Nación

A. F. manda un avión a China a buscar respiradores y presiona para fabricar más en el país

La agencia oficial china de noticias Xinhua informó este sábado que Alberto Fernández conversó con su par de ese país Xi Jiniping para informarse sobre los riesgos de flexibilizar la cuarentena para evitar contagios de Coronavirus, que vence el lunes y no descarta estirar con prórrogas quincenales.

Pero la charla también giró en torno a la asistencia médica que puede brindar el gigante asiático y el mayor interés del presidente argentino es la venta o donación de los 1500 respiradores que le solicitó por teléfono hace un mes y nunca llegaron.

Según fuentes oficiales, el 17 partiría a Beijing un avión de Aerolíneas Argentinas con personal del Ministerio de Salud y la Cancillería para retirar un embarque. La logística es el gran desafío porque hay una guerra por los insumos médicos y muchos contenedores se están perdiendo en los aeropuertos.

El Gobierno de Turquía retuvo unas semanas un cargamento de 150 respiradores que iba a España y otro dirigido al Estado de Bahía, al norte de Brasil, quedó confiscado en Miami, porque Donald Trump ordenó al Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) retener cualquier embarque de insumos médicos que cruce por su país.

La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) determinará si los equipos deben ser devueltos para su uso en Estados Unidos, en caso de ser producción local, o mejorar la oferta al proveedor extranjero que usó uno de sus aeropuertos como escala. Por si fuera poco, Alemania denunció que agentes estadounidenses desviaron un cargamentos de barbijos en Tailandia que tenían destino final Berlín.

En este escenario cinematográfico, el desafío del contingente argentino que partirá a China será encontrar lo que vaya a buscar y traerlo a salvo, casi una expedición bélica en tiempos de pandemia. Por si acaso, el plan B del ministro de Salud Ginés González Gacía es duplicar la fabricación local de la empresa cordobesa Tecme, líder en el mercado y con 3700 embarques comprometidos al exterior cuando estallaron los casos de coronavirus.

El gobierno le prohibió exportar, compró su stock disponible y le encargó a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) asistencia full time para multiplicar la capacidad de producción. Fue el silencioso episodio local de la guerra mundial por los insumos médicos.

Cuando se presentó antes los jefes de Diputados, hace un mes, Ginés anticipó que conseguir respiradores sería su principal desafío y hace 10 días, en la presentación ante la Comisión de Salud de esa Cámara, aporto más precisiones.

El ministro informó que el país tiene 8500 camas con equipos de terapia intensiva y respiradores, con un promedio de ocupación de 85% que bajará a 50% si se posponen las intervenciones y, un dato no menor, los accidentes siguen a la baja por la cuarentena. Se puede postergar una cirugía plástica pero no una intervención por un choque múltiple.

Pero reconoció que necesita «entre 1500 y 2000 camas más» en «el sector público o privado», dijo no tener aún confirmada la llegada del cargamento chino y confió en incrementar la fabricación en la empresa cordobesa. Era de 80 o 90 por semana y se incrementó a 150, distribuidas en las zonas de mayores contagios, con la colaboración en la logística de las fuerzas armadas.

Ginés espera que en mayo puedan producirse 250 respiradores por semana en el país por semana y así poder llegar a los 2000 que necesitaría si no llegara completo el embarque de China.

En realidad, la demanda no puede precisarse, pero en Salud calculan que al menos un 5% de los infectados necesitan asistencia respiratoria, por lo general ancianos o pacientes con enfermedades preexistentes. Podrían ser más porque, según los relatos médicos que llegan desde los países centrales, el Covid 19 provoca enfermedades colaterales que requieren oxígeno.

Los infectados aún no llegaron a 2000 pero ni siquiera empezó el frío y el virus sobrevive a las superficies por mucho más tiempo cuando la temperatura promedia los 10 grados, como en los inviernos argentinos. El servicio Meteorológico Nacional organizó un sistema de alertas tempranas para las próximas semanas.

Por lo tanto, con circulación social de la enfermedad en los principales centros urbanos, en Salud creen que no será fácil bajar de los 254 mil infectados y  más de 10 mil respiradores en uso. La cuarentena, que Alberto se resigna a levantar, tiene el objetivo de reducir al mínimo los focos de contagio y abastecerse para cuando llegue lo peor.

Quiere evitar las experiencias de países como España, Italia o Estados Unidos, donde el pico de enfermos se descontroló y lass autoridades de cada clínica eligen qué paciente merece pelear por su vida en una sala de cuidados intensivos. Los más ancianos, siempre tienen las de perder.

Aumentar la fabricación de respiradores no es una tarea sencilla y menos aún crear nuevas líneas de producción. El costo promedio de un artefacto oscilaba los 300 mil pesos hace dos meses y ahora escala a 800.

Como en la mayoría de los negocios tecnológicos, Temec utiliza insumos importados porque no hay producción local con una alta demanda para fabricar sin pérdida. El principal es la válvula Parker, una marca estadounidense que por ahora garantiza a sus clientes el cumplimiento de sus contratos, porque el presidente Donald Trump no tocó su puerta.

«Nosotros podríamos producir válvulas, pero debería ser parte de un proyecto estratégico del Gobierno porque si no, no dan los costos. Tenes que diseñar, probar el proceso y garantizarlo y cada respirador necesita al menos 10», explicó Vicente Campenni, gerente general del INVAP, la empresa de tecnología de Río Negro con clientes en todo mundo.

El asesoramiento a Temec quedó en manos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, la Conae, con sede en Córdoba. Una de las primeras recomendaciones que hizo fue dividir la línea de producción en distintos ámbitos, por si existiera un foco de contagio.

Existen muchos proyectos para aumentar la producción de respiradores en el país pero los expertos que asesoran al gobierno piden celebrar la voluntad pero también bajar las expectativas, porque finalizar una línea de producción tecnológica sin errores no es una tarea sencilla y suele durar varios meses.

Con un respirador, no puede haber riesgos. «Tiene que haber muchas pruebas para descartarse un pico de presión y  un testeo muy preciso de componentes. El gobierno no puede esperar que un proyecto nuevo le garantice la provisión para el invierno, pero sí tal vez quedar cubierto para el próximo», afirmó un experto.

El encargado de autorizar nuevos respiradores es el Anmat que en los próximos días deberá definir si aprueba el prototipo de Inventu, un grupo de profesionales y estudiantes de la Universidad de Rosario que confía en fabricar hasta 1000 por semana a un costo mucho menor por estar restringidos a atender el Covid 19. Costarían entre 2 y 3 mil dólares y entre los insumos importados están las pantallas chinas, que deberían llegar sin problemas si Jiniping y Alberto siguen llevándose bien.

El proyecto avanzó sin pausas los últimos 20 días con la colaboración de Fabricaciones Militares, el aporte de la Universidad de Rosario y una donación de 10 mil dólares de la Asociación de Loterías, Quinielas y Casinos Estatales de Argentina (ALEA), que habría alcanzado para financiar el 50% del prototipo. El Anmat tiene la última palabra.

Hay otros experimentos de empresas locales como el de fabricar válvulas con impresoras 3D o el proyecto de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Admira) para convertir los respiradores de anestesia en equipos de respiración de ventilación mecánica y aportar los 2500 que faltan. Pero Ginés no puede confiarse. Necesita aumentar la fabricación local y esperar que llegue completo el embarque de China.

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