En 2023, Los Tres Chiflados -esos que hicieron reír a muchas generaciones en todo el mundo-.cumplen un siglo, desde su debut teatral. También 90 años desde que llegaron al cine y 50 del tardío homenaje de Hollywood con una estrella en el Paseo de la Fama.
Los Tres Chiflados cumplen años, como no podía ser de otra forma, por triplicado. No es broma: como grupo nacieron hace un siglo en el que se impusieron como la versión guarra de los creadores del cine mudo, léase Chaplin, Lloyd, Laurel & Hardy o Keaton. A su vez en el cine debutaron el 26 de agosto de 1933, y desde el 20 de agosto de 1993, hace 50 años, tienen una tardía estrella en el paseo de la Fama de Hollywood.
El teatro en su país, los cortometrajes como complemento de los estrenos de Hollywood, más tarde el cine con formato largo, y finalmente su resurrección como serie de televisión en 1959 en pantalla estadounidense oficialmente hasta 1972, los impusieron como marca registrada, un sello que no pierde actualidad aún con sus transgresiones hoy políticamente incorrectas.
En este sentido, Argentina no es una excepción.
No es casual que Diego Capussoto lo haya llevado a Gustavo Cerati para reversionar «De música ligera», rebautizado como «Llamen a Moe», en «Todo x 2 pesos» ya que en el primero de sus cortometrajes de 1934, décadas después famoso por televisión, el trío se unía a un grupo de machistas empedernidos en el que aquel violinista medio calvo pero con estambres de pelo en su periferia, traicionaba el juramento cuasi masónico, enamorándose de una chica.
El primer contacto del público mundial con Los Tres Chiflados fue en las salas de cine, aquellas funciones conocidas en esta geografía como «parroquiales», o las «de continuado» que juntaban cortos de humoristas del periodo silente que abordaban diferentes géneros, como el western. También sonoros y de ciencia ficción, como ocurrió con los 13 memorables capítulos de la miniserie «Flash Gordon», rodados y estrenados en 1936.
Sin embargo, el trío nació mucho antes de que se convirtiera en protagonista de la industria del primer cine sonoro con esos episodios unitarios. Fue en los escenarios del varieté de 1923, cuando el mundo estaba en un momento bisagra, a mitad de camino entre la guerra que fue y la que sobrevendría, todavía en el epílogo de la Gripe Española y con ya tres años de Ley Seca -hasta 1933-, con la devastadora crisis económica y el simultáneo crecimiento de la mafia. Ese mismo año el cine los atrapó.
Ésta intenta ser una breve historia de Los Tres Chiflados, ese grupo de comediantes locos y entrañables que nos hicieron reír a carcajadas, que llegaron a la televisión privada argentina en 1962 luego de su paso por salas, cuando Proartel -la empresa del cubano exiliado Goar Mestre, dueña de la licencia del Canal 13- los puso en su grilla, primero subtitulados, luego se vieron por Canal 11 (hoy Telefe) y América. Pasaron seis décadas y siguen siendo cada tanto, finalmente por eltrece, un buen recurso de mediodías.
Aquellos desayunos o almuerzos fueron los preferidos de chicos y adolescentes que acompañaban su llegada o partida a la escuela con estos humoristas, o con «El Zorro», producido a finales de la década anterior por Disney. Algunos episodios de ambas series, fueron remasterizados y coloreados para una nueva vuelta en el tiempo.
Chicos, adolescentes y adultos eran convocados por los receptores de televisión en blanco y negro al son de la vieja melodía infantil «Tres ratones ciegos» («Three blind mice»), primero en horarios perdidos de la programación, luego al mediodía o en el momento de la merienda, para dar fe que los mayores disparates, en más de un sentido, tenían nombre y apellido.
Otras de las canciones que los identificaban era «Escucha al ruiseñor» («Listen to the Mockingbird»), un viejo tema popular estadounidense de finales del siglo XIX, de Septimus Winner, firmado con el seudónimo femenino de Alice Hawthome, con música de Richard Milburne, uno de los temas preferidos de Abraham Lincoln y resucitado en los 20s según la versión de Burl Ives.
Además del siglo de su surgimiento, este 20 de agosto de 2023 los chiflados cumplieron 50 años de su entrada al Paseo de la Fama Hollywood con una estrella que los recuerda, un reconocimiento tardío que era lógico se les debía porque su humor grotesco pudo pervivir con el paso de cinco décadas, es decir varias generaciones de público a lo largo de más de medio siglo de permanencia con diferentes formatos.
Los Horwitz, de Lituania a Estados Unidos
El grupo nació en el seno de la familia Horwitz, judíos de Lituania, cuyo apellido de fantasía en los teatros neoyorquinos fue Howard. Los dos que siempre participaron en sus cuatro versiones fueron Moe (en verdad Moses Harry Horwitz, 1897-1975), el jefe del grupo, más mandón y violento, y Larry Fine (Louis Feinberg, 1902-1975) en la ficción «Larry».
