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Bomberos de Derqui: La muerte que confirmó las irregularidades
Prácticamente desde su minuto uno en el aire de Pilar, «El 1° de la Mañana» (Cadena 94.9, Pilar), venía refiriéndose, con nombre y apellido, a las distintas irregularidades que se sucedían en el cuartel de Bomberos Voluntarios de Presidente Derqui, lo que le valía los reproches de varios de los vecinos de la localidad escandalizados porque se atacaba la «honorabilidad» y «hombría de bien» de su conducción.
Pero tuvo que perderse la vida de una chiquita de apenas 12 años para que esos mismos vecinos advirtieran que, en realidad, ese cuartel era utilizado como una suerte de «caja negra» que beneficiaba a unos pocos.
Lo ocurrido el jueves por la noche en el barrio La Escondida, la dolorosa tragedia, puso al descubierto, en principio, la carencia de medios técnicos por parte del personal de Bomberos. La falla en la motobomba que provee de presión al agua que alimenta a las mangueras, no es la única deficiencia en el área operativa.
Los insumos en general son insuficientes y de mala calidad o viejos, y aunque en los desfiles se luzcan con vehículos relucientes, los mismos no contienen el equipamiento necesario como para afrontar un siniestro de magnitud. Apenas si pueden con los incendios de campo.
La situación se explica en los subsidios que reciben de Provincia y el municipio; es decir, en el destino de esos fondos que, obviamente, no se destinan a la compra o renovación de equipamiento sino a pagar sueldos en negro o para que algún jefe viva bastante mejor que sus subordinados.
La cuestión se maneja de tal forma que no admiten nuevos socios, con los que tiene es suficiente para avalar ciertos procederes, además de no presentar rendición alguna de gastos o donaciones.
Y como no hay balance, no hay rendición de gastos e ingresos, ni nada que se le parezca, la Provincia decidió cortar los aportes para este año, lo que no ocurre por primera vez. Esta situación se repitió varias veces en los últimos años, aunque se las arreglaron para que no trascendiera.
Claro que no hay que dejar fuera de este panorama a la comisión directiva de la entidad, en la que los mismos nombres se repiten casi desde su creación. Esto explica la escasa disposición a aceptar nuevos socios que podrían aportar al cuartel pero, a la vez, cuestionar el orden establecido o interponerse entre los ya «vitalicios» y quitarles el lugar.
La comisión directiva -que apenas si celebra elecciones que gana siempre la misma gente-, tiene hace años el mismo presidente: el panadero y ex concejal Omar Boragno que, frente al desgraciado suceso del jueves, prefirió hacer silencio. Más aún cuando vecinos enardecidos le hicieron un piquete a las puertas de su negocio y vivienda.
Lo que Boragno debería explicar, más allá de la muerte de Abigail Méndez, es, por ejemplo, porqué para contratar el salón de fiestas que con aportes provinciales y municipales se construyó para que los bomberos pudieran tener un ingreso más hay que negociar en su panadería, y el catering para cualquier evento que se desarrolle en esa dependencia, sólo puede ser el de su local. Salvo las bebidas, claro.
Muchas son las explicaciones que se esperan y que se deben. Y esperemos que alguna vez lleguen y lo ocurrido con Abigail no vuelva a suceder. Lo que sí debemos aprender, aunque nos duela, es que muchas veces veneramos ídolos con pies de barro, aunque los conozcamos como vecinos de toda la vida y pertenezcan a instituciones entrañables como los Bomberos Voluntarios.