Columnistas

Putin y el nuevo orden mundial

Por Denes Martos (*)

El perdonar a los terroristas es asunto de Dios.
El mandárselos a Él es asunto mío.
Según reza el dicho, «el camarada lobo sabe a quién debe comer».
Pero no sólo sabe a quién debe comer;
parece que también sabe a quién no vale la pena escuchar.
Nuestra sociedad debe entender que una minoría – formada
por cierta categoría de personas – tiene que tener
una posición bien retribuida por el Estado para que pueda
garantizar los intereses de la mayoría. ¿Cuándo empezaremos
por fin a comprender esto? Nuestro pueblo no es estúpido.
Es tan solo que nadie con
suficiente autoridad moral se lo ha explicado bien.
Vladimir Putin
Discurso completo de Putin ante el Foro Económico Mundial de Davos.
27 de Enero 2021. [1]

Este Foro es el primero de principios de la tercera década del siglo XXI, y la mayoría de los temas en él, por supuesto, están dedicados a los cambios profundos que se están produciendo en el planeta.

De hecho, es difícil no notar las transformaciones fundamentales en la economía, la política, la vida social y la tecnología globales. La pandemia de coronavirus – mencionada recién por Klaus [2] – que se ha convertido en un serio desafío para toda la humanidad, solo ha estimulado y acelerado cambios estructurales, cuyas condiciones previas ya se habían formado hace bastante tiempo. Los problemas y los desequilibrios del mundo se acumularon en el pasado y la pandemia los ha exacerbado. Hay muchas razones para creer que existen riesgos para que las contradicciones sigan creciendo. Y esas tendencias pueden manifestarse en casi todas las áreas.

Por supuesto, no hay paralelos directos en la Historia. Pero algunos expertos – y respeto su opinión – comparan la situación actual con la de los años 30 del siglo pasado. Se puede estar de acuerdo con tal comparación de situaciones, y se puede no estar de acuerdo. No obstante, en muchos aspectos – en términos de la escala y la naturaleza compleja y sistémica de los desafíos y las amenazas potenciales – se sugieren ciertas analogías.

Vemos una crisis de los modelos e instrumentos anteriores del desarrollo económico. Hay un fortalecimiento de la estratificación social; tanto a nivel mundial como en países individuales. Hablamos de esto antes. Pero esto, a su vez, provoca hoy una fuerte polarización de las opiniones públicas; provoca el crecimiento del populismo, el radicalismo de derecha, izquierda y otros extremos; provoca la exacerbación de los procesos políticos internos, incluso en los países líderes.

Todo esto afecta inevitablemente la naturaleza de las relaciones internacionales, no les agrega estabilidad y previsibilidad. Hay un debilitamiento de las instituciones internacionales, los conflictos regionales se multiplican y el sistema de seguridad global también se está degradando.

Klaus acaba de mencionar mi conversación de ayer con el presidente de los Estados Unidos y la extensión del Tratado de limitación de armas estratégicas. Esto es, definitivamente, un paso en la dirección correcta. Sin embargo, las contradicciones se retuercen – como dicen – en una espiral. Y como todos saben, la incapacidad y la falta de voluntad para resolver estos problemas esenciales en el siglo XX se convirtió en la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial.

La incapacidad y la falta de voluntad para resolver estos problemas esenciales en el siglo XX se convirtió en la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial

Por supuesto, espero que un conflicto global tan «candente» sea básicamente imposible. Realmente lo espero. Significaría el fin de la civilización. Pero, repito, la situación puede desarrollarse de manera impredecible e incontrolable. Si no se hace nada para evitar que esto suceda, existe la posibilidad de encontrarnos en un colapso real del desarrollo mundial, plagado de una lucha de todos contra todos, con intentos de resolver contradicciones urgentes mediante la búsqueda de enemigos «internos» y «externos», con la destrucción no solo de esos valores tradicionales como la familia (a los que valoramos en Rusia), pero también como las libertades básicas, incluida la elección y la privacidad.

Me gustaría señalar aquí que la crisis social y de valores ya está produciendo consecuencias demográficas negativas, por lo que la humanidad corre el riesgo de perder continentes enteros de civilizaciones y culturas.

