Columnistas

Hanna Reitsch: «Volar fue mi vida»

Por Denes Martos (*)

No tengas miedo de levantar vuelo. Allá arriba todavía no se quedó nadie; al final, todos bajaron.

Hans-Ulrich Rudel 

El hombre debe elevarse por encima de la Tierra,hasta la cima de la atmósfera y más allá. Sólo así comprenderá plenamente el mundo en el que vive.

Sócrates

Todo despegue es opcional. Todo aterrizaje es obligatorio.

Anónimo

Hanna Reitsch fue una persona que dedicó su vida a una pasión: ¡volar! Su destreza, su valentía y su capacidad de concentración la convirtieron en uno de los mejores pilotos de Europa, con más de 40 récords mundiales de altura y velocidad, tanto con aviones a motor de explosión como, sobre todo, con planeadores; hecho que no ha sido igualado por otra mujer en el mundo.

Una pionera

Hanna Reitsch nació el 29 de marzo de 1912 en Hirschberg, entonces región alemana, hoy Jelenia Gora en Polonia. Una de las cunas de la aviación sin motor, por lo que no es de extrañar su pasión por los aviones. Además, pertenecía a una familia bien situada económicamente, lo que le permitió desde bien joven comenzar a tomar cursos de aviación. Con 20 años, también inició estudios de medicina: su sueño, ser médico-misionera en colonias alemanas pilotando su propio avión. Algo que no parecía nada complicado para una mujer que, con solo 19 años, ya había establecido su primer récord mundial, el de duración de vuelo sin motor, con algo más de cinco horas permaneciendo en el cielo. Récord que prácticamente doblaría al año siguiente, al alcanzar las once horas y media. Y es que en esos primeros años, sus récords se fueron sucediendo uno tras otro: en 1934 también logró el mejor registro de altura en caída libre, con 2800 metros. Y en 1936, la mayor distancia de trayecto en vuelo alcanzada por un planeador, con 305 kilómetros. Ese mismo año logró batir el récord mundial de distancia libre al volar desde Wasserkuppe hasta Hamburgo, y se convertía además en la primera mujer que sobrevoló los Alpes en un planeador. 

No sólo eso. Reitsch se convirtió en una pieza indispensable en la instrucción dentro del Instituto Alemán para el Desarrollo de Planeadores, donde contribuyó además en diversas expediciones con fines científicos por todo el planeta. Entre otros cometidos, realizó el programa de pruebas del DFS Kranich, el primer planeador biplaza.

El Estado requiere sus servicios

Su actividad no pasó desapercibida para Adolf Hitler, que tenía en la Lutwaffe, la Fuerza Aérea Alemana, uno de sus componentes esenciales dentro de sus planes militares, con lo que no fue poco el tiempo y esfuerzo que le dedicó. Y una persona con tanta destreza y tanto talento no podía pasar desapercibida, por lo que Reitsch fue contratada como piloto de pruebas de nuevos aparatos que posteriormente serían usados en la Segunda Guerra Mundial.

Realizó diversos proyectos para el desarrollo de la Lutwaffe, participó en los avances tecnológicos que hicieron de la aviación alemana, en su momento, la fuerza aérea más poderosa del mundo. Le valió para recibir el título de «Flugkapitän» (Capitán de Aviación), concedido a aquellos que habían demostrado capacidad y méritos particulares. Era la primera mujer que lo recibía.

Entre aquellos proyectos, el del primer vuelo bajo techo de un helicóptero, en 1938 en Berlín; las bombas voladoras V-1, que utilizaban un motor cohete, y que terminarían asolando Londres; o los aviones suicidas alemanes – como los kamikazes japoneses – que finalmente Hitler descartaría al considerar la pérdida segura del piloto algo innecesario. Hanna Reitsch probó un sinnúmero de los aviones que se produjeron para la Luftwaffe. Recibiría la Cruz de Hierro de Primera Clase. Otra vez sería la única mujer en conseguirlo.

El sitio de Berlín

Su último vuelo hacia el fin de la guerra fue sin duda el más complicado. Ya en el ocaso del III Reich, Hitler solicitó al general Robert Ritter von Greim – un amigo íntimo de Hanna Reitsch – que aceptara el cargo de comandante de la Lutwaffe. Para ello le solicitó a von Greim que se presentara en el bunker de Hitler en Berlín.

Von Greim y Hanna decidieron acudir a la llamada, aun a sabiendas de que llegar hasta allí sería prácticamente imposible. Las tropas del ejército soviético llevaban varias semanas presentando batalla en las calles. Ambos sabían que traspasar las líneas iba a ser una misión casi suicida.

Llegar desde Munich hasta las afueras de Berlín fue tremendamente complicado, teniendo que realizar diversos vuelos a muy baja altura para evitar los ataques soviéticos. Llegar al centro de la ciudad era imposible por vía terrestre, y ya no existía ningún aeródromo bajo control de las tropas alemanas. Así que el objetivo pasó a ser aterrizar entre la columna de la Victoria y la puerta de Brandemburgo – en el Tiergarten – , esperando que la zona próxima a la Cancillería aún estuviera bajo control alemán. Un vuelo agónico – como relata la misma Hanna Reitsch en su autobiografía – y que terminó con éxito gracias a una increíble destreza.

