Con 9,6 millones de personas habilitadas para votar, la Primera y Tercera secciones definen todo. Fortalezas y debilidades de las fuerzas para la madre de todas las batallas.
A fin de cuentas, el domingo a la noche cuando se abran las urnas, lo que importará es la cantidad de votos. Y los votos están en el conurbano de Buenos Aires; un juanete en el federalismo soñado sobre el que indefectiblemente los partidos terminan moldeando sus campañas, la imagen de sus postulantes y sus ejes discursivos. El Dios de las elecciones está en todos los distritos, pero atiende en ese conglomerado que rodea a la Ciudad Autónoma formado por 24 municipios, donde viven 11,5 millones de personas y el 40% es pobre… a lo sumo, atiende también un poco más allá, en la Primera y la Tercera secciones electorales, donde esta nota concentra la mirada.
El oficialismo lidia, además, con la pérdida del as de espadas, Cristina Fernández de Kirchner. A la falta de su figura en el cuarto oscuro, valga aunque sea su presencia en la cartelería y en los paredones de la región aquí enfocada, donde la vicepresidenta construyó gran parte de su poder y donde su hijo, Máximo Kirchner, empezó a refugiarse desde la toma del poder del PJ bonaerense y -más cerca en el tiempo- el copamiento de las listas.
Si las sangrientas batallas internas que no supo y/o quiso esquivar -La Matanza, Hurlingham, Tigre- atentan contra el oficialismo se verá más adelante, en el camino entre las PASO y las generales de octubre. La oposición se frota las manos.
El tour bonaerense que Santilli inició a principios de 2021 con el Plan Canje urdido por Larreta tendrá en ocho días la primera gran prueba de fuego. El Colorado es el principal activo del alcalde y el tiempo y las urnas dirán si termina siendo la llave maestra que le abra la puerta de la Casa Rosada. Un plan meticuloso y perseverante le han garantizado al diputado -además de un triunfo en la elección de medio término- un alto conocimiento en la población y una intención de voto superior a la del porteño en el conurbano; en parte, debido a la alianza que supo tejer con intendentes amarillos que se sientan sobre montañas de votos: Julio Garro (La Plata), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y su compañero en la fórmula para la gobernación, el interminable Gustavo Posse (San Isidro).
Interna a un costado, el team halcón suma a JxC con la figura de su jefa Bullrich y su precandidato a la gobernación, Grindetti, el alcalde de Lanús, el distrito más grande de los cinco que tiene la oposición en la Tercera. La interna pacífica acordada entre Santilli y Grindetti acaso termine configurando un activo determinante para las aspiraciones de la coalición en las generales de octubre.
Dos cucos
El desinterés creciente del electorado por ir a votar, repetido en las elecciones celebradas este año, encendió las alertas en el campamento de UP. El oficialismo cree que parte de ese sector desencantado que elige no votar es propio y por eso sale a buscarlo. Hasta último momento antes de la veda, la dirigencia seguirá llevando el mensaje de la conveniencia de sufragar. “Venimos a decirles que hasta el último bonaerense tiene que votar en las PASO del 13 de agosto. Es cuando tenemos que reventar las urnas”, repite Kicillof y machaca con que “no hay octubre sin agosto”.
La otra incógnita para las dos grandes coaliciones es Milei. No tranquiliza su mala performance en las elecciones provinciales celebradas. En ambos campamentos afirman que lo sucedido hasta ahora no es traspolable al conurbano, un territorio de características particulares por tamaño y diversidad donde el minarquista tiene buena llegada a jóvenes despolitizados, sectores populares y un electorado desencantado con la dirigencia. A quién le roba votos Milei es la cuestión. La certeza que comparten los consultados es que a todos les quita algo.
La última foto
Las cosas no surgen de un repollo. Conviene mirar por el espejo retrovisor y revisar la marcha del votante en las últimas dos elecciones para tener un indicio de adónde puede ir este año.
En 2019, la combinación de los malos gobiernos de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal con la imprevista jugada de CFK eligiendo a Alberto Fernández y el gran activo en que se convirtió Kicillof terminó configurando un tablero inmejorable para el oficialista Frente de Todos (FdT).
Volvamos a las dos secciones que nos ocupan. Redondeando, en la Primera el oficialismo sacó 52% de los votos contra 37% de la oposición. En la Tercera, el triunfo del peronismo fue aplastante: 60% a 30%.
Si bien las elecciones de medio término suelen ser favorables a las oposiciones, lo sucedido en 2021 es mucho más que una tendencia histórica. En la Primera ganó JxC. Fue 39,2% contra 39%. La oposición creció sólo dos puntos respecto de 2019, pero el oficialismo cayó 13 por ciento. En el detalle de aquella desgracia anida la esperanza de UP: “Perdimos, pero nuestros votos no fueron para ellos; están ahí, hay que ir a buscarlos”, dicen en el oficialismo. En la Tercera, el oficialismo retuvo el triunfo: fue 45% a 32%. Mismo análisis, misma hipótesis: los votos que perdió el peronismo no fueron a JxC.
Volvamos al principio. Con 9,6 millones de votos, en el conurbano y gran conurbano que conforman las 43 intendencias bonaerenses ubicadas en las dos secciones mencionadas, algo más del uno por ciento del territorio nacional, se define todo: las internas, la gobernación y la presidencia de la nación. El punto es quién manda en esta región. Hoy, ninguna fuerza puede presumir de tener el control de ese territorio.
(*) Licenciado en Comunicación Social. Trabaja en medios gráficos, digitales y radiales