Nuestra responsabilidad común hoy es evitar esa perspectiva, que parece una oscura distopía, para asegurar el desarrollo a lo largo de una trayectoria diferente, positiva, armoniosa y creativa.

Y en este sentido, me extenderé con más detalle sobre los desafíos clave que, en mi opinión, enfrenta ahora la comunidad mundial.

El primero es socioeconómico.

Sí, es cierto: a juzgar por las estadísticas, incluso a pesar de las profundas crisis de 2008 y 2020, el período de los últimos cuarenta años puede considerarse exitoso o incluso súper exitoso para la economía mundial. Desde 1980, el PIB per cápita mundial en paridad del poder adquisitivo real se ha duplicado. Éste es definitivamente un indicador positivo.

La globalización y el crecimiento interno han llevado a una fuerte recuperación en los países en desarrollo, sacando a más de mil millones de personas de la pobreza. Si tomamos el nivel de ingresos de $ 5.5 por persona por día (en paridad de poder adquisitivo), entonces, según el Banco Mundial, en China, por ejemplo, el número de personas con ingresos más bajos ha disminuido de 1.100 millones en 1990 a menos 300 millones en los últimos años. Éste es, definitivamente, el éxito de China. Y en Rusia de 64 millones de personas en 1999 a unos 5 millones en la actualidad. Y creemos que éste es, por cierto, también un avance en nuestro país en la dirección más importante.

Aún así, la pregunta principal, cuya respuesta en muchos aspectos da una comprensión de los problemas actuales, es: ¿cuál fue la naturaleza de este crecimiento global?; ¿quién recibió el principal beneficio de esto?

Por supuesto, como dije, los países en desarrollo se beneficiaron mucho de la creciente demanda de sus productos tradicionales e incluso de los nuevos. Esta integración en la economía global ha dado como resultado algo más que empleos e ingresos por exportaciones. Pero también ha tenido costos sociales; incluyendo una brecha significativa en los ingresos de los ciudadanos.

Pero, ¿qué pasa con las economías desarrolladas, donde el nivel de riqueza promedio es mucho mayor? Por paradójico que parezca, los problemas de estratificación en los países desarrollados resultaron ser aún más profundos. Según el Banco Mundial, si en los Estados Unidos de América en el año 2000 unas 3.6 millones de personas vivían con un ingreso de menos de $ 5.5 por día, en el 2016 ya había 5.6 millones de personas en esa condición.

Durante el mismo período, la globalización produjo un aumento significativo de los beneficios de las grandes multinacionales, principalmente estadounidenses y europeas.

Por cierto, en términos de ciudadanos, las economías desarrolladas de Europa tienen la misma tendencia que en los Estados Unidos.

Pero, de nuevo, en términos de ganancias de la empresa, ¿quién obtuvo los ingresos? La respuesta es conocida, es obvia, para el uno por ciento de la población.

¿Qué pasó en la vida de las demás personas? Durante los últimos 30 años, en varios países desarrollados, los ingresos de más de la mitad de los ciudadanos en términos reales se han estancado y no han aumentado. Pero el costo de los servicios de educación y salud ha aumentado. ¿Y saben cuánto? Tres veces.

Durante los últimos 30 años, en varios países desarrollados, los ingresos de más de la mitad de los ciudadanos en términos reales se han estancado y no han aumentado.

Es decir, millones de personas, incluso en los países ricos, han dejado de ver la perspectiva de incrementar sus ingresos. Al mismo tiempo, se enfrentan con los problemas de cómo mantenerse sanos ellos mismos y sus padres; y cómo brindar una educación de calidad a los niños.

También se está acumulando una gran masa de personas que, de hecho, no resultan consideradas. Así, según la Organización Internacional del Trabajo, en 2019, el 21 por ciento – o sea 267 millones – de jóvenes en el mundo, no estudiaron ni trabajaron en ningún lugar. E incluso entre los trabajadores (aquí hay un indicador interesante, son cifras interesantes), incluso entre los trabajadores, el 30 por ciento vive con un ingreso por debajo de los 3,2 dólares al día en paridad de poder adquisitivo.

