Los números no mienten: Pilar entre los distritos con menos vacunados de la provincia

Si bien recientemente se sumaron otros dos vacunatorios (Derqui y Del Viso) a los tres ya existentes en la ciudad cabecera (hospital Sanguinetti, centro Tratado del Pilar y Centro Cultural Federal), lo cierto es que, números a la vista, el distrito aparece entre los cinco con menos vacunados de toda la provincia.

De 135 municipios bonaerenses, Pilar aparece en el lugar 130, con el 1,86 por ciento de los vacunados con la primera dosis de la Sputnik V, y el 0,41 por ciento con la segunda. Le siguen, hacia abajo, Escobar, San Miguel, Tigre, Malvinas y Merlo, en abierta oposición con otros que, incluso con menos población, ya superan el 30 por ciento de inoculados con al menos una dosis.

El primero en la lista, por ejemplo, Tordillo, en la costa bonaerense, con apenas dos mil habitantes,  ya vacunó a más de un tercio de sus vecinos.

Las miradas y explicaciones sobre el desfasaje en el ritmo de vacunación del plan bonaerense son variadas. Algunos señalan que se debe a que al momento de distribuir las dosis no se tuvo en cuenta qué porcentaje de habitantes de cada partido formaba parte de los grupos prioritarios. Otros lo atribuyen al limitante que significa no poder fraccionar los lotes en paquetes menores a las 450 dosis. Se suma además el argumento de que en el inicio de la campaña la inscripción fue dispar y que por eso se generaron este tipo de diferencias. Las voces más críticas advirtieron sobre un “reparto desordenado” y una pésima logística.

En el caso de Pilar, aunque reconocen que cuentan con un número bajo de dosis, se muestran tranquilos. “Estamos contentos con haber podido vacunar al personal de salud, arriba del 80%. En el caso de los geriátricos, vacunamos al 100% de los residentes y al personal que trabaja allí. Son unas 800 personas aproximadamente”, precisaron, antes de asegurar que “la diferencia se debió a que al principio enviaron tandas iguales a todos los partidos», sin considerar el número de habitantes de cada uno.

Ahora bien, más allá de las explicaciones, no se entiende muy bien cómo es que el intendente De Achával y sus principales espadas militan con tanto fervor una vacuna que no hay. Se trata, como apunta algún dirigente de la oposición, de una campaña de vacunación sin vacunas.

Movidos sólo por la fe en un futuro pletórico de salvadoras jeringas, la plana mayor de la comuna local se afana por los barrios ofreciendo un producto que no se sabe cuándo ni cuánto llegará a Pilar, y hasta se permiten calificarl el hecho de histórico, de algo nunca visto en el devenir de la humanidad.

Es comprensible que frente a un proceso electoral en ciernes, y en medio de la más absoluta falta de gestión, recostados en la pandemia, intenten «vender» la vacuna como un logro de su administración, pero resulta llamativo, al analizar el porqué de esta postergación frente a otros distritos, donde la Sputnik V llega sin prisa y sin pausa, ya que hasta los opositores reciben más lotes que Pilar, gobernada por el mismo espacio político que el gobernador.

Tal vez esta identificación partidaria opere, precisamente, contra las necesidades sanitarias de Pilar, ya que, como son «cumpas», De Achával y su secretario de Salud no puedan reclamar con algo más de energía una mayor provisión de vacunas a la provincia. Quizás, también, el intendente no quiera levantar demasiada polvareda para no atentar contra sus pretensiones de presidir el PJ local, ya que, como se sabe, si alguien se muestra algo quejoso, los «cumpas» retiran su apoyo.

En cualquier caso, los pilarenses deberán seguir esperando.