Columnistas

“Nuestra sangre está en sus manos…”

Por Gustavo Vieyra (*)

Este es un “textual” tomado de una carta leída en voz alta por un participante de una audiencia pública, presenciada el 2 de noviembre de 2021 por el Senador de EEUU por el estado de Wisconsin, Ron Johnson*. En la misma se trató el “Mandato de la aplicación obligatoria de vacunas contra el Covid” y en ella participaron, dando su opinión, víctimas de efectos secundarios severos por el uso de estas vacunas. Los testimonios incluyeron personas de distintas actividades, incluyendo profesionales de la salud.

La carta de referencia debió ser leída por una tercera persona dado que el autor de la misma no pudo concurrir a la mencionada audiencia debido a la severidad de las lesiones. Las manos a las que se refería la carta eran las de los directivos del Centro de Control de Enfermedades (CDC), el Instituto Nacional de Salud (NIH),Administración de Alimentos y Drogas (FDA)y las autoridades federales que promovieron el uso masivo de estas vacunas y que actualmente están estrechando filas tras el “uso obligatorio de las vacunas” como condición para poder circular como un ciudadano libre (¿¿libre??).

Durante las dolorosas descripciones de cada uno de los efectos adversos ocurridos, se destacaba y repetía la misma sensación: abandono. No solo habían sufrido lesiones severas, sino que, frente a tal adversidad, súbitamente descubrían que se encontraban SOLOS, sin nadie que escuchase sus reclamos y mucho menos que los apoyase frente a la inmensa pérdida que estos eventos significaban. Estas iban desde limitaciones físicas, secuelas psicológicas, pérdida de la capacidad laboral independiente, hasta la pérdida del empleo.

El mismo Senador R. Johnson relató casos de suicidios que le fueron comunicados, en personas que no llegaban a tolerar las secuelas con las que habían quedado. Ni siquiera lograban denunciar adecuadamente estos efectos adversos porque nadie les respondía, mucho menos las empresas fabricantes de las vacunas.

A las espaldas del Senador, se destacaba un cuadro que mostraba datos comparativos entre las vacunas contra el Covid vs las vacunas contra la Influenza (gripe). Dos grupos de datos eran los más impactantes: el primero eran la cantidad de eventos por año: en el caso de la vacuna contra la gripe, 7596 y en el caso de vacunas contra el Covid 818.044. ¡Una diferencia de 180 veces más! El segundo grupo de datos eran las muertes por año: vacunas para la gripe 78. Vacunas contra el Covid 17.128.

Como corolario de esta reunión, el Dr. Peter Dashi, hizo referencia a una comunicación que presentó y fue publicada en el British Medical Journal de agosto de 2020, donde se objetaba la posibilidad de sacar conclusiones y en consecuencia, indicar el uso de vacunas cuando a la fecha, se carecía de información científica, sólida, transparente y analizada en forma independiente, simplemente porque las empresas fabricantes de las vacunas tendrían esta información disponible solo recién en los próximos años: Pfizer a partir de mayo del 2025, Moderna a fines de 2022 y J & J recién en julio 2022.

 El uso de máscaras: una indicación muy floja de papeles

Cuando se busca el fundamento científico que avala tal indicación, nos encontramos con que dos de las fuentes sobre las que se apoyan las autoridades, son en primer lugar un trabajo danés publicado en la revista “Annals of Internal Medicine” en marzo 2021, donde se compararon dos grupos de personas, unos con y otros sin mascarillas y se midió el impacto de las mascarillas en cuanto a contraer Covid en cada uno de los grupos. El resultado fue que luego de efectuarse los cálculos estadísticos que separan el azar de una alta probabilidad, NO HUBO DIFERENCIAS SIGNIFICATIVAS entre los grupos en la posibilidad de contraer Covid.

La segunda referencia es un estudio hecho en Bangladesh y presentado en una comunicación interna de la Universidad de Yale en abril 2021. Luego de ser re evaluado por pares, el estudio fue criticado por “inconsistencia en el diseño” y la “debilidad” de sus resultados. Es importante destacar que, estos dos estudios fueron los únicos diseñados de forma tal que cada grupo comparativo fuese distribuido al azar (Randomizados).