Al final, como era inevitable, todo se derrumbó. Alemania perdió la guerra y Hanna Reitsch terminó prisionera. Estuvo en prisión por más de un año – 15 meses – pero al final, luego de presiones e interrogatorios varios, tuvieron que liberarla en 1946 ante la imposibilidad de presentar cargos contra ella.

Regreso a la competición

Pese a la tragedia que supuso para Hanna la pérdida de toda su familia y la derrota de su patria que había conocido tiempos de mucha esperanza antes de la guerra, en cuanto fue liberada decidió regresar a su vida anterior. Es decir, para ella todo siguió girando en torno a los aviones, pero ya no con fines militares, sino deportivos.

En 1952 fue la única mujer que compitió en el Campeonato Internacional de Planeadores de Madrid, donde se adjudicó la Medalla de Bronce. Tres años más tarde, en el Campeonato de Planeadores de Alemania, se llevó la victoria, siendo también la única competidora femenina. En los años siguientes, siguió coleccionando medallas en distintas competiciones, así como récords por todo el mundo.

Su pasión por los aviones también le permitió disponer mejor de su otra pasión, la de misionera. En 1959 se trasladó a la India, donde forjó una afable relación con Indira Gandhi. En 1961 es con Kennedy, en los Estados Unidos, con quien comparte vuelos. Y al año siguiente funda en Ghana, junto al Presidente Kwame Nkrumah, la Escuela Nacional de Planeadores.

Su muerte llegó en el agosto de 1979, cuando un infarto agudo de miocardio terminó con su vida. Tenía 65 años. Toda una vida en la que vivió de todo, pero siempre dedicada a los aviones y a su gran pasión: ¡volar!

 Listado de récords y distinciones

Hanna Reitsch fue una mujer excepcional. Como piloto, especialmente de planeadores pero también de cualquier cosa que volara en su tiempo, estableció más de 40 récords mundiales de altura y velocidad, que aún no han sido igualados por ninguna otra mujer. Y un detalle al margen: no necesitó hacer ningún desplante histérico feminista para hacerse respetar y hasta admirar por todos los hombres que la conocieron. Y eso, en medio de una guerra atroz y entre hombres que no eran precisamente condescendientes o fáciles de impresionar.

Algunos de sus logros

1932: récord de vuelo sin motor a largo plazo para mujeres (5,5 horas)

1936: récord de distancia femenino en vuelo sin motor (305 km)

1937: primera travesía de los Alpes en planeador por una mujer

1937: la primera mujer del mundo en ser nombrada capitana de vuelo por el coronel Ernst Udet

1937: primera mujer del mundo en pilotar un helicóptero (Focke-Wulf Fw 61); también vuelo en un ambiente cerrado («Deutschlandhalle»).

1937: récord mundial de helicópteros (109 km)

1938: Ganadora en el «Concurso alemán de distancia en planeador» Sylt – Breslau (Silesia)

1939: récord mundial de planeador femenino en vuelo a destino fijo.

1943: Como piloto de pruebas en el Centro de Pruebas de la Fuerza Aérea de Rechlin: primera mujer en pilotar un avión a reacción (Messerschmitt Me 163A) y sobrevivir a un grave accidente de aterrizaje. Por ello, fue la única mujer en la historia de Alemania en recibir la Cruz de Hierro de Primera Clase.

1944: Primera mujer del mundo en pilotar aviones a reacción (Messerschmitt Me 262 y Heinkel He 162 en el centro de pruebas de la Luftwaffe en Rechlin)

1952: Tercer puesto en los campeonatos del mundo de vuelo sin motor de España con Lisbeth Häfner (clase biplaza)

1955: Campeona alemana de vuelo sin motor

1956: récord femenino alemán de vuelo en planeador 370 km)

1957: récord alemán de vuelo en altura para mujeres (6848 m) (primer diamante para Gold-C)

1960: vuelo triangular de 300 km (segundo diamante a Gold-C)

1970: récord de planeador femenino alemán de más de 500 km (tercer diamante para Gold-C), y también

1970: Campeona en la competición alemana de vuelo sin motor (categoría femenina)

1971: Campeona mundial en el Campeonato del Mundo de Helicópteros (categoría femenina)

1972: Récord alemán de velocidad en planeador sobre ruta triangular de 300 kilómetros

1977: récord alemán de planeador femenino en el vuelo destino-regreso de más de 644 km

1978: récord mundial de planeador femenino en el vuelo destino-regreso de más de 715 km

1979: récord de planeador femenino alemán en el vuelo de llegada y regreso de más de 801,70 km

Condecoraciones y distinciones

1941: Única mujer que obtuvo el Distintivo Militar Aéreo de Oro con Diamantes.

1941: Cruz de Hierro de Segunda Clase

1943: Cruz de Hierro de Primera Clase como la primera y una de las dos únicas mujeres en obtenerla

1971: Escudo de Silesia de la Landsmannschaft de Silesia

1972: Miembro Honorario de la Sociedad de Pilotos Experimentales en California y «Piloto del Año 1971» por la organización International Order of Charakters

1975: Obtención internacional de la «Windrose», Rosa de los Vientos.

 

(*) Politólogo, consultor nacional e internacional, analista de riesgos, escritor e investigador

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