Esas distorsiones en el desarrollo socioeconómico global fueron el resultado directo de las políticas aplicadas en la década de 1980, y a menudo se llevaron a cabo de una manera chabacana y dogmática. Esta política se basó en el llamado «Consenso de Washington». Con sus reglas no escritas, priorizó el crecimiento impulsado por la deuda privada en un entorno de desregulación y bajos impuestos para los ricos y las corporaciones.

El llamado «Consenso de Washington», con sus reglas no escritas, priorizó el crecimiento impulsado por la deuda privada en un entorno de desregulación y bajos impuestos para los ricos y las corporaciones

Como dije, la pandemia de coronavirus solo ha exacerbado estos problemas. El año pasado, el declive de la economía mundial fue el mayor desde la Segunda Guerra Mundial. Las pérdidas en el mercado laboral en julio equivalían a casi 500 millones de puestos de trabajo. Sí, es cierto, al final del año, la mitad de ellos fueron restaurados. Aún así, esto significa casi 250 millones de puestos de trabajo perdidos. Es una cifra grande y muy alarmante. Solo en los primeros nueve meses del año pasado, la pérdida de ingresos laborales en todo el mundo ascendió a 3,5 billones de dólares. Y la cifra sigue creciendo. Lo cual significa que la tensión social en la sociedad también está creciendo.

Al mismo tiempo, la recuperación posterior a la crisis no es fácil. Si hace 20-30 años el problema podría haberse resuelto mediante el estímulo de la política macroeconómica (por cierto, ésto lo están haciendo todo el tiempo), hoy esos mecanismos, de hecho, se han agotado y no funcionan. El recurso está prácticamente agotado. Y éstas no son declaraciones infundadas mías.

Según estimaciones del FMI, el nivel de deuda total de los sectores público y privado se ha acercado al 200% del PIB mundial. Y en algunas economías, esa deuda superó el 300 por ciento del PIB nacional. Al mismo tiempo, en los países desarrollados, las tasas de interés son prácticamente cero en todas partes. Y en países en desarrollo clave, están a niveles históricamente mínimos.

Según el FMI, el nivel de deuda total de los sectores público y privado se ha acercado al 200% del PIB mundial. Y en algunas economías, esa deuda superó el 300 por ciento del PIB nacional.

Todo esto hace esencialmente imposible estimular la economía con instrumentos tradicionales aumentando el crédito privado. La llamada flexibilización cuantitativa, que solo aumenta e infla la “burbuja” del valor de los activos financieros, conduce a una mayor estratificación de la sociedad. Y la creciente brecha entre las economías «reales» y las «virtuales» representa una amenaza real y está plagada de conmociones serias e impredecibles. (Por cierto, representantes del sector real de la economía de muchos países del mundo me lo cuentan muy a menudo, y creo que los participantes de negocios en la reunión de hoy también estarán de acuerdo conmigo).

Ciertas esperanzas de que será posible «reiniciar» el modelo de crecimiento anterior están asociadas con un rápido desarrollo tecnológico. De hecho, los últimos 20 años han sentado las bases de la llamada cuarta revolución industrial, que se basa en el uso generalizado de inteligencia artificial, soluciones automatizadas y robóticas. La pandemia de coronavirus ha acelerado enormemente estos desarrollos y su adopción.

Sin embargo, este proceso da lugar a nuevos cambios estructurales. En primer lugar me refiero al mercado laboral. Esto significa que sin una acción gubernamental eficaz, muchas personas corren el riesgo de quedarse desempleadas. Además, éstas a menudo pertenecen a la llamada clase media; que es la base de cualquier sociedad moderna.

Y en este sentido surge el segundo desafío fundamental de la próxima década: el sociopolítico. El aumento de los problemas económicos y la desigualdad divide a la sociedad, engendra intolerancia social, racial y nacional, y esa tensión estalla incluso en países con instituciones civiles y democráticas aparentemente bien establecidas diseñadas para suavizar y extinguir tales fenómenos y excesos.

Los problemas socioeconómicos sistémicos dan lugar a tal descontento público que el mismo requiere una atención especial, requiere que estos problemas se resuelvan en esencia. La peligrosa ilusión de que pueden, como dicen algunos, ser ignorados, desechados, arrinconados, está plagada de graves consecuencias. En ese caso, la sociedad seguirá dividida tanto política como socialmente. Porque las razones por las que la gente está insatisfecha en realidad no se encuentran en algunas cuestiones especulativas, sino en problemas reales que conciernen a todos, sin importar a qué puntos de vista, incluidos los políticos, una persona realmente no adhiere. O a cuales cree que adhiere. Los problemas reales generan descontento en todos.

