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Campaña contradictoria: las omisiones (graves) del concejal Roldán

A través de un video que subió a sus redes, el concejal Juan Pablo Roldán utilizó personal médico para concientizar sobre el ACV y recomendar la inmediata intervención de un centro asistencial. Lo que no se dice en el video es que en los principales hospitales del distrito no hay aparatología como para un diagnóstico certero no sólo de esta patología sino de otras varias.

En un intento por ponerse a tono con la contratación por parte del gobierno provincial (la idea fue del ministro Nicolás Kreplak) del cordobés Piñón Fijo que a través del Chu-chuá busca ilustrar los síntomas de un accidente cerebro vascular, el concejal local que oficia como nexo entre la política de Federico De Achával y el sistema de salud pilarense, no quiso quedarse atrás y no vaciló en postear algo similar aunque sin payasos.

En este caso, se trata de dos médicos del equipo de salud del hospital de Derqui que hablan de una jornada en la que se presentó el grupo que «está para la atención de los pacientes con ACV agudo» (ella), y los tres síntomas a «los que prestarle atención: si de golpe no podés hablar correctamente, se te tuerce la cara, o no podés mover un brazo o una pierna, acercate a cualquier centro de salud, a nuestro hospital , que podés tener un ACV y te vamos a ayudar» (él).

No discutiremos el mensaje porque se cae de maduro que siempre son bienvenidas las alertas frente a cualquier enfermedad, y más cuando provienen de profesionales como se nota son los del video, que seguramente hacen lo que pueden, y ponen todo de su parte, frente a un sistema de salud detonado como el de Pilar.

Esos mismos profesionales son los que el propio Roldán permite que trabajen al borde del colapso, desbordados, carentes de insumos, de aparatología que agilice y facilite los diagnósticos (ni siquiera un mísero ecógrafo, para no hablar de un tomógrafo), y encima con sueldos de hambre. A tal punto, que la mayoría prefiere emigrar al ámbito privado desertificando, en consecuencia, al público.

Pero Roldán, como buen camporista, prefiere el relato y refugiarse, en cambio, en esa realidad que se inventan estos muchachos, con mucha red social aunque un tanto alejada de la gente real, la de todos los días, la que tiene necesidades que no tienen mucho que ver con las que ellos twitean, facebookean o instagramean.

Se aferran tanto a esa realidad de juguete, que no duda, el concejal Roldán, en perseguir a quienes se animan a hablar de la verdadera, desatando impiadosas cacerías de brujas que reite de las de Salem que incluyen, por ejemplo, la requisa y revisión de celulares a fin de descubrir algún mensaje o contacto comprometedor, o el traslado a destinos bastante más incómodos. Por supuesto, Roldán tampoco se presta a la requisitoria de los medios de prensa que no le son afines, en la certeza casi infantil de que si se los ignora, no existen, creencia por demás muy extendida entre sus compañeros de militancia.

Habrá que esperar, entonces, que crezcan. Lástima que el resto no tenemos tanto tiempo.

 

 

 

 

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