Entrevistas
Alberti: contra el hambre, como siempre, el padre Tomás

Llegó como párroco de Santa Rosa de Lima allá por los ´80, y enseguida se convirtió en una figura central en Manuel Alberti. Nacido en el españolísimo Carrión de los Cobres, podría decirse que el cura Tomás Llorente es el dueño de la localidad. Y no es para menos: fundó dos colegios, un asilo de ancianos y hasta un club. Todo, para los más vulnerables. Todo, con donaciones y ahorros propios.
Su obsesión por los pobres se refleja en la frase que repite casi como un mantra: «Quiero que nadie en Alberti se vaya a dormir con hambre», y en la persecución de ese objetivo, enfrentó todas las crisis con un plato de comida. En 2002, por ejemplo, llegó a alimentar a unas cuatro mil personas, entre chicos y adultos.
Ahora, la obra del padre Tomás vuelve a verse cara a cara con la necesidad, y, como siempre, la enfrenta con la comida que preparan una docena de voluntarias en el comedor del Instituto María Madre Nuestra, donde, además, se elabora el pan que acompaña cada ración.
Según una de ellas, Catalina Silva, (´Taty´), «antes teníamos una 300 personas, ahora estamos entregando unas 800 viandas por día, además de proveer a tres comedores». «Cada día viene más gente», advierte.
La mujer le dijo a «El 1° de la Mañana» (Cadena 94.9, Pilar) que los insumos provienen esencialmente de donaciones, aunque «ahora la municipalidad está colaborando para el reparto de las viandas».
Y aunque se enoja con «los que vienen sin barbijos y se enojan si les pedimos que se los pongan» o «los que critican la comida», sabe que «la gente tiene que comer».
Por último, ´Taty´ pide a quienes quieran colaborar que se acerquen con verduras, carne y puré de tomates, «para hacer comida de olla, que es la que más rinde».