Las razones por las que la gente está insatisfecha no se encuentran en algunas cuestiones especulativas, sino en problemas reales que conciernen a todos

Destacaré un punto fundamental más. Los gigantes tecnológicos modernos y, sobre todo los digitales, han comenzado a jugar un papel cada vez más significativo en la vida de la sociedad. Ahora se habla mucho de esto, sobre todo en relación con los hechos ocurridos en Estados Unidos durante la campaña electoral. Y éstos ya no son solo algunos gigantes económicos; en algunas áreas están compitiendo de facto con los Estados. Su audiencia se estima en miles de millones de usuarios que pasan una parte importante de sus vidas dentro de estos ecosistemas.

Desde el punto de vista de las propias empresas, su posición de monopolio es óptima para organizar los procesos tecnológicos y de negocio. Quizás sea así, pero la sociedad tiene una pregunta: ¿en qué medida ese monopolio se corresponde precisamente con los intereses públicos? ¿Dónde está la línea divisoria entre negocios globales exitosos, los servicios y los servicios bajo demanda, la consolidación del big data y los intentos de manejar la sociedad con rudeza, entre su propia discreción y el reemplazar instituciones democráticas legítimas, de hecho, o bien usurpar o restringir el derecho natural de una persona a decidir por sí misma cómo vivir, qué elegir, qué posición expresar libremente? Todos hemos visto esto no solo en los Estados Unidos, y todos entienden de lo que estoy hablando ahora. Estoy seguro de que la inmensa mayoría de la gente comparte esta posición, incluidos los que participan hoy en el evento con nosotros.

Y finalmente, el tercer desafío – o más bien, la clara amenaza que podemos enfrentar en la próxima década – es la exacerbación de toda la gama de problemas internacionales. Después de todo, los crecientes problemas socioeconómicos internos no resueltos pueden empujar a las personas a buscar a alguien a quien culpar de todos los problemas y redirigir la irritación y el descontento de sus ciudadanos. Y ya lo vemos, ya sentimos, que en política exterior, el grado de retórica propagandística está creciendo. Se puede esperar que la naturaleza de las acciones prácticas también se vuelva más agresiva, incluida la presión sobre aquellos países que no estén de acuerdo con el papel asignado de obedientes satélites controlados, con el uso de barreras comerciales, con sanciones ilegítimas y restricciones financieras, tecnológicas, y con esferas de información.

Tal juego sin reglas aumenta críticamente los riesgos del uso unilateral de la fuerza militar. Ése es el peligro: el uso de la fuerza bajo uno u otro pretexto inverosímil. Esto multiplica la probabilidad de nuevos «puntos calientes» en nuestro planeta. Todo esto no puede dejar de preocuparnos.

Al mismo tiempo, queridos participantes del foro, a pesar de tal maraña de contradicciones y desafíos, ciertamente no debemos perder una perspectiva positiva del futuro; debemos seguir comprometidos con una agenda creativa. Sería ingenuo proponer algún tipo de recetas milagrosas universales para resolver los problemas señalados. Pero, ciertamente, todos debemos tratar de elaborar enfoques comunes, acercar nuestras posiciones lo más posible e identificar las fuentes que generan tensión global.

Una vez más quiero enfatizar mi tesis: la razón fundamental de la inestabilidad del desarrollo global la constituyen en gran parte los problemas socio-económicos acumulados. Por lo tanto, la pregunta clave hoy es cómo construir una lógica de acción, no solo para restaurar rápidamente las economías globales y nacionales afectadas por las consecuencias de la pandemia en la industria, sino también para asegurar que dicha recuperación sea sostenible a largo plazo y haya una estructura de alta calidad, que ayude a superar la carga de los desequilibrios sociales. Obviamente, teniendo en cuenta las restricciones ya mencionadas, la política macroeconómica de mayor desarrollo económico se basará en gran medida en incentivos fiscales, y el papel clave lo desempeñarán los presupuestos estatales y los bancos centrales.

