Entrevistas
Ezequiel Martel, el hijo del héroe que trabaja para mantener viva la memoria de los caídos en Malvinas (Audio)
Tenía apenas 10 meses cuando en junio de 1982, un Sea Harrier, piloteado por el comandante británico Nigel Ward, abatió el Hércules C-130 TC-63 de la Fuerza Aérea Argentina que cayó en el mar Argentino, junto con toda su tripulación.
En el avión abatido volaba su padre, el entonces capitán Rubén Héctor Martel, hoy mayor post mortem, condecorado con las medallas de “la Nación Argentina al Valor en Combate” y la cruz de “la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate”, y desde siempre su hijo menor, Ezequiel Martel Barcia, trabaja en varios proyectos para mantener la memoria viva con por ejemplo, charlas en distintos colegios -o donde se lo pidan-, como la que ofrecerá este miércoles en el colegio Santa María de la ciudad de Pilar.
En diálogo con «El 1° de la Mañana» (Cadena 94.9), Martel recordó la investigación que lo llevó al lugar exacto donde cayó el Hércules, cerca de la isla Borbón, y casi sin darse cuenta, logró dar con «las posiciones de los 55 héroes de la Fuerza Aérea”. En ese sentido, también tuvo palabras para la «gran tripulación que lo acompañaba: el capitán Krause, el comodoro Meisner, los suboficiales principales Lastra y Albelos y los cabos principales Cardon y Campesano».
Viajó tres veces a Malvinas y «siempre visito Darwin para honrar a los caídos, pero sentía que necesitaba estar más cerca de mi papá por lo que en una de esas visitas pude llegar a Borbón para ver donde cayó su avión».
Por otra parte, la tarea de Ezequiel de pelearle al olvido encontró en Pilar un mal trago: «Nos quedaron cinco uniformes de mi papá, y decidimos donarlos: uno a un museo de Córdoba, otro a la Escuela de Aviación, también de Córdoba, el tercero a un Centro de Veteranos de Santa Fe -papá era de Reconquista-, y el cuarto al Liceo Aeronáutico Militar, donde estudié». «El último, decidimos que fuera para el Cenotafio de Pilar, un lugar muy sentido y respetado: La idea era llevar el uniforme, tomar unos mates y volver, pero Carlos Felizzola (veterano de Malvinas y hoy empleado municipal) insistió para que se hiciera un acto», siguió antes de lamentar que «después me enteré que desde septiembre de 2018 el uniforme jamás fue exhibido, que Felizzola lo tenía guardado en su casa y o me lo quería devolver».
Al respecto cabe apuntar que horas después de esta entrevista, el veterano pilarense devolvió el uniforme del padre de Martel, quien prometió seguir trabajando para «rescatar y valorar, lo que un puñado de hombres fueron a hacer. Dejaron todo sin pedir nada a cambio. Vamos a perder mucho más si olvidamos».
«O, como reza la cabina del Hércules que está en El Palomar: ´Los héroes solo mueren cuando se los olvida´”, agregó.
«Nunca debemos olvidar que, a pesar de todas las situaciones, le hicimos frente a una potencia y nuestras Fuerzas Armadas no se quedaron atrás. Ese es mi orgullo. No tendré a mi papá conmigo, pero soy parte de esto», cerró.