En 1974, una famosa banda de rock denominada” Supertramp”, producía un vinilo LP titulado “The Crime of the Century”. Fue (y es) un extraordinario disco que permaneció dentro de los Top 10 durante mucho tiempo. Un año después, durante un reportaje a uno de sus autores, Roger Hogdson, un periodista le preguntaba sobre el significado oculto del título del LP y este le respondió: “se trata de un llamado a la gente para que reflexione sobre lo que está pasando”.
Mas allá de que este haya sido el verdadero sentido del título, creo que esa interpretación hoy estaría más vigente que nunca, teniendo en cuenta los hechos que se han venido produciendo a lo largo de la Pandemia.
A partir de la información que lentamente ha ido saliendo a la luz, queda claro que el escenario donde se produjo esta película de terror, llamada “El Origen” (copiando el título de la película homónima), fue en dos de las principales potencias del mundo: EEUU y China. Hoy, la producción del virus y su ¿liberación?, ¿escape?, es un tema que, cual brasa caliente, deja muy dañado a quien le toque frente a los ojos del mundo.
Sus consecuencias han sido la muerte de millones de personas y un golpe letal al funcionamiento de la sociedad y su economía. Aún se desconoce cuáles serán las consecuencias de la salud de la población por los efectos del virus y de la aplicación masiva de vacunas que están todavía en fase de investigación.
Deberíamos empezar a familiarizarnos con nombres como Dr. Anthony Fauci, Dr.Pete rDaszak, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, de instituciones como ECO Health Allinace, Instituto de Virología de Wuhan, Big Pharma, OMS, CDC, FDA y EMA, así como de términos más específicos como “Ganancia de Función”, Proteina Spike, Respuesta Aumentada por Anticuerpos y de algunos relacionados a las estadísticas como por ejemplo el Riesgo Relativo y el Riesgo Absoluto.
Sin duda, estos nombres parecen un aluvión de cosas difíciles de recordar y mucho menos de entender, pero son apenas una pequeña muestra de los componentes del “backstage” de esta película que aún no termina.
TEMPORADA 1. Capítulo 1: “El comienzo de la caída”
El Dr. Anthony Fauci, principal asesor médico de la Casa Blanca y director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas desde 1984, se encuentra severamente comprometido por las 3.234 páginas de correos electrónicos que salieron a la luz gracias a una solicitud de la Ley de Libertad de Información.
Sin dudas, el análisis en retrospectiva del contenido de esta abrumadora cantidad de mails suena a un “análisis fuera de contexto”. Sin embargo, hay datos que obligan a tener una mirada más crítica. El 1ro de febrero 2020 el virólogo del Instituto de Investigaciónes Scripps en California, le comentó a Faucique, de acuerdo a la secuencia analizada del virus, sus características parecerían ser más las de un “diseño” que las esperadas según la teoría evolutiva, pero esta afirmación fue desestimada por Fauci y otros expertos.
Por otro lado, el 6 de febrero, un científico de la Universidad de Tecnología del Sur de China, Botao Xiao, publicó un artículo que concluía que el virus probablemente se había originado en el laboratorio de Wuhan. Dado el estricto control que el gobierno chino ejerce sobre las publicaciones científicas, el investigador debió retirar el estudio publicado.
Durante la gestión del presidente Trump, la insistencia sobre la teoría de laboratorio chino dio lugar a una queja formal por parte del Partido Comunista Chino lo que concluyo en una negociación que ponía límites a la insistencia sobre dicha teoría.
A continuación, fue publicada en la prestigiosa revista The Lancet, una carta firmada por un grupo de científicos liderados por el Dr. Peter Daszak, presidente de la organización ECO Health Alliance, “condenando las teorías conspirativas sobre el origen del Covid 19”. En paralelo Daszakle agradeció mediante una carta dirigida a Fauci, el apoyo dado al rechazar la teoría conspirativa y abonar la de la “evolución natural del virus.”
Cabe recordar que la Institución que dirige el Dr. A Fuaci financió, con dinero de los ciudadanos estadounidenses, a ECO Health Alliance para que realice investigaciones sobre los Coronavirus y ellos a su vez remesaron dinero al laboratorio de Wuhan para que se realicen los experimentos sobre “Ganancia de Función” en un tipo especial de coronavirus a fin de hacerlos más transmisibles y agresivos.
La rápida alineación de una parte de la comunidad científica detrás de la postura de Daszak para presentar la carta que luego fuera publicada, es más fácil de entender si tenemos en cuenta que el organismo que dirige el Dr A. Fauci, financia la mayoría de las investigaciones científicas que llevan a cabo esos investigadores incluyendo las de ECO Health Alliance, a cargo de Daszak.