De hecho, en los países desarrollados y en algunos países en desarrollo, ya estamos viendo esas tendencias. Incrementar el papel de los Estados en la esfera socioeconómica a nivel nacional, obviamente requiere una mayor responsabilidad, y una estrecha interacción interestatal en la agenda global. Los llamados a un crecimiento inclusivo, a la creación de condiciones para lograr un nivel de vida digno para todas las personas, se escuchan constantemente en varios foros internacionales. Todo esto es correcto, nuestro trabajo conjunto se está considerando en la dirección absolutamente necesaria.

Está absolutamente claro que el mundo no puede seguir el camino de construir una economía que funcione para un millón de personas o incluso para un “billón de oro”. Ésa es solo una actitud destructiva. Ése modelo es, por definición, inestable. Los acontecimientos recientes, incluidas las crisis migratorias, lo han demostrado.

Ahora es importante pasar de una declaración general a los negocios, para dirigir esfuerzos y recursos reales a fin de lograr tanto una reducción de la desigualdad social dentro de los países individuales como una convergencia gradual del nivel de desarrollo económico de los diferentes países y regiones del planeta. Así, no habrá crisis migratorias.

Los significados y el énfasis de una política de este tipo, diseñada para garantizar un desarrollo sostenible y armonioso, son obvios. ¿De qué se trata? Se trata de la creación de nuevas oportunidades para todos, de condiciones para el desarrollo y para la realización del potencial de una persona, sin importar dónde nació y vive.

Y aquí esbozaré cuatro prioridades clave. ¿Cómo veo estas prioridades? Quizás no diga nada original. Sin embargo, dado que Klaus permitió que Rusia expresara su posición, ciertamente lo haré.

¿De qué se trata? Se trata de la creación de nuevas oportunidades para todos, de condiciones para el desarrollo y para la realización del potencial de una persona.

Primero. Una persona debe tener un entorno de vida agradable. Se trata de vivienda e infraestructura accesible: transporte, energía, servicios públicos. Y, por supuesto, del bienestar ambiental, esto nunca debe olvidarse.

Segundo. Una persona debe estar segura de que tendrá un trabajo que le proporcionará un ingreso en constante crecimiento y, en consecuencia, un nivel de vida decente. Debe tener acceso a mecanismos de aprendizaje efectivos a lo largo de su vida. Hoy es absolutamente necesario que se le permita desarrollar y construir su carrera para, luego de su culminación, recibir una pensión digna y un conjunto de servicios sociales.

Tercero. Una persona debe estar segura de que recibirá una atención médica eficaz y de alta calidad cuando lo requiera; de que el sistema de salud en cualquier caso le garantizará el acceso al nivel moderno de servicios.

Cuarto. Independientemente de los ingresos de la familia, los niños deben poder recibir una educación decente y desarrollar su potencial. Cada niño tiene este potencial.

Esta es la única forma de garantizar un desarrollo más eficaz de la economía moderna. Una economía donde las personas no son un medio, sino un fin. Y solo aquellos países que puedan avanzar en las cuatro áreas señaladas…  – no son exhaustivas, solo hablé de lo principal – en realidad, solo aquellos países que puedan avanzar en al menos estas cuatro áreas, garantizarán un desarrollo sostenible e inclusivo.

Éstos son los enfoques que subyacen a la estrategia que mi país, Rusia, también está aplicando. Nuestras prioridades se construyen en torno a una persona y su familia; están orientadas al desarrollo demográfico y a la salvación de las personas, a mejorar el bienestar de las personas y a proteger su salud. Trabajamos para crear las condiciones para un trabajo digno y eficaz y un emprendimiento exitoso, para asegurar la transformación digital como base del orden tecnológico del futuro de todo el país, y no de solo un grupo reducido de empresas.

Pretendemos concentrar los esfuerzos del Estado, las empresas, la sociedad civil en estas tareas, para construir una política presupuestaria estimulante en los próximos años.

Para lograr nuestros objetivos de desarrollo nacional, estamos abiertos a la cooperación internacional más amplia y confiamos en que la cooperación en la agenda socioeconómica mundial tendrá un impacto positivo en la atmósfera general de los asuntos mundiales. La interdependencia en la solución de los graves problemas actuales agregaría esa confianza que ahora es esencialmente importante y especialmente relevante.