En su debut en el cine, el tercero del grupo fue Curly Howard (Jerome Lester Horwitz,1903-1952), hermano de Moe al igual que Shemp Howard (Samuel Horwitz, 1895-1955), es decir «Shemp», que había ocupado ese lugar en los primeros tiempos de vodevil, Joe DeRita (Joseph Wardell, 1909-1993), o «Curly Joe» y Joe Besser (Joseph Besser, 1922-1970) también «Curly Joe».
Todo empezó en la década de 1920, cuando Moe conocido como «El Jefe», junto con su hermano Curly, formaron una pequeña compañía de vodevil. Más tarde, se unió su amigo Larry, quien se convirtió en su compañero inseparable. Juntos, conformaron el núcleo central de Los Tres Chiflados. Siguieron juntos hasta 1946, cuando el singular tercer integrante fue reemplazado por el también particular Shemp, el mayor de los Howard.
Después de su exitoso paso por los escenarios -en los que profundizaron en su humor «grueso», por sus sketches, gags con doble sentido y desafiante -aparente- violencia física que recordaba a los clowns más perversos hasta entonces, y una vez terminada la prohibición alcohólica-, el grupo fue convocado por el cine con formato de serie, que les permitiría inmortalizarse, más allá de que sus incursiones en el largometraje no resultaron tan exitosas como las del dúo Abbot y Costello, que nacido en 1938 y de origen radial, funcionaria tanto en cine como en televisión varias décadas.
De los escenarios a los sets
Su debut en el cine fue el 26 de agosto de 1933 de la mano de la Metro Goldwyn Mayer; uno de cuatro filmes cortos en dos rollos (20 minutos) producidos por ese sello como «Cerveza y pretzels» («Beer and Pretzels») que completaban aquellos programas que solían verse por unos pocos centavos en las salas de entonces. Así nació su vínculo de más de tres décadas con el cine primero y luego con la televisión.
En verdad aquella primera aparición fue detrás de Ted Healy, un comediante por entonces exitoso, cuya trama mostraba a un grupo de variete que luego de ser echado a patadas del lugar donde hacían sus humoradas, terminaban trabajando como mozos en un dancing, y protagonizando un disparate mechado por números musicales, que termina en una bataola.
Tras el éxito de aquella primera aparición, en 1934, el grupo se unió a Screen Geems, un sello menor de Columbia Pictures para los complementos de sus largometrajes con un contrato por igual monto del de MGM, sin imaginar que su marca registrada de comedia slapstick, es decir la que exagera la violencia física sería tan exitosa.
A lo largo de su carrera, el trío de LTC apareció en 190 cortometrajes, esos complementos que se veían en las salas estadounidenses antes de la proyección de largometrajes, todos llenos de caos y golpes muy exagerados en medio de tramas muy pero muy disparatadas. Eran expertos en provocar carcajadas con sus patadas, piquetes -de ojos- y tortazos.
El primero de aquellos nuevos cortos de entre 15 y 20 minutos cada uno fue «Los odiamujeres», en donde el machismo del trío, afiliado a un club de solteros podría resultar cuestionable. al que siguió «El boxeador musical», que no es otro que Curly, que de mozo en un bar llega a un ring donde reacciona a los puñetazos con una melodía pegadiza tocada en violín por Larry, El tercero fue «Hombres de negro», donde encarnan a médicos hospitalarios y el cuarto «Tres magos del fútbol», en su caso el americano.
Cada cortometraje presentaba una estructura similar: los chiflados se metían en todo tipo de problemas, desde trabajos absurdos hasta enredos amorosos con chicas del chorus líne muy bonitas. Moe, el líder prepotente y autoritario, daba órdenes y administraba los golpes, mientras que Larry, con su melena característica que subrayaba su inocencia para interpretar las situaciones más difíciles, intentando mantener cierta cordura, y Shemp (el reemplazo de Curly), con su pelo engominado que en verdad parecía peinado con lengua de vaca, y que aportaba una dosis extra de torpeza.
