Lección en elección: quién dice que se necesitan el «aparato» o millones de pesos

En Viamonte (Córdoba), Facundo Manzoni se candidateó pocos días antes de las elecciones. Pudo entregar solo 49 folletos en su pueblo y destronó al peronismo que gobernaba desde la vuelta a la democracia. Festejó dando vueltas con un sulki.

La historia comienza hace 80 días, en una charla casual, cuando un mecánico le preguntó al productor agropecuario Manzoni «qué se podía hacer por el pueblo», y entonces decidió que «como hay que dar la pelea desde adentro, y esto era tierra de nadie, nos presentamos”.

La campaña del joven -tiene apenas 30 años- fue de una austeridad casi conmovedora. Fue boca a boca, e “hicimos folletos, pero se rompió la impresora de la gráfica, así que solo entregamos 49 en la calle”. Además, hizo imprimir algunas remeras con su nombre y el cargo, que repartió entre los más cercanos porque «no alcanzaban para todos los que nos acompañaban».

Con esto y nada, Manzoni llegó al 54 por ciento de los votos, que le sobraron para destronar al peronismo, que gobernaba Viamonte desde la vuelta a la democracia. Incluso, superó el 82 por ciento de votantes, 14 puntos más de la media para las elecciones en Córdoba. “La gente estaba cansada, fue mucha gente grande a votar. Acá el oficialismo estaba enquistado en el poder”, evaluó al respecto.

El 25 de junio pasado su pueblo lo hizo intendente, resultado que “no me esperaba, me tomó por sorpresa». «No teníamos ni un agua saborizada para festejar”, contó antes de recordar que “el peronismo ese día ya había armado el escenario, hasta tenía hasta la parrilla con carne».

«Nuestro festejo fue improvisado porque no lo podíamos creer, y salimos con un sulki medio precario porque al otro se le pinchó la rueda”, dijo el flamante funcionario público antes de adelantar que donará su sueldo como intendente a las instituciones del pueblo, y sus ingresos seguirán dependiendo del campo. “Yo soy productor agropecuario, y creo en la meritocracia, en el valor de la palabra empeñada. Ahora tengo un gran desafío y es jodido, pero hay que meterse en política para no resignarse”, cerró.