Es obvio que se ha terminado la era asociada con los intentos de construir un orden mundial centralizado y unipolar. De hecho, esa era ni siquiera empezó. Sólo se hizo un intento en esta dirección. Pero eso ya pasó. Ese monopolio, simplemente por su naturaleza, contradecía la diversidad cultural e histórica de nuestra civilización.

Es obvio que se ha terminado la era asociada con los intentos de construir un orden mundial centralizado y unipolar. De hecho, esa era ni siquiera empezó. Sólo se hizo un intento en esta dirección.

La realidad es que han surgido en el mundo centros de desarrollo verdaderamente diferentes y se han declarado, con sus propios modelos, sistemas políticos e instituciones sociales diferenciadas. Y hoy es sumamente importante construir mecanismos de articulación de sus intereses para que la diversidad, la competencia natural entre polos de desarrollo no se transforme en anarquía, o en una serie de conflictos prolongados.

Para ello, entre otras cosas, tendremos que trabajar en el fortalecimiento y desarrollo de instituciones universales, que tengan la responsabilidad especial de asegurar la estabilidad y seguridad en el mundo, de desarrollar reglas de conducta en la economía global y en el comercio.

Ya he señalado más de una vez que muchas de estas instituciones están pasando hoy muy lejos de sus mejores tiempos. Hablamos constantemente de esto en varias cumbres. Estas instituciones fueron creadas, por supuesto, en una época diferente, esto es comprensible. Y puede ser incluso objetivamente difícil para ellas responder a los desafíos actuales. Pero, me gustaría enfatizar: ésta no es una razón para rechazarlas, de hecho, sin ofrecer nada a cambio. Además, estas estructuras tienen una experiencia única y un gran potencial, en gran parte no desarrollado. Ciertamente deben adaptarse cuidadosamente a las realidades modernas. Pero es demasiado pronto para tirar la Historia a la basura. Hay que trabajar con ellas, hay que usarlas.

Junto con esto, por supuesto, es importante utilizar nuevos formatos de interacción adicionales. Me refiero aquí a un fenómeno como el multilateralismo. Por supuesto, esto también se puede entender de diferentes formas y maneras. Ya sea como dando una apariencia de legitimidad a las acciones unilaterales, impulsando intereses cuando otros solo pueden asentir en aprobación. O bien como una verdadera unificación de esfuerzos de Estados soberanos para resolver problemas específicos en pos del beneficio general. En este caso, podemos hablar de la regulación de los conflictos regionales, de la creación de alianzas tecnológicas, y de muchas otras áreas, incluida la formación del transporte transfronterizo, corredores de energía, etc.

Queridos amigos, señoras y señores!

Entiendan que aquí hay un campo muy amplio para la colaboración. Estos enfoques múltiples funcionan. La práctica demuestra que funcionan. Permítanme recordarles que en el marco de, por ejemplo, el formato de Astana [3], Rusia, Irán y Turquía están haciendo mucho para estabilizar la situación en Siria y ahora están ayudando a establecer un diálogo político en este país. Por supuesto, junto con otros países. Lo hacemos juntos. Y en general, no sin éxito, quiero recalcar esto.

Rusia, Irán y Turquía están haciendo mucho para estabilizar la situación en Siria y ahora están ayudando a establecer un diálogo político en este país. Por supuesto, junto con otros países. Lo hacemos juntos. Y en general, no sin éxito, quiero recalcar esto.

Rusia ha emprendido, por ejemplo, esfuerzos activos de mediación para detener el conflicto armado en la región de Nagorno-Karabaj, en el que participaron los pueblos y Estados cercanos a nosotros, Azerbaiyán y Armenia. Al mismo tiempo, intentamos seguir los acuerdos clave alcanzados en el Grupo de Minsk de la OSCE, en particular entre sus copresidentes: Rusia, Estados Unidos y Francia. Este también es un muy buen ejemplo de cooperación.

Como saben, en noviembre se firmó una declaración trilateral de Rusia, Azerbaiyán y Armenia. Y es importante que, en general, se aplique de forma coherente. Se detuvo el derramamiento de sangre. Es lo más importante. Se logró detener el derramamiento de sangre, se logró un alto el fuego completo y comenzó el proceso de estabilización.

