Provincia
Memoria, compañeres, memoria: se inauguró el segundo hospital odontológico de Pilar

«Hoy, con el ministro @nkreplak inauguramos el Hospital Odontológico «Tratado del Pilar», el primero en la historia de nuestro municipio», escribió en su twitter el intendente Federico De Achával, y disparó no poca preocupación por su estado de salud mental.
Esto, porque de un plumazo y sin ruborizarse olvidó que Pilar ya contaba con un hospital odontológico: el que la administración inmediatamente anterior inauguró el 27 de diciembre de 2016 en calle Hipólito Yrigoyen entre Ituzaingó y Pedro Lagrave, bautizado en esa oportunidad con el nombre del cura «José María Jaime».
Imbuido, tal vez, del espíritu fundacional que anima a sus compañeres del kirchnerismo, De Achával buscó imprimirle la épica de gesta histórica con que tiñen todos y cada uno de sus actos de gobierno, desde bajar cuadros de personajes indeseados -lo que haría cualquier decorador de interiores-, hasta un viaje en un confortable y muy bien viaticado avión por vacunas con el que pretendieron empequeñecer hasta al mismísimo Padre de la Patria en su monumental Cruce de Los Andes. Es decir, si a esta hazaña la enseñan en las universidades de todo el mundo como ejemplo de organización y estrategia militar, más grande todavía que el cruce de Los Alpes del cartaginés Aníbal en su lucha contra la Roma imperial, cómo lo que hacen los muchaches no va a quedar grabado en la memoria de su pueblo, al que dedican sus mejores afanes (según ellos, claro).
Se entiende que De Achával habla (y escribe en sus redes) para los propios y los desinformados, apoyado en ese objetivo en sus medios de prensa leales (la mayoría). Lástima que no repare en que hay algo que se llama archivo y al que recurrimos habitualmente los periodistas y aquellos que se resisten a comprar buzones, por más bien ubicados que se encuentren.
Se entiende también que quien los antecedió en el gobierno no sea santo de su devoción (tampoco lo es de quien suscribe estas líneas), pero la más elemental convivencia democrática y más en estos tiempos de crispación, exige de sus gobernantes otra actitud un tanto más madura, con bastante menos de estudiantina rebelde en el día de la primavera.
Por otra parte, supongamos que el primer hospital, el del centro de Pilar, haya sido desechado por esta administración por incómodo, obsoleto o lo que fuera, y reemplazado por una construcción más moderna, bien pintada o lo que sea, lo que convierte al acto protagonizado por el intendente y el ministro de Salud de la provincia, Nicolás Kreplak, no ya en una inauguración sino en un simple y llano traslado.
Además, el emplazado en Villa Buide (Maipú y Musladini), ofrece los mismos servicios que el «José María Jaime», salvo que tiene un consultorio más (siete el anterior, ocho éste) y atención las 24 horas. Lo que tienen en común es que los profesionales que se desempeñan en estos centros siguen cobrando salarios de miseria.
Por supuesto, siempre son bienvenidas todas las medidas que apunten a proteger la salud de los habitantes del distrito; lo que no se puede es suponer que la gente es estúpida o no tiene memoria. Tampoco se puede obligar a los trabajadores municipales, gente dignísima, a concurrir a estos actos para hacer bulto y, mucho menos, para escuchar a un ignoto director camporista que le habla en lenguaje inclusivo («Todxs», «chiques»), una de las mayores tonterías acuñadas en los últimos años que los muchaches peronistes abrazaron fervorosamente como quien se aferra a un rencor.