Municipios

En Hurlingham, Zabaleta recortó cuatrocientos contratos entre militantes de La Cámpora

Juan Zabaleta abandonó el ministerio de Desarrollo Social para reasumir el gobierno de su municipio. Una vez allí puso en caja a La Cámpora y echó a cuatrocientos empleados de la agrupación con sueldos “injustificados”.

Para demostrar que no hablaba en vano, se puso a revisar los sueldos que se habían asignado los 400 militantes de La Cámpora que trabajaban en Hurlingham durante el interinato de Damián Selci y les solicitó que suprimieran los “módulos especiales” que recibían, a diferencia del resto de los trabajadores del municipio. Ante la falta de respuesta los dio de baja, e inmediatamente unos cien afectados se manifestaron a las puertas del municipio, con la ausencia de trabajadores que no pertenecen a la agrupación y de sindicatos, que interpretaron la decisión como “un acto de justicia”.

Ninguno de los cuatro gremios municipales se hizo presente en el lugar, cuando un centenar de militantes-empleados de La Cámpora de Hurlingham realizó su protesta el viernes. Pese a que Zabaleta tuvo que superar el mal trago, su determinación podría servir como caso testigo para una situación similar que se reitera en muchos municipios en beneficio de los militantes de la agrupación que lidera Máximo Kirchner.

«Te juro que no fue una resolución que tomamos en caliente… Veníamos conversando, le pedimos que revisaran todo pero no hubo caso. Y la verdad, la lata hay que cuidarla”, comunicó un alto funcionario del distrito al portal Real Politik. Los militantes despedidos fueron elevados de categoría, recibieron horas extras y plus salariales por diferentes asignaciones especiales durante la gestión del camporista Selci. Al cobrar sus remuneraciones del mes de diciembre, sus contratos no fueron renovados. La reacción de La Cámpora tuvo lugar cuando Zabaleta volvía a poner en funcionamiento diez camas del hospital local que que habían quedado fuera de servicio por “problemas presupuestarios”. Brutalmente, con esos fondos La Cámpora pagaba parte de los beneficios excepcionales de sus militantes.

“Juanchi” Zabaleta venía conversando sobre su reasunción en el distrito desde el mes de marzo con los jefes políticos de Selci: el segundo de Luana Volnovich en el PAMI,  Martín Rodríguez, y Máxio Kirchner.

Sintiéndose protegidos por Cristina Fernández, no tomaron en serio las advertencias de Zabaleta sobre su determinación de reasumir efectivamente el control de su municipio. Más aún, La Cámpora intentó entonces hacer renunciar a la mayoría de los secretarios y funcionarios de firma de Hurlingham, -entre ellos el tesorero y el contador- para tomarle la gestión al intendente al momento de su regreso, pero no tuvieron éxito.

A poco de aterrizar nuevamente en su distrito, Zabaleta decidió auditar los desmanejos económicos y financieros que impulsó La Cámpora, muchos de los cuales fueron denunciados por los propios sindicatos municipales.

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