Ahora, la comunidad internacional – y, sin duda, los países involucrados en la resolución de la crisis – se enfrentan a la tarea de ayudar a las zonas afectadas en la solución de los problemas humanitarios relacionados con el retorno de los refugiados, con la restauración de la infraestructura destruida, con la protección y restauración de los monumentos religiosos y culturales históricos.

Otro ejemplo: me gustaría señalar el papel de Rusia, Arabia Saudita y los Estados Unidos de América, y varios otros países en la estabilización del mercado energético mundial. Este formato se ha convertido en un ejemplo productivo de interacción entre Estados con evaluaciones de procesos globales diferentes, a veces incluso completamente opuestas, con sus propias posiciones de cosmovisión.

Al mismo tiempo, por supuesto, existen problemas que afectan a todos los Estados sin excepción. Un ejemplo de ello es la cooperación en el estudio de la infección por coronavirus y la lucha contra ella. Recientemente, han aparecido algunas variedades de esta peligrosa enfermedad. Y la comunidad mundial debería crear las condiciones para que científicos y especialistas trabajen juntos para comprender por qué y cómo, por ejemplo, se produce la mutación del coronavirus, cómo se diferencian las diferentes cepas entre sí. Y por supuesto, es necesario coordinar los esfuerzos de todo el mundo, a lo que insta el Secretario General de la ONU, a lo que nos dirigimos en la cumbre del G20 no hace tanto tiempo. Es necesario unir y coordinar los esfuerzos del conjunto mundial en la lucha contra la propagación de la enfermedad y aumentar la disponibilidad de las vacunas que ahora son tan necesarias contra el coronavirus… Es necesario brindar asistencia a los Estados que necesitan apoyo, incluidos los africanos. Me refiero a aumentar el volumen de pruebas y vacunaciones. Vemos que la vacunación masiva está disponible hoy, en primer lugar, para los ciudadanos de los países desarrollados, mientras que cientos de millones de personas en el planeta se ven privadas incluso de la esperanza de esa protección. En la práctica, tal desigualdad puede significar una amenaza común, porque, y es bien sabido, se ha dicho muchas veces, la epidemia se prolongará y sus focos incontrolados persistirán. Una epidemia no tiene fronteras.

No hay límites para las infecciones y las pandemias. Por lo tanto, debemos aprender las lecciones de la situación actual y proponer medidas destinadas a aumentar la eficiencia del sistema para monitorear la aparición de enfermedades similares en el mundo y el desarrollo de tales situaciones.

Otra área importante donde la coordinación de nuestro trabajo es necesaria – de hecho, se necesita la coordinación del trabajo de toda la comunidad mundial – es la preservación del clima y la naturaleza de nuestro planeta. Tampoco diré nada nuevo aquí.

Solo juntos podremos avanzar en la solución de problemas tan graves como el calentamiento global, la reducción de los recursos forestales, la pérdida de biodiversidad, el aumento de desechos, la contaminación plástica del océano, etc., y para encontrar un equilibrio óptimo entre los intereses del desarrollo económico y la conservación del medio ambiente para generaciones actuales y futuras …

¡Estimados participantes del foro! ¡Queridos amigos!

Es muy importante evaluar honestamente la situación, y no enfocarse en problemas imaginarios sino en problemas globales reales.

Todos sabemos que la competencia, la rivalidad entre países en la Historia mundial no se ha detenido, no se detiene y nunca se detendrá. Y las contradicciones, los choques de intereses, son también algo natural para un organismo tan complejo como la civilización humana. Sin embargo, en los períodos de inflexión, esto no interfirió, sino que, por el contrario, animó a unir esfuerzos en las áreas más importantes y verdaderamente fatídicas. Y me parece que ahora estamos precisamente en un período así.

Es muy importante evaluar honestamente la situación, y no enfocarse en problemas imaginarios sino en problemas globales reales, en eliminar desequilibrios que son críticos para toda la comunidad mundial. Y luego, estoy seguro, podremos lograr el éxito, para responder adecuadamente a los desafíos de la tercera década del siglo XXI.

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NOTAS
1