Provincia
Bronca por la clausura y el abandono del Paseo Ribereño

El posteo de una usuaria de facebook encendió las alertas sobre el estado del Paseo Ribereño, ubicado al fondo de la calle Champagnat, en la ciudad de Pilar, cerrado al público y abandonado por las autoridades municipales.
La mujer compartió algunas fotos «para recordar lo que tenía Pilar, nuestro hermoso Paseo Ribereño y que las gestiones políticas por intereses políticos propios y no pensando en el bienestar general de la comunidad, ni tan siquiera pensando en las futuras generaciones, clausuraron, abandonaron con las excusas de siempre que ya nos cansan, lo que hace un partido lo destruye el otro, solo porque lo hizo el partido contrario».
«Un país se hace con políticas a largo plazo y pensando en la comunidad, no en la campaña, no en el partido y menos aún en intereses propios. Y esta cultura política de ´lo destruyo porque lo hizo la contra´ vale para los partidos que siempre gobernaron. Obviamente detrás del ´destruir y volver a hacer´ hay innumerables pases de dinero para un lado y para el otro», reflexionó antes de observar que «mientras tanto Pilar se sigue superpoblando sin contemplar más espacios verdes de calidad, en un milenio donde el cambio climático y la deforestación nos están advirtiendo la catástrofe».
«Me extendí mil perdones, pero veo las fotos y estallo de la bronca», cerró el posteo que recibió varias respuestas en la que se coincidió en cuanto a la imposibilidad de acceder al predio y el abandono que se observa desde afuera.
La historia
El Paseo Ribereño sobre el río Luján, fue anunciado en julio de 2019 por el entonces intendente Nicolás Ducoté, y concluido a fines de noviembre, cuando ya se había entronizado una nueva conducción en el municipio.
Ubicado en uno de los puntos estratégicos del distrito, fue montado en donde concluye la calle Champagnat, en tierras que pertenecían a la Universidad del Salvador que, a través de un acuerdo con la comuna, había resuelto devolver las 17 hectáreas que había obtenido en calidad de donación con cargo en la década del ’90.
«Esto es en el valle de inundación del río Luján. Además de ser un lugar muy lindo espacialmente, también es parecido a una reserva y tiene el fin educativo de mostrar cómo es un humedal. Queremos que la gente acceda a eso, a los lugares elevados y también a los sectores agrestes», explicaba por ese entonces subsecretario de Planeamiento y Desarrollo Urbano de Pilar, Juan Pablo Caputo.
El Paseo contaba con comodidades para que los visitantes puedan disfrutar del contacto con la naturaleza. Veredas de hormigón, pasarelas elevadas de madera con puntos panorámicos, estacionamiento, bicicleteros, área gastronómica, baños, sectores de esparcimiento y recreación, iluminación LED con paneles solares, lagunas artificiales, bancos y mesas, forman parte de las instalaciones.
«Es una manera de darle sentido y uso público al valle de inundación, al cual protegemos. Y también una excusa para que la gente conozca y cuide el río. Queremos que el Paseo Ribereño tenga todas las especies nativas con que cuenta la Reserva Natural de Pilar, pero con un uso más intensivo que funcione como un corredor biológico», insistía Caputo.
El lugar, en la búsqueda de preservar el estado natural del lugar y el carácter del humedal, tenía caminos construidos en altura con sus miradores, y otros que en épocas de lluvias o crecidas del río, serían cerrados al público, pero ahora, por lo visto, el cierre es permanente…y definitivo.