Política
Operación fallida: la oposición en el HCD de Pilar fue siempre lo mismo

A poco menos de un año de las elecciones, algunos dirigentes consideran que hay que apurar tiempos y ambiciones y se embarcan en distintas operaciones -u «operetas»- para denostar a quienes suponen adversarios o para ganar en la estima de los que deciden cómo se armarán los distintos espacios para competir en la compulsa.
Claro que hay más argumentos como para pergeñar una maniobra como ésta, pero nos ocuparemos aquí y ahora de la segunda, de la que se realiza para posicionarse entre los popes partidarios como indispensable a la hora de comandar al catangaje militante, que, a su vez, es el encargado de juntar los votos para que el «indispensable» ocupe alguna candidatura a lo que sea. Porque el «indispensable», que tiene generalmente el ego muy subido, cree que su solo nombre alcanza para aglutinar voluntades y que está llamado a cuestiones verdaderamente importantes. Sin él, sencillamente las cosas no funcionan. Está convencido de ello y, cuando queda fuera de la repartija, apela a cualquier recurso para que «de arriba» se convenzan de la necesidad de contarlo entre sus filas. Hasta declararse ferviente admirador de un líder a que siempre rechazó por «gorila y oligarca».
En especial, cuando su imagen -por el inexorable paso del tiempo y por su incapacidad manifiesta para el esfuerzo que se requiere para perdurar- está un tanto deteriorada frente a un electorado que casi le reclama su pase a cuarteles de invierno.
Esta situación es la que se desprende de una nota aparecida el jueves pasado en un portal mendocino (¿?), firmada por el periodista Beto Valdez, y titulada «Inédito: el Concejo Deliberante donde la oposición se atomiza en 9 bloques», en la que se desgrana la composición actual del legislativo pilarense.
Que a mil kilómetros de Buenos Aires aparezca un medio interesado en Pilar -por más internet que haya-, ya suena un tanto extraño; más aún cuando ese portal refleja cuestiones puramente mendocinas o generalidades desde lo nacional e internacional. No se puede negar, entonces, la rareza de tanta puntualidad política y geográfica, habiendo tantos distritos en la provincia que ofrecen temas mucho más conflictivos y hasta revulsivos.
El caso es que la nota de marras, y su autor, claro, provocaron no pocas suspicacias y especulaciones, aunque algunos fueron más allá y se la endosaron directamente a un veterano dirigente provincial con ínfulas de gobernador, que la habría encargado para levantar las acciones de su delfín pilarense, hace tiempo en baja, y colarlo en una de las listas de Juntos, donde hasta ahora no tiene mucho plafond.
El artículo muestra un Concejo con nueve bloques de una oposición desperdigada, como para hacer notar las diferencias de cuando el delfín capitaneaba el cuerpo, presentándolo como el único capaz de reunir y evitar tanta dispersión.
El problema es la memoria, ya que si bien es cierto lo de los nueve bloques actuales, en la época del delfín eran siete. Incluso él mismo ostentaba un monobloque. Cómo olvidar las bancas unipersonales de Daniel Liberé, de Gabriel Lagomarsino, de Miguel Gamboa, por citar sólo algunos.
Es decir, y como conclusión, las cosas no variaron demasiado desde el momento del delfín hasta ahora. Es la misma fisonomía y el mismo funcionamiento, así que habrá que sugerirles a Joaquín de la Torre y a Gustavo Trindade otra forma de jugar en política.