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Tener mascotas también beneficia al cerebro
Por primera vez, un estudio prueba que los perros y gatos benefician, no solo el estado de ánimo y la salud física, sino también al cerebro y la memoria.
Numerosos estudios han explorado cómo los perros o gatos influyen en el estado de ánimo y benefician la salud física, pero muy pocos analizaron cómo las mascotas afectan al cerebro y la memoria.
Ahora, científicos encontraron que, entre adultos estadounidenses mayores de 50 años, aquellos que tuvieron una mascota durante más de cinco años obtuvieron mejores resultados en las pruebas de memoria cognitiva en comparación a los que no tenían compañeros de otras especies.
De hecho, si una persona había tenido una mascota durante más de cinco años, su memoria a corto y largo plazo para las palabras era mucho mejor que la de aquellos de edad similar sin mascota.
Cada vez que se evaluó a los participantes durante el período de seis años, mostraban mejores puntajes, incluso a pesar del inevitable efecto del envejecimiento.
Los investigadores de la Universidad de Michigan lo definieron como el “efecto mascota” y solo fue evidente en mayores de 65 años, que suele ser cuando comienzan a aparecer los síntomas de demencia.
Los hallazgos se basan en una encuesta representativa de Estados Unidos realizada entre 2010 y 2016 a más de 20.000 adultos mayores de 50 años.
¿Por qué es beneficioso tener mascotas?
La investigación se suma a la creciente evidencia de que los perros y gatos, las mascotas más frecuentes, son beneficiosas para la salud. Al respecto, existen numerosas teorías que explican el efecto, aunque ninguna ha sido 100% probada.
Por ejemplo, tener un perro podría significar que los dueños se ven obligados a levantarse y moverse más, y el movimiento diario está estrechamente relacionado con la salud del cerebro y la longevidad saludable.
Los animales también traen nuevas bacterias a la circulación de la casa, lo que podría mejorar la salud intestinal.
O, tal vez, los animales simplemente hacen más felices a los humanos porque alivian la soledad y el estrés crónico. En la vejez, esto podría ser más importante que nunca, ya que el aislamiento puede cambiar la estructura y función del cerebro.
Aunque ninguna de las teorías se ha podido probar con certeza, existe la posibilidad de que todas sean correctas.
“Los factores de riesgo comunes para la demencia incluyen la inactividad física, el aislamiento, las enfermedades cardiovasculares, la depresión/ansiedad y el estrés crónico. Tener a alguien con quien hablar a lo largo del día, incluso si no es un ser humano, podría estar ejercitando las redes verbales en nuestro cerebro”, resume un artículo en Science Alert.
El estudio fue publicado en el Journal of Aging and Health.