En este punto aplicarían dos frases: “no se puede tapar el sol con las manos” o con un sentido más religioso, “la verdad os hará libres”. Las investigaciones dentro de las agencias federales de EEUU continuaron y las evidencias en torno del “lableak” son cada vez más sólidas, poniendo a A. Fuaci frente a una situación casi terminal. El, no solo sabía que se estaban efectuando investigaciones sobre “coronavirus potenciados” sino que las estaba financiando indirectamente a través de ECO Health Alliance.
A partir de aquí solo quedarían preguntas de altísimo impacto por contestar: ¿cuál era el sentido de las investigaciones de Ganancia de Función en virus? ¿Se estaba estudiando una posible arma biológica?,¿a cuál de las dos potencias le interesaba este tipo de investigaciones? Y, por último, ¿el virus, realmente se escapó?
El martes 15 de junio un grupo de senadores republicanos presentó una solicitud al Congreso Norteamericano para que se le reduzca a cero el sueldo del Dr. A. Fuaci y a su vez sea reemplazado en su cargo por otro funcionario.
Los estadounidenses comenzaron a demandar explicaciones de algo que les ha costado la vida a miles de ellos y les ha alterado sustancialmente su estilo de vida.
BIG PHARMA vs IVERMECTINA (o GOLIAT vs DAVID.)
Uno puede tener acceso a los protocolos de investigación de las vacunas en curso (americanas o europeas) si consulta el sitio “ClincalTrials.gov” seguido de “Covid-19 Clinical Studies”, donde se puede encontrar la descripción de las investigaciones que se están llevando adelante.
Como ejemplo podemos tomar la de Pfizer-Bion Tech, cuya fecha de inicio está datada el 29 de abril de 2020, cuyo número estimado de pacientes a enrolar es de 43.998 y cuya fecha estimada de finalización está prevista para el 2 de mayo de 2023. Actualmente se encuentra en Fase 3, lo que implica su aplicación en un grupo ampliado de “personas sanas” que se irían incorporando luego de cumplir con los de criterios inclusión definidos dentro del protocolo y de dar su consentimiento informado con una firma al pie de dicho consentimiento. Para quien no esté familiarizado, el acceso a esta investigación se produce en forma voluntaria, lo que implica una detallada explicación e informe de los riesgos y potenciales beneficios de recibir la vacuna por parte del investigador a cargo. A continuación, se le confecciona una historia clínica y se decide, de acuerdo al diseño del protocolo, que tipo de tratamiento recibirá y como serán los sucesivos controles clínicos y de farmacovigilancia que se le realizarán hasta concluir el estudio.
En condiciones habituales, luego de finalizada la fase 3 y una vez concluido el análisis de los resultados por parte de la comunidad científica, en caso de que estos fueran beneficiosos, se debería solicitar y obtener una APROBACION por parte de las entidades regulatorias para su uso clínico masivo (Fase 4).
Sorprendentemente, a la fecha todas las vacunas se están aplicando en forma masiva, lo que implica una simultaneidad entre Fase 3 y Fase 4. ¿Cómo ha ocurrido esto? Los entes reguladores (Food and Drug Administration, European Medical Agency) han otorgado AUTORIZACIONES DE EMERGENCIA (EUA) en base a informes “parciales” de dichas investigaciones, en función de dar una respuesta a la Pandemia. Estas “autorizaciones”, están lejos de ser “aprobaciones”, dado que esto último implicaría que dichas entidades regulatorias, compartirían la “certeza” (y la responsabilidad legal que eso implica) de que el tratamiento en cuestión es beneficioso para la población para la cual está indicado.
Un punto a tener en cuenta y para lo cual no hay recursos que lo puedan modificar es el TIEMPO. El factor “tiempo” comienza por sorprendernos cuando vemos por ejemplo que a poco más de 30 días de declarada la Pandemia en el mundo, en marzo 2020, la Industria Farmacéutica ya había realizado estudios de mercado, investigación básica, inversiones millonarias para la producción, comercialización y distribución de las vacunas.
Si tenemos en cuenta que, durante el comienzo del 2020, del virus y su comportamiento se sabía poco y nada, resulta difícil comprender cuales fueron los datos sobre los que se montó este extraordinario y rápido desarrollo tecnológico.
Por otro lado, a la fecha podríamos concluir que, este audaz desarrollo de vacunas contra un virus que nos sigue sorprendiendo día a día, no ha podido adelantarse el mencionado factor “tiempo” ya que nadie puede afirmar con seguridad cuáles serán las consecuencias a futuro de los modelos de las vacunas que se están aplicando, que pasará con aquellas personas que sufrieron la enfermedad por Covid 19 ni mucho menos cuáles serán las mutaciones a las que deberemos enfrentarnos.
Para aportar más datos que deberían alertarnos, respecto del virus podríamos decir que la aparición de secuelas de tipo cardiológicas, respiratorias, neurológicas y psiquiátricas, siguen siendo motivo de estudio para determinar cuál podría ser el mecanismo que las genera y si existe un factor común que las explique.