En una revisión crítica efectuada por investigadores del Instituto CATO, sobre la evidencia disponible sobre el “uso comunitario de mascarillas de tela para limitar la diseminación del virus del SARS-COv 2”, presentada el 8 de noviembre 2021, se concluye que, sobre 16 estudios cuantitativos sobre la utilidad de las mascarillas, ocho son críticos o ambiguos en la recomendación de las mascarillas y los otros ocho, aportan una evidencia limitada para recomendar el uso público de mascarillas. Un dato no menor es que, a diferencia de los dos primeros estudios mencionados, todos estos estudios restantes fueron OBSERVACIONALES, lo cual resulta en un tipo de diseño de estudio, lleno de “confundidores” e imposibilitado de ofrecer conclusiones sólidas.

Sorprendentemente, esta información, en algún sentido ya estaba disponible desde el año 2009, cuando, tanto la Organización Panamericana de la Salud como la Organización Mundial de la Salud, a raíz de la epidemia del virus de la gripe A (H1N1), cuya vía de diseminación eran las microgotas que se expulsan al hablar, estornudar o toser, NO RECOMENDABAN EL USO COMUNITARIO DE MASCARILLAS, excepto para aquellos que estuviesen enfermos o sintomáticos.

Arrecia una segunda ola: la del TERROR

Nuevamente se empiezan a observar indicaciones de confinamientos, cierres de fronteras, limitaciones en las actividades, con el agravante de que la promoción del uso de vacunas como camino a la salvación, emerge de una manera violenta e irracional. Se desencadenaron mecanismo de represión inimaginables en países del primer mundo que siempre hicieron gala de la Libertad como parte de su ADN, más aun luego de haber padecido la cruel experiencia de guerras mundiales y el sometimiento a regímenes totalitarios. Me refiero puntualmente a lo que está ocurriendo con Austria, Australia, Francia, Italia, Alemania y Países Bajos.

Austria sería un buen ejemplo para describir lo comentado: no parece recordar lo que significó la pérdida de su independencia y como consecuencia de su libertad a manos de los alemanes en marzo de 1938. Hoy literalmente persigue a sus conciudadanos para exigirles la portación actualizada del pasaporte verde (plan de vacunación completo), que en caso de no tenerlo o negarse a la vacunación, son confinados en sus casas, limitados a solo abandonarlas por trabajo y/o compra de alimentos. Y si la resistencia o negación persiste son multados con el pago de 1500 Euros.

Es interesante recordar que ese mismo país, según datos de2010, tenía un 36% de su población consumiendo tabaco (primero en el libro de los Guinness) y que cada año se morían 12.000 personas por enfermedades relacionadas al tabaquismo (11.000 activos y 1000 pasivos). Sin embargo, nadie recordará al Pasaporte Verde Libre de Humo, simplemente porque nunca existió y mucho menos una persecución a la gente para que abandone el hábito a pesar de la existencia de leyes antitabaco. Mas aun, tanto los hoteles como los cafés vieneses hacían gala de haber atendido a prohombres como Sigmund Freud famoso por sus bocanadas de humo de cigarro.

Podría repetir una historia similar con Australia, el país de la libertad y los emprendedores, transformada en un régimen opresor y violento para todo aquel que pretende decidir por sí solo, qué hacer con su salud. La lista seguiría con Francia, cuyo emblema expresa en primer lugar: “Liberté…”. Hoy parece una broma de mal gusto.

Sin embargo, esta vez las cosas parecen no resultar tan fáciles para los gobernantes que quieren someter a sus gobernados. La violencia engendra más violencia, la resistencia es cada vez mayor. La información sobre los perjuicios generados por las vacunas, su ineficacia, marcada por la pérdida prematura de la protección y el requerimiento de cada vez más dosis de refuerzo, le da cada vez más fuerza y convicción a la resistencia ofrecida para el uso de las vacunas, transformándola no solo en la lucha por la defensa de la libertad de decidir por sí mismo sino, en la defensa por la protección de la salud de propios y ajenos y así, lograr que la “sangre deje de manchar las manos” de los que promueven el uso indiscriminado de estas vacunas.

Recomiendo volver a leer mi columna del 7 de noviembre: “Casi 20 meses después: ¿hemos aprendido algo?”

*Vaccine Mandates Expert Panel Highlights (Video YouTube)

(*) Médico cardiólogo, docente universitario, ex presidente del Distrito Conurbano Norte de la Sociedad Argentina de Cardiología, responsable de Arritmias y Marcapasos del hospital Bernardo A. Houssay (retirado), cardiólogo  del Hospital Británico, vecino de Pilar.

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