La popularidad de Los Tres Chiflados alcanzó su punto máximo en la década de 1940, en coincidencia con la guerra. Sus cortometrajes se convirtieron en un fenómeno y su humor físico conquistó a audiencias de todas las edades. No había nadie que pudiera resistirse a sus ocurrencias cómicas. Y de aquellos tiempos son los episodios en los que se burlaban del nazismo incluso de Adolfo Hitler, encarnado por Moe en «You Natzy Spy!», es decir «Tu espía asqueroso!», anticipándose nueve meses a Charles Chaplin y su versión en el «El gran dictador», aunque ese mérito nunca es dimensionado como corresponde.En el episodio el disfrazado de mariscal de campo se refiere a la ofensiva de Morónica, el país que simula ser Alemania nazi (moron en inglés significa tarado por lo que podría traducirse como Taradolandia), diciendo «Bombardeamos 56 hospitales, 85 colegios, 42 guarderías, cuatro cementerios y otros objetivos militares vitales». «Está prohibido leer libros. Imagínese que aprende algo, salga y queme todos los libros», comenta Moe-Fhurer en un momento. «¿Podré tener un uniforme lleno de medallas?», pregunta el nuevo mariscal de campo; «Claro, podrá tener cien uniformes si sale y mata a cien generales», le responde.
En 1941, hubo un segundo episodio con la misma temática y tiempo después hubo otro destinado a burlarse de Stalin.
Sin embargo, en 1955, Shemp falleció repentinamente debido a un ataque al corazón. La pérdida fue devastadora para el grupo, pero no se rindieron. En su lugar, contrataron a otro hermano, Joe «Curly Joe» DeRita, quien se convirtió en el tercer chiflado.
Todo tiene un final
Los chiflados protagonizaron un puñado de episodios para MGM,190 y190 Screen Gems-Columbia Pictures además de aparecer en 29 largometrajes, el último «Los Tres Chiflados y los pistoleros» (1965), de Norman Maurer,
La década de 1950 ya en televisión Shemp Howard, Joe Besser y Joe DeRita, ocuparon el lurga vacante de Curly y Shemp Howard.De aquella rica primera etapa Moe y Larry nunca cobraron dólar alguno por su repetición de los viejos cortos en la pantalla hogareña porque el contrato original no los consideraba propietarios del producto. Ya en la década siguiente, los que quedaron sobrevivieron gracias a programas de televisión y como invitados en algunas películas. Aunque el formato había cambiado, su esencia cómica seguía intacta. Seguían siendo los maestros del humor tonto, surrealista y la comedia física.
A medida que avanzaba la década de 1970, la salud de los chiflados comenzó a deteriorarse. Moe quien insistía en que su flequillo fue copiado por Los Beatles, sufrió un derrame cerebral en 1970, pero eso no lo detuvo. Siguió trabajando hasta su muerte en 1975, a los 77 años.
Larry, por otro lado, luchó contra una serie de problemas de salud, incluido un derrame cerebral en 1970. Aunque intentó continuar actuando, finalmente se retiró. También falleció en 1975, solo unos meses después de la muerte de Moe.
Curly Joe -Joe DeRita- , el menos afortunado de las distintas versiones del «tercero» del grupo, fue el último de Los Tres Chiflados en dejar este mundo. Después de la muerte de Larry, y en retiro efectivo de su profesión de actor, continuó haciendo apariciones ocasionales en homenajes de eventos relacionados con Los Chiflados. Murió en 1993, pero su espíritu cómico perdura en la memoria de los fans.
Chiflados animados
Los viejos episodios -tanto los de cine como los hechos para la ascendente televisión- inspiraron una tira animada titulada «Los nuevos 3 chiflados», una curiosa experimentación de mezclar viejos fragmentos con las caricaturas en nuevas historias con algunos personajes nuevos, en especial villanos, en medio de peripecias poco creativas que no dejaron marca en la pantalla chica
Entre 1965 y 1966 se probó suerte con 156 episodios de una curiosa combinación de acción en vivo, tomada de los episodios originales como prólogo y epílogo de dibujos animados con el trío, para el caso con Moe, Larry y Curly Joe (DeRita) que todavía vivos aportaban sus voces en el doblaje en inglés, no obstante no lograron entusiasmar demasiado a la teleplatea.
En los tiempos del VHS volvieron a cumplir un ciclo exitosos para los coleccionistas, y fue una etapa en la que se reeditaron, primero en casete y luego en DVDs, colecciones digitalizadas y coloreadas, que en la actualidad suelen tener presencia aleatoria en Star+ y Pluto TV.
Un telefilme intento en 2000 contar sus vidas y el reciente cine estadounidense los revivió con nueva impronta en «Los Tres Chiflados» (2012), de los hermanos Bobby y Peter Farrely, los mismos de «Tonto y Retonto», que no resultó para nada feliz.
Así, con la perspectiva que permite el paso de tantas décadas de su apogeo, Los Tres Chiflados dejaron un legado imborrable en el mundo del humor. Su estilo único y su habilidad para hacernos reír incluso a carcajadas en las pantallas hogareñas los convirtieron en verdaderos íconos de la comedia. A pesar de los golpes y duros tropezones en sus propios caminos, siempre regalaron sonrisas y momentos inolvidables y hasta el día de hoy, sus locuras siguen resonando en los corazones de padres, hijos y nietos, dando muestras de que la leyenda sigue viva.