Respecto de las vacunas, los cada vez más frecuentes casos de trombosis no solo han sorprendido a los fabricantes, sino que llevó a la necesidad de hacer estudios más profundos sobre el tema por parte de un grupo de investigadores alemanes que, en abril de 2021, finalmente lograron determinar el mecanismo que ligaba a las vacunas con la formación de coágulos. Por otro lado, en Israel se continúan publicando casos de miocarditis (inflamación del musculo cardiaco) y de casos en los que observa la reactivación de virus del Herpes Zoster en personas que ya se habían vacunado.
El tiempo de evolución de la Pandemia y particularmente del seguimiento de los pacientes ya vacunados es lo suficientemente corto para poder asegurar un futuro libre de riesgos y efectos colaterales potencialmente irreversibles.
De una manera absolutamente inesperada, desde abril de 2020, apreció en escena una droga llamada Ivermectina, que lentamente fue consolidando su utilidad, tanto para la prevención como para el tratamiento de la enfermedad por Covid.
La historia de esta droga comienza en 1981 cuando fue descubierta y comenzó a utilizarse como antiparasitario en animales. Luego se la empezó a utilizar en parasitosis humanas como es la oncocercosis, una enfermedad que puede afectar a millones de personas y generarles ceguera o la muerte. Por tal motivo fue aprobada por la FDA para su uso en humanos y la OMS la ha considerado una de las drogas de mayor impacto en beneficio de la humanidad. Los notables resultados observados durante tantos años le valieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina al japonés Satochi Omura, a treinta años de su descubrimiento.
En abril de 2020 la DraKylie Wagstaff, junto con un grupo de investigadores de la Universidad de Monash en Australia, publicaron sus hallazgos al observar la sorprendente efectividad “in vitro” de la Ivermectina. Luego de aplicarla, se logró reducir 5000 veces la carga viral de la muestra en estudio, dentro de las 48 hs posteriores a su utilización.
Este efecto antiviral in vitro luego fue observado para otros virus como el del Dengue, Zika, gripe y VIH.
Frente a estos hallazgos y en condiciones de Pandemia, esta droga comenzó a ser utilizada bajo estudios inicialmente observacionales que fueron seguidos de estudios con grupos control, estudios de doble ciego y por último, todos estas investigaciones se analizaron bajo el formato de “meta-análisis” a manos de grupos de investigadores independientes. Recientemente se han publicado estos datos en una edición de enero 2021 de la revista “American Journalof Therapeutics”. TODOS los resultados mostraron concordancia en cuanto a los beneficios tanto en la prevención del Covid como en el tratamiento de la enfermedad. NUNCA se reportaron efectos negativos y mucho menos se denunciaron efectos tóxicos.
Su costo está calculado en centavos de dólar y su accesibilidad al público general es amplia dado que no está atada a la vigencia de una patente.
Frente a tanta evidencia positiva, vale destacar que se decidió utilizar en grandes poblaciones como Ciudad de México (quinta ciudad del mundo en densidad poblacional) o en grandes ciudades de la India como Mumbai o Utah Pradesh. En ambos casos los resultados de su uso, lograron una significativa reducción las hospitalizaciones y de las muertes, ratificando una vez más, los beneficios observados en todos los estudios previos.
Frente a la abrumadora evidencia en favor de la Ivermectina para prevenir y tratar el Covid 19, la única respuesta que se obtuvo de entidades regulatorias como la FDA y la EMA es que “aún no hay suficiente evidencia sólida que respalde su uso”. Las consecuencias de postura, a todas vistas “incorrecta”, es que muchos médicos se ven impedidos de usarla y otros tantos adhieren a la postura de estas entidades con la única convicción que da la “confianza” depositada en el renombre de estas instituciones regulatorias y los “expertos” que la constituyen.
En nuestro país, no solo ha sido investigada, sino que al menos 6 provincias la han incluido dentro de distintos esquemas terapéuticos. Recientemente la provincia de La Pampa publicó los resultados de su uso comunitario, habiendo logrado una reducción de las hospitalizaciones y las muertes por Covid.
Como se puede observar hasta acá, los hechos parecen ser mucho mas complejos que lo imaginado por lo que continuará en nuestra próxima columna dominical…
“LO QUE UD NO SABE Y ELLOS SI”…
FELIZ DIA DEL PÁDRE A TODOS LOS LECTORES QUE LO SEAN¡!!.. y FELIZ DIA DE LA BANDERA!!
(*) Médico cardiólogo, docente universitario, ex presidente del Distrito Conurbano Norte de la Sociedad Argentina de Cardiología, responsable de Arritmias y Marcapasos del hospital Bernardo A. Houssay (retirado), cardiólogo del Hospital Británico, vecino de Pilar.