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Murió Norberto «Canario» González, un peronista de los de antes
A los 80 años y como consecuencia de un deteriorado estado de salud, falleció Norberto Sixto González, uno de los principales dirigentes de la vieja guardia del peronismo pilarense.
El «Canario» González, como lo conocían amigos y adversarios, murió poco antes de la medianoche del sábado 17 de octubre pasado, mientras todavía resonaban en el país los ecos del festejo por el Día de la Lealtad, una de las fechas más caras al sentimiento peronista, movimiento que lo tuvo como principal protagonista en una de las etapas más convulsionadas de la política del distrito.
Fue tres veces delegado de Presidente Derqui, ciudad en la que pasó la mayor parte de su vida, desde que llegó de la porteñísima Devoto junto a su familia en el ´74, poco después de la muerte de Perón, y director de Personal del municipio de Pilar, cargo que dejó para ocupar una banca en el Concejo Deliberante.
González asumió en el ´89 por la lista «Menem presidente» en el segundo lugar, detrás de Humberto Zúccaro, con quien habría de pelearse para siempre y, al mismo tiempo, alejarse de los cargos políticos, aunque no del peronismo. Apenas siete meses después de consagrarse concejal, en una sesión caliente por demás, en la que Abel Caballero como presidente intentaba poner algo de orden, el «Canario» consideró que era su deber y no vaciló en denunciar a sus colegas del cuerpo por cobrarle una coima a la línea de colectivos 350, lo que después, con testigos, llevó a la justicia.
La denuncia en el seno mismo del cuerpo no tardó en detonar el escándalo a tal punto que casi hubo escenas de pugilato, con González arrojando un vaso de agua a la cara de Zúccaro. A los tres días, convocada una sesión extraordinaria, los concejales decidieron la expulsión del «Canario». Todos, peronistas, radicales, vecinalistas, se declararon en calidad de ofendidos y no dudaron en levantar la mano contra el denunciante. Todos, salvo el «Corchito» Barone y Moisés Ovando, quienes intentaron, en vano, resistir la decisión.
Desde entonces, y aquejado por diversos problemas de salud, González fue alejándose de la actividad política orgánica, aunque seguía aconsejando a sus hijos Gustavo y Marcela, quienes optaron por dedicarse a esa actividad. Atrás quedaron, además de los cargos ejercidos, la fundación, junto a otros dirigentes derquinos, de la agrupación 17 de Octubre, hoy en manos del concejal José Molina.
De todos modos, y aún frágil por su salud, al «Canario» le gustaba acercarse a la agrupación en la que hoy militan sus hijos, al lado de su propia casa para opinar, discutir y enseñar peronismo. En Derqui se lo recordó como un gran vecino que «era bueno con todos». «Por las buenas, le sacabas todo; por las malas, no», dijeron antes de asegurar que «era calentón, y siempre se rebelaba contra las injusticias».