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La provincia de Buenos Aires destina solo $140 por alumno para almuerzo y $58 para desayuno

Por Pablo Portaluppi (*)

A pesar de las declamaciones y de los grandes discursos, los números no dejan lugar a dudas: la provincia de Buenos Aires destina por cada alumno en forma diaria, dentro del llamado Servicio Alimentario Escolar (SAE), $141,75 para el servicio Comedor y $58,13 para el Desayuno/Merienda (DMC).

Para la tercera variante dentro del SAE, llamado pomposamente Módulo Extraordinario para la Seguridad Alimentaria (MESA), el monto asignado es de $3516 por mes, de los cuales $470 se aplican a la logística del mismo.

Cada distrito de los 135 que componen la provincia, tiene asignado una cantidad de cupos determinados.

En términos más concretos: el gobierno bonaerense gasta menos de $60 para el desayuno de cada alumno, poco más de $140 para darle de almorzar, y le otorga a cada familia en forma mensual una caja de alimentos por $3000 netos.

Peor aún. Los montos detallados rigen desde enero de 2023. Antes de este mes, se destinaban, exactamente desde el 22 de abril de 2022, $125,08 en el caso del módulo Comedor, $50,76 para DMC, y $2753,18 en el MESA.

En el primer caso, el del almuerzo, implicó un aumento de apenas el 13%, mientras que para el desayuno-merienda, un 15%, y en la caja de productos un poco más, 30%.

Es decir, dichos servicios aumentaron en promedio desde abril a diciembre un 20%, cuando la inflación de todo el año fue del 95%. Y la de alimentos, más del 100%.

De acuerdo a la información oficial, el Servicio Alimentario Escolar está dirigido “a niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad social, escolarizados en escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires, con el objetivo de garantizar una cobertura nutricional uniforme asistiendo particularmente a los más vulnerables”.

Dentro del SAE, funcionan tres módulos o prestaciones: Desayuno-Merienda, Comedor y MESA. Los fondos provienen de La Plata, más precisamente desde el ministerio de Desarrollo de la Comunidad a cargo de Andrés “Cuervo” Larroque, uno de los líderes de “La Cámpora”, y son canalizados por los Consejos Escolares de cada municipio.

Pero además, habría una cuarta variante: el Menú Alternativo. ¿En qué consiste? “Para que se entienda, es una respuesta de emergencia o fuerza mayor, para esas escuelas que no poseen el modo de cocinar la comida”, explica la consejera escolar por Juntos del distrito de General Pueyrredon, Mónica Lence.

Y agrega: “Se les provee de un menú pre elaborado como tartas, pizzas, sándwiches, en su gran mayoría frío, para que puedan suplir de alguna manera el déficit principal. Pero los menúes alternativos deberían ser la excepción, no la regla. Porque no alimentan, porque sencillamente no reúnen los requerimientos de un plato de comida preparado en calidad nutricional”.

Tomando como ejemplo la ciudad de Mar del Plata, en 2019 dicho servicio alcanzaba a cerca de 1800 alumnos distribuidos en sólo 6 escuelas. Tres años después, para mayo de 2022, y reconocido por el propio kirchnerismo local, los establecimientos alcanzados por esta precaria modalidad totalizaban 165. Es decir, aproximadamente 50.000 chicos.

Del total de escuelas iniciales y primarias que recibían las prestaciones DMC o Comedor, cerca del 60% necesitaban el Menú Alternativo promediando el año pasado. Y de las secundarias, más del 80%. Aunque para fines de 2022, la situación mejoró un poco, reduciendo el primer porcentaje del 60 al 40%.

“El menú alternativo abarca a la mayoría de los cupos que se entregan en General Pueyrredón debido a la falta de condiciones óptimas de elaboración en los establecimientos educativos”, señala un informe interno elaborado por consejeros escolares del Frente de Todos en mayo del año pasado.

En todo el distrito, los cupos asignados son 56.738 para el módulo Desayuno-Almuerzo, y 18.905 para Comedor. Son en total 274 escuelas provinciales estatales, que albergan un aproximado de 90.000 alumnos

237 establecimientos están alcanzados por el Servicio Alimentario Escolar. Un 86%.

Entre las principales causas del notable incremento de esta alternativa en el distrito, se destacan las faltas de cocinas, la ausencia de recursos humanos, problemas de infraestructura, de equipamientos, y hasta de utensillos.

Todo reconocido por los propios consejeros kirchneristas. Pero no terminan de asumir sus responsabilidades: “Con el aumento significativo de la cobertura alimentaria escolar que ha realizado esta gestión se pusieron de relieve algunas problemáticas estructurales y otros obstáculos novedosos para la elaboración”, afirmaban entonces.

¿Qué implica aquella situación? Una pésima alimentación para los chicos de menos recursos, que además deben comer la comida fría porque muchas escuelas no tienen gas y mucho menos, hornos microondas.

La provisión de DMC alcanza a la totalidad de la matrícula de jardines iniciales y escuelas primarias”, reconocen desde el kirchnerismo local. Es decir, todos los chicos desayunan con $58.

La nombrada Mónica Lence brinda una explicación distinta a la de sus colegas oficialistas: “Durante el cierre de las escuelas en la pandemia, que olvidaron por arte de magia, sucedieron muchas cosas: hubo redistribución de personal auxiliar, por lo tanto los cocineros y ayudantes pasaron a ocupar otros roles”, añadiendo que “las escuelas sufrieron el daño estructural de la falta de inversión y mantenimiento, se produjo el faltante de utensilios, aumentaron los cupos de los estudiantes, no hubo previsión y eso provocó que al abrirlas nuevamente, los estudiantes que necesitaban el menú de emergencia pre elaborado alcanzaron el 60% del total”.

Según un relevamiento de la Defensoría del Pueblo de la provincia de junio de 2022, ya citado por este medio, el 51,7% de los establecimientos educativos presentaba falencias,  donde el 17,7% de los edificios declaró tener problemas estructurales; un 10% adujo filtraciones de agua; un 7,4% dijo tener problemas graves en la instalación eléctrica; un 4,6% planteó que los locales sanitarios se encuentran deteriorados y un 3,4% dijo que cuenta con pisos del edificio en mal estado.

Su par en el Consejo Escolar, Carina Cermesoni, agrega que “desde la provincia anuncian aumento de cupos, de montos, pero no solo pierden con la inflación, sino que además no se preocupan en dotar de recursos a las escuelas. Es decir, se llenan la boca hablando del incremento del asistencialismo pero no hacen cocinas donde se pueda preparar la comida de los chicos”. Y concluye tajante: “Lo hacen todo para la foto. Pura cáscara”.

De acuerdo a la notificación del anteúltimo aumento en los montos, del 22 de abril del año pasado, el gobierno de Axel Kicillof afirmaba que con dicha medida “habremos alcanzado para el mes de mayo de 2022, un incremento acumulado de 116 % en la prestación Desayuno/Merienda y de un 238 % en la prestación Comedor, respecto a los valores de las mismas para marzo de 2020”.

Los datos son correctos, pero la pregunta surge inevitable: ¿Qué se le puede dar de desayunar a un chico con $58 y de almorzar con $142?

La Cooperativa Consumidores Libres brinda algún tipo de respuesta. De acuerdo a un relevamiento realizado durante los primeros días de enero de este año, un kilo de arroz cuesta promedio $270, un paquete de fideos de 500 gramos $310, la docena de huevos $540, un sachet de leche $335, 1 kilo de pan $550.

La respuesta se deduce sola: Hay que hacer magia para darle de comer a un chico con los montos asignados.

Más datos.

Según el INDEC, durante 2022, la lechuga subió un 408%, la papa un 292%, el azúcar un 208%, la manzana un 158% y los huevos, 157%.

Vale recordar que los montos del SAE aumentaron un 15% entre abril de 2022 y enero de 2023.

Otro ejemplo que grafica a la perfección los efectos devastadores de la inflación, frente a la evidente inacción del gobierno nacional, y la desactualización de los montos por parte del gobierno bonaerense:

Si se analiza lo ocurrido con la caja MESA, se llega a la conclusión que con los $2753 asignados en abril del año pasado, se podían comprar 21 productos. Mientras que con el nuevo fonde de $3500, apenas 12.

Basta repasar el contenido de la caja para comprender el fenómeno. El módulo alimentario está compuesto por alimentos de primera necesidad como arroz, fideos secos, sal, leche en polvo, yerba, azúcar, harina 000, sémola, productos enlatados y puré de tomate”.

De acuerdo a cifras oficiales, aquel servicio alcanza a más de 2 millones de familias de alumnos que asisten a los 11 mil comedores escolares que funcionan en los establecimientos educativos incluidos en el Servicio Alimentario Escolar. Lo que pocos se explican es por qué la logística del mismo está a cargo de los Consejos Escolares y no, por ejemplo, del propio ministerio de Desarrollo bonaerense.

Pero más allá de eso, hay algo aún más llamativo.

El 27 de mayo de 2022, en una comunicación oficial emitida desde La Plata a los consejos de cada distrito, se afirmaba: “Cada módulo alimentario deberá entregarse en una caja armada y cerrada que deberá contar con el logotipo y leyenda del Programa y del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, para lo cual se enviarán especificaciones técnicas para cumplir con tal condición de embalaje”.

Legítimo, pero cuanto menos discutible.

Pero claramente al programa MESA se lo apropió el kirchnerismo para dar batalla. Un hecho lo demuestra. El 26 de abril del año pasado, en la localidad de Florencio Varela, fue anunciado con presencia de funcionarios y líderes oficialistas un convenio entre el ministerio de Desarrollo de la Nación y el gobierno de Axel Kicillof donde se otorgaba un subsidio no reintegrable durante 2022 por 16 mil millones de pesos, que, aseguraban, “duplica el financiamiento previo y permite reforzar la alimentación en niñas y niños que asisten a las escuelas.

Cabe recordar que esa caja tiene un monto de $3500 mensuales, de los cuales $470 se van en logística. Cuando se anunció aquel acuerdo, el módulo estaba compuesto por 21 productos. Ahora, sólo se pueden comprar 12.

Pero el sello del gobierno bonaerense debe estar de todos modos.

Allí estuvieron presentes el ex ministro de Desarrollo Social de la Nación, Juan Zabaleta, junto al gobernador y al ministro Andrés Larroque. Pero además, dijeron presente también el jefe de Gabinete provincial, Martín Insaurralde; la directora ejecutiva de la ANSES, Fernanda Raverta; la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez; el director general de Cultura y Educación, Alberto Sileon. Y hasta Máximo Kichner.

Así mismo, se anunció que los beneficiarios del programa iban a recibir también un cuadernillo que cuenta con información nutricional y una guía de recetas saludables.

Con $3000 netos mensuales para llenar una caja familiar de alimentos, resulta difícil lograr además una dieta saludable.

“El asistencialismo debería ir por otro canal, al menos”, sostiene la consejera Mónica Lence, proponiendo que “se asigne el valor que se les otorga a esas cajas de alimentos secos al menú que llega a las bocas de los estudiantes diariamente en platos calientes, nutritivos y variados como se solían preparar”.

Pero a esta propuesta ya le bajaron el pulgar desde el gobierno de Kicillof. En un año electoral, y con el kirchnerismo dando la gran batalla para retener la provincia de Buenos Aires, la caja con el logo de la provincia es casi fundamental.

Además, al canalizar la entrega a través de las escuelas, se aseguran la foto escolar, y que la caja llegue a los padres, los verdaderos objetivos del programa.

“Las escuelas no solo imparten educación, sino que son el centro de la comunidad en la provincia de Buenos Aires, donde se acompaña, se alimenta y se crea ciudadanía”, declaró Axel Kicillof hace pocos meses.

No se estaría notando demasiado.

 

(*) Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Periodismo. Columnista político en El Ojo Digital

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