Columnistas
Las mujeres progresan más y mejor en países con índices de libertad económica altos
Por Natalia Motyl (*)
Según datos del Banco Mundial las mujeres en Argentina se encuentra muy por detrás en indicadores económicos con respecto a países con mayor apertura comercial; menos regulaciones en la economía; seguridad jurídica y reglas de juego claras. La mejora en estos indicadores posibilitaría desarrollar capitales intelectuales y mayor integración.
Según el Banco Mundial, los países más libres del mundo como Estonia, Australia, Canadá, Alemania y Reino Unido poseen una tasa de desempleo promedio del 4,3%. En tanto, en países como el nuestro, la tasa de desempleo asciende a 10,7%, es decir, más que el doble que en cualquier país del resto del mundo.
Las medidas de cupo además que discriminatorias son un modo de ahuyentar las inversiones con más regulaciones innecesarias. Este tipo de medidas tienen más sentido desde la política a corto plazo que de economía sustentable ya que el costo económico de este tipo de medidas por la desinversión que provoca es significativamente mayor al posible beneficio.
Otro dato a tener en cuenta es que el empleo vulnerable en las mujeres -se refiere a los trabajadores familiares no remunerados y a los trabajadores autónomos como porcentaje del empleo total femenino- también es bajo en los países en donde existe el imperio de la libertad de mercado. Por ejemplo, el empleo vulnerable es del 4,7% en países como Estonia, del 4,9% en Alemania, del 8,1% en Australia, del 9,4% en Canadá y del 9,6% en el Reino Unido. Sin embargo, en la Argentina éste porcentaje se triplica al 20,2%. Sobre este punto, las mujeres que por haber crecido en un contexto empobrecido como es el caso de muchísimas mujeres en Argentina, no pueden acceder a servicios básicos para el desarrollo personales ven obligadas a desempeñarse en trabajos domésticos, precarios y en negro. Hoy provincias como Formosa cuenta con un 70% de la población recibiendo un cheque del Estado.
Obviamente, en un entorno en donde exista la libertad de mercado, las mujeres pueden insertarse fácilmente en un marco en el cual todo se reduce al libre juego de la oferta y la demanda; en el que sólo importa la capacidad, la inteligencia, seguridad y valentía de la persona, sin importar su género.
Es una característica imperante que en aquellos países más libres del mundo se recompensa el emprendedurismo. Por ejemplo, si vamos a los datos, los días necesarios que una mujer debe gastar para iniciar un negocio en trámites y regulaciones es de 4; sin embargo, en países menos libres como la Argentina este número se triplica a 12. Es más, si analizamos el número de procedimientos que son necesarios para iniciar un negocio éstos en nuestro país totalizan los 12 días. No obstante, si vamos a los países más libres, estos se reducen a 2 en Canadá, 3 en Estonia y Australia, 4 en Reino Unido, 6 en Chile y 9 en Alemania. Definitivamente, si una mujer desea independizarse y emprender, en nuestro país se le complica.
También en los países más libres del mundo la calidad de vida de sus mujeres es mucho más alta que en países como el nuestro. Por ejemplo, la esperanza de vida en aquellos países como Estonia, Canadá y Australia es casi 5 años mayor que en la Argentina. En tanto, la tasa de mortalidad materna por cada 100.000 bebés nacidos, es de 39; mientras que en Australia es de 6, en Alemania y Reino Unido de 7, en Estonia de 9 y en Chile, un país que siendo nuestro vecino es más pro mercado que el nuestro este número asciendo a 13 nada más. Asimismo, la tasa de embarazo adolescente en nuestro país es de 62,6%; cuando en Estonia es de 7,1%, en Canadá de 8%, en Alemania de 9%, en Australia de 11,3%, en Reino Unido del 12,6% y en Chile del 40,1%.
Por último, el tiempo que las mujeres gastan en tareas domésticas y de cuidado también es más alto en nuestro país si lo comparamos con el resto del mundo. De cada 24, la proporción que se gasta en el trabajo del hogar son de 23% en nuestro país; cuando en Reino Unido es de 10 puntos porcentuales menos, en Canadá es del 15%, en Alemania del 16% y en Estonia del 17%. Las economías de mercado permitieron que las tareas domésticas puedan ser reemplazadas por nuevas tecnologías, lo que históricamente permitió a la mujer incorporarse en espacios de decisión a principios del siglo XX. Recordemos que hasta no hace tantos años la mujer ocupaba la mayor parte de su tiempo en cocinar y lavar; hoy ese tiempo se redujo a una sexta parte y eso es gracias a la libertad económica.
Es imprescindible entender que no debemos ver al estado actual como un punto estático sino como un devenir dinámico. Si avanzamos en libertad, todos viviremos mejor por igual, sin diferenciación de género.
(*) Licenciada de Economía de la Universidad de Buenos Aires y economista de la Fundación Libertad y Progreso. Especialista en Comercio Exterior. Ayudante de cátedra en el Cema y UBA.