Municipios

Bochornosa sesión: se aprobó el nuevo Código Urbanístico de Pilar

Era previsible. Sin vecinos en el recinto y con «problemas» de audio sólo para los ajenos -que tampoco tuvieron un gran desempeño-, el Concejo Deliberante aprobó por mayoría el nuevo Código de Ordenamiento Urbano y Territorial (COUTP) del distrito.

Por trece votos afirmativos y siete negativos, el Ejecutivo impuso su voluntad y logró este jueves en sesión ordinaria (la cuarta) el visto bueno para un proyecto que (lo denunciamos desde este portal) no sólo no beneficia a Pilar sino que, fundamentalmente, abre las puertas a ganancias millonarias en dólares a inversores como el propio padre del intendente, Federico Miguel de Achával.

Al mismo tiempo, el primer dato polémico de esta sesión se traduce en el resultado de la votación, ya que se concretó por mayoría simple y no por los dos tercios de los presentes, situación no menor que podría desembocar en algún planteo judicial. La confusión por el numero llevó a que algunos, inclusive, consideraran como resultado final catorce por el sí y siete por el no.

También fue llamativo, tanto como el fin inconfesable del proyecto, algunas participaciones de quienes debían dar el debate político en defensa de los vecinos, nada homogénea ni tan dura contra el oficialismo como se esperaba.

Bien Claudia Zakhem, aunque en su «suave» discurso quedó en claro su excelente relación política con el intendente, en tanto de Juan Manuel Moraco, nadie fue de él al momento de la votación. Sebastián Neuspiller, por su parte, también fue moderado pero bastante más crítico, mientras Inés Ricci fue más ácida desde lo político aunque sin enfocar puntos más precisos del proyecto.

Solana Marchesán, a su turno, sólo tomó la palabra para votar por la negativa, confirmando de alguna manera los rumores que señalaban que desconocía por completo el contenido de la iniciativa. Flavio Alvarez tuvo una pobre actuación: votó por la negativa, y siendo abogado no cuestionó nada del proyecto y se limitó a hablar de su actividad en su localidad (Derqui). Lo mismo que Marchesán hizo Adriana Cáceres, que tampoco fue muy expresiva a la hora de pronunciarse por el no.

La que directamente no votó porque no estuvo, fue la radical Antonella Alarcón, quien adujo un fallecimiento en su entorno familiar, mientras Juan Martín Tito cumplió con lo que venía anticipando: votó por la negativa al mismo tiempo de pedir al arco opositor votar en igual sentido.

Otro que no votó, pero por razones bien diferentes a las de Alarcón, fue el ritondista Adrián Maciel que en el mismo momento en que se llamó a manifestar la opinión, sufrió un acuciante e impostergable llamado de la madre naturaleza.

La frutilla de la torta fue la intervención del concejal Silvio Rodríguez, que con gran énfasis y desparpajo, destrató a la oposición y a vecinos de Pilar. Notable es que se le haya permitido hablar de ese modo, sin que nadie saliera al cruce, a un concejal moralmente inhabilitado por su vinculación a una causa en la que se investiga el robo a los recursos de los Bomberos Voluntarios de Del Viso.

Lo cierto es que, desde el punto de vista político, hay algo en Pilar que no termina de morir, el kirchnerismo saqueador, y algo que no termina de nacer: una sólida oposición.

 

 

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