el intento “frustro” de inactivar el virus, contribuyendo entre ambos (complejos antígeno/anticuerpos) a dañar el interior de los vasos sanguíneos (endotelio) con una “explosión” de sustancias pro inflamatorias (tormenta de citoquinas). En el caso del Dengue, esta segunda infección, da lugar a los casos de Dengue severo.

Este fenómeno está “bajo sospecha” en el caso del Covid, particularmente en lo relacionado con algunas vacunas destinadas a lograr que nuestro cuerpo produzca las proteínas “S” (Spike) para que, a su vez, la respuesta inmunológica obtenida contra estas proteínas S logren la inmunidad contra el virus SARS COV2.

Se desconoce cuanto tiempo podría durar esta transformación del cuerpo en “auto productor” de estas proteínas S y qué consecuencias (y mucho menos qué hacer) podría traer una “tormenta perpetua” de sustancias pro inflamatorias disparada a raíz de una respuesta del tipo ADE.

En abril 2020, un grupo de científicos alemanes logró identificar el mecanismo que explicaba la “sorprendente e inesperada” formación de coágulos después de la aplicación de algunas vacunas. Este descubrimiento sentó los fundamentos científicos para la comprensión y finalmente aceptación de que estos hechos estaban realmente relacionados con las vacunas. Aunque también se aclaró que era un fenómeno “raro” y poco frecuente, esto quitó del medio al paciente por posibles condiciones previas, edad avanzada, etc y colocó en el centro de la cuestión a las vacunas.

Un aspecto no menor en relación a este fenómeno, es que, se observó más frecuentemente en personas de menos de 60 años, en muchos casos mujeres, que distan de ser una población de riesgo para el Covid.

¿Con qué vara se mide la trascendencia de un hecho médico o un hallazgo científico?

Un ejemplo que creo que marca el patrón de comportamiento puede ser ¿como se evalúan y autorizan medicamentos contra el Covid?

En el dificultoso camino de desarrollar algún producto farmacéutico que pueda ser efectivo para tratar la enfermedad por Covid, recientemente se ha informado que la FDA ha otorgado otra “autorización para uso de emergencia” (siglas en ingles EUA) de una droga que es un anticuerpo monoclonal, denominado Sotrovimab, que estaría indicado para los casos leves o moderados del Covid.

En una declaración periodística hecha por el Dr. Hall Barron, Chief Scientific Officer and President R&D de GSK (GlaxoSmithKlein) dice: “….En poco más de un año desde que comenzamos nuestra colaboración y en menos de 10 meses en que empezamos los ensayos clínicos, …. este anticuerpo monoclonal está disponible para los pacientes que lo necesiten”

Esta EUA se ha otorgado con información “parcial” del estudio COMET-ICE, aun en fase 3 donde se contabilizaron 868 pacientes divididos en 2 grupos (uno con droga y otro con placebo) para evaluar su seguridad y eficacia al aplicarla por vía endovenosa. Los resultados publicados han sido altamente positivos. Otros ensayos con esta droga se están llevando a cabo con el laboratorio Eli Lilly y en un Joint Venture entre GSK y NHS (servicio de salud del Reino Unido).

Sin duda la búsqueda de tratamientos para la enfermedad por Covid está fuertemente orientada hacia los anticuerpos monoclonales de la mano de grandes laboratorios de la industria farmacéutica.

¿Cuál es el caso de drogas como la Ivermectina o la Colchicina?

En el caso de la Ivermectina, el laboratorio que históricamente la comercializó como droga antiparasitaria fue Merck. Durante los más de 30 años de uso NO hubo registro de decesos relacionados a la Ivermectina. Durante la segunda mitad del 2020, cuando comenzó a arreciar la información de estudios observacionales sobre los beneficios de la Ivermectina, Merck emitió comunicados donde se informaba acerca de la falta seguridad de la droga (¿?) tras lo cual se conoció la enorme inversión que estaba efectuando este laboratorio para el desarrollo de anticuerpos monoclonales contra el Covid.

Vale aclarar, (algo que ya he comentado anteriormente) que los meta análisis que se efectuaron, a cargo de grupos de investigadores independientes como la Dra Tess Laurie y en Dr Andrew Hill, ambos del Reino Unido, han despejado cualquier duda, confirmando los beneficios de esta droga evaluada en mas de 2000 pacientes a través de esta metodología. Dos puntos muy importantes a tener en cuenta son, el costo de la droga que representa centavos de dólar y lamentablemente, la falta de esponsoreo para su aplicación.

Algo similar se puede decir de la Cochicina, una droga históricamente utilizada para el tratamiento de la gota. Tras un estudio denominado Colcorona, que evaluó sus resultados luego de probarla en 4488 pacientes en todo el mundo. La investigación mostró una significativa reducción de la mortalidad y las hospitalizaciones. En este estudio participaron el Instituto del Corazón de Montreal, dirigido por el Dr Jean-Cluade Tardif (país organizador) en conjunto con centros de EEUU, Europa, Sudamérica y Sudáfrica.

Tras estos impactantes resultados, nadie tiene información certera sobre su uso y aplicación.

“El mal menor en beneficio de un bien mayor” es algo que ha resonado en todos los medios después de que se informara la muerte de algún paciente relacionado con el uso actual de las vacunas que se investigan contra el Covid. Una frase ya instalada es que “los beneficios aun superan los costos en termino de riesgos”. Es interesante aclarar que el mencionado “riesgo” se refiere a muerte de personas, muchas de las cuales “no lo tenían previsto”.

Este es el caso reciente de una locutora de la BBC, Lisa Shaw, de 44 años quien falleciese a raíz de sufrir coágulos de sangre y hemorragias una semana después de aplicarse la vacuna de Oxford-AstraZeneca. Este lamentable hecho llevó a recordar que a la fecha se habían reportado 332 casos y 58 muertes del total de personas que habían recibido esta vacuna en el Reino Unido.

Por un momento recordé una película, donde a raíz de una amenaza en ciernes en una ciudad de EEUU de parte de un grupo de terroristas, se llegaba a utilizar la tortura y muerte de sospechosos de integrar estos grupos delictivosa fin de obtener información y simultáneamente mantener en confinamiento a toda la población hasta que las cosas se aclarasen y el riesgo terminase.

Esta odiosa comparación, sin embargo, utiliza el mismo principio de el “sufrimiento de algunos en pro de salvar a miles”, algo que uno de los protagonistas a cargo del “operativo”, expresa literalmente.

Por último, la intervención de la política en la toma de decisiones para el manejo de esta pandemia, es la parte sobre la que menos vale la pena extenderse dada la manifiesta falta de sentido común y la ostensible reiteración de errores de gestión y pronósticos equivocados sobre lo que iba a ocurrir, tanto con el Covid como con las vacunas.

A esta altura, no sería alocado tener la sensación de que estamos sentados sobre un barril de pólvora a punto de explotar.

(*) Médico cardiólogo, docente universitario, ex presidente del Distrito Conurbano Norte de la Sociedad Argentina de Cardiología, responsable de Arritmias y Marcapasos del hospital Bernardo A. Houssay (retirado), cardiólogo  del Hospital Británico, vecino de Pilar.

 

 

 

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