Provincia

Furia y descontrol en la puerta del boliche donde asesinaron a Braian Cuitiño

Pedradas, quema de neumáticos, intentos por ingresar por la fuerza al local fueron respondidos con gases lacrimógenos y balas de goma por parte de la Policía Bonaerense, lo que convirtió a la calle Las Magnolias, en el km 50 de Pilar, en un verdadero escenario de guerra.

Todo comenzó poco después de las 19 de este lunes cuando cerca de un centenar de personas llegó a las puertas del boliche Napoleón para acompañar a los familiares de Braian Cuitiño en su pedido de justicia por la muerte del joven, ocurrida este domingo después de una agonía de casi dos días provocada por la brutal golpiza que sufrió al salir del local la madrugada del viernes.

Pero el reclamo se salió de control: hubo destrozos y quema de neumáticos, primero, y balas de goma y gases por parte de Infantería, después. Fueron las hermanas de la víctima las que intentaron calmar los enardecidos ánimos, pero cuando todo se desmadró, ellas también fueron víctimas de la respuesta policial al descontrol.

Los manifestantes apedrearon el frente del boliche con furia. Intentaban colarse por las casas linderas, por un terreno que está en la parte trasera. Los policías, mientas tanto, intentaban entrar al local saltando la medianera para contener a los furibundos jóvenes que a toda costa responsabilizan al dueño del comercio, en principio, por no haber asistido a Braian.

Frente a la puerta del bar, con la llegada de la Infantería, intentaron armar un cordón policial, y entonces se escucharon una serie de disparos y tiros con lo que los ánimos se alteraron aún más. Y, entonces, llegaron los gases lacrimógenos. Fueron varios minutos de tensión hasta que se disiparon los manifestantes y la Policía Bonaerense logró recuperar el control de la calle.

En el lugar pudo contarse más de una treintena de móviles de la Bonaerense y de la policía comunal, y gran cantidad de efectivos, observándose en la mayoría de ellos bastante más desbordes nerviosos que los más exaltados manifestantes. Y pareció que fue justamente el derroche de despliegue policial lo que más enardeció a los asistentes, que vieron en esa actitud un empeño por demás exagerado a la hora de proteger la propiedad del dueño del boliche, al que acusan de haberse desatendido el incidente que le costó la vida al joven, que el de mantener el orden.

 

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