Municipios

Lanús sangrienta: aún con los «halcones», la inseguridad parece un problema sin solución

Ayer, un policía de civil mató a dos menores e hirió a un tercero que intentaron asaltarlo. Ahora mismo, una nena de 11 años murió tras recibir un culatazo en la cabeza por parte de dos motochorros que le robaron la mochila escolar. Lanús es uno de los municipios más violentos de la provincia.

Administrado por Héctor Grindetti, uno de los «halcones» de Patricia Bullrich, más aún, es su candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Lanús aparece por estas horas como uno de los municipios más calientes en lo que a seguridad se refiere.

Si bien en apenas dos días la opinión pública se vio conmovida por estos hechos, lo cierto es que para los habitantes de Lanús vivir con el alma en vilo, atemorizados, es moneda corriente.

De hecho, la semana pasada nos tocó transitar por ese municipio y las reacciones de los vecinos ante una pregunta cualquiera son de recelo y temor. Después, en confianza, ofrecen una serie de recomendaciones que tiene que ver con procurar evitarle al visitante algún desafortunado encuentro con la delincuencia. «No vayan por tal calle», «no paren en tal esquina», «salgan antes que se haga de noche», son algunas de las premisas que los habitantes de la zona repiten casi como un mantra. Además, alertan sobre modalidades como que «son varios, y se te suben en el capot del auto apuntándote para que pares, y si no lo hacés, tiran».

En Lanús la gente no camina por la calle en determinados horarios, salvo por razones de fuerza mayor. Incluso sale con el tiempo justo para tomar un colectivo y evitar la espera en la parada. Faltan policías y faltan patrulleros, mientras el ministro provincial del área se dedica a la campaña electoral de su esposa.

Frente a este fenómeno, por supuesto, abundan las justificaciones y los diagnósticos, pero no es suficiente. Al parecer, no hay quien haga frente de manera efectiva a esta forma de no vida que se vive en municipios como el de Lanús. Sobran los discursos y las poses, pero no el asumir la responsabilidad y terminar con el flagelo. El problema es que quienes deben actuar en este sentido en sus municipios pretenden conducir los destinos de una provincia como la de Buenos Aires.

 

 

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