El escándalo que se viene en las filas de Neuspiller con Pérez, su jefe de campaña

Este martes al mediodía, la Fiscalía N° 2 de Pilar recibirá un comprometedor testimonio que involucra al jefe operativo de Sebastián Neuspiller, el escobarense Damián Pérez, por presuntas irregularidades en el reparto de fondos para la campaña electoral pasada.

Lo que ese testigo declare en esta causa, que lleva abierta hace aproximadamente un año, anticipa un verdadero escándalo entre las huestes que rodean al ex goleador de Fénix y concejal, confiadas en la posibilidad de que el médico acceda, el año que viene, al sillón de Lorenzo López precedido esto por un generoso reparto no sólo de dinero sino también de contratos laborales con el gobierno de CABA, desde donde alientan, pero no mucho (y ya veremos porqué), la candidatura de Neuspiller.

Las sospechan que rodean el accionar de Pérez, un joven que desde hace tiempo maneja los aportes y la prensa del candidato pilarense, tienen que ver con la distribución a piacere de los «fierros» (así se dice en la jerga política a la plata de la campaña) que llegaban desde el partido, y con el falseamiento de nombres y números de militantes con el objetivo de aumentar esos ingresos a través de los dichosos contratos de trabajo, que no son otra cosa que un pasaporte para fungir con tranquilidad de simple ñoqui. Esto, desde un partido vecinal, encolumnado en Juntos por el Cambio.

La justicia también querrá, después de dicho testimonio, saber los detalles, además, de otros aportes como los 400 mil pesos de un dirigente del Frente de Todos (un cacique muy conocido) que funcionaron, aparentemente, como un incentivo pero para atrás. Es decir, con direccionar la campaña hacia el triunfo indiscutible del oficialismo que encabezaba De Achával.

En ese sentido, no son pocos los que con este dato podrían explicarse porqué, en pleno acto comicial, alguien (no se sabe quién), ordenó levantar la fiscalización opositora en varias escuelas del distrito. Para no hablar del escaso entusiasmo que se observó en este espacio en el último tramo de campaña, como si la derrota hubiese sido, a esas alturas, inevitable o premeditada.

Esta investigación -que además alcanza a todos los partidos políticos que participaron en la compulsa bonaerense-, huelga decirlo, complica notablemente las pretensiones de ascenso en el escalafón municipal de Sebastián Neuspiller, ya que el hombre, a través del mismo operador, Pérez, seguiría (según fuentes confiables) con la misma metodología, prometiendo -y en algunos casos otorgando- esos contratos con el gobierno de CABA, que llegan principalmente a los más jóvenes de su espacio. Son esos chicos que no superan la treintena y que suponen que ese financiamiento les confiere status de dirigente avezado, más conocedores de las lides políticas que los veteranos que, a su criterio, no sirven más que para hacer bulto en reuniones y actos.

Por supuesto, el más complicado aquí es Pérez, que no hace mucho reveló a una radio de su distrito sus ambiciones de ser candidato a algo. Y que además quiere ser «estadista» (¿?). Vaya uno a saber qué entiende por semejante condición. Neuspiller, en tanto, aparece un poco más abajo en la cadena de complicaciones, ya que se supone que debe saber cómo se manejan los dineros de su campaña. Y si no lo sabe, estamos frente a un muchacho al que, en un eventual gobierno, los elefantes de la corrupción desfilarían delante de sus narices.

Como Cristina, vió?, que tampoco sabía.

Por último, y aunque el «Dandy» ya sueña su sueño de intendente de Pilar, por sus óptimas relaciones con el santillismo, cabría aquí alertarlo por las encuestas que desde CABA se multiplican en los distritos bonaerenses y que no les son muy halagüeñas. Dicen que no llega a los diez puntos, con un alto nivel de desconocimiento entre los votantes. Es ese caso, si Neuspiller no remonta esta poquedad, sus jefes no vacilarían en apelar a otro candidato bastante más potente.