
El precio del dólar a partir del próximo lunes pasó a ser la variable sustancial de la realidad política. Muy a su pesar, Javier Milei está pasando de ser el presidente de la estabilidad y la desinflación al jefe de un gobierno acosado por el recrudecimiento de la inflación y la escalada del dólar.
El mundo político, asombrado por la velocidad de los acontecimientos, se prepara para recortarle espacios a Milei, quien ya luce esmerilado por Donald Trump y los mercados.
En un esfuerzo cada vez más desesperado por retomar la iniciativa, el gobierno estaría encontrando una veta que políticamente suele ser bastante rentable: mostrarle a la sociedad que la caída del gobierno provocaría un caos económico y social incontrolable. En este aspecto, Milei todavía corre con ventajas importantes por sobre la oposición. Cristina Kirchner evoca los peores fantasmas del pasado y Axel Kicillof todavía no genera confianza en los sectores independientes de la clase media.
Posiblemente sea ésta la razón principal que explica que el descenso de la imagen positiva del presidente es firme pero progresivo, es decir sin saltos.
En este sentido, el líder libertario supo explotar las reminiscencias que evocó el paro cegetista.
Un cerco que se cierra
De donde Milei no sabe cómo salir y se va encerrando cada vez más es del criptogate. Su principal temor sería que una serie de probables derrotas electorales, en Capital y Buenos Aires por ejemplo, podrían elevar la cantidad de diputados que apoyan el juicio político. En este sentido, la existencia de la comisión investigadora del caso $LIBRA tiene, en este orden de cosas, una importancia cualitativa, porque mantiene instalado el escándalo en el Congreso.
(*) Abogado administrativista. Director del portal El Informador Público, ex secretario Legal y Técnico de la comuna de Pilar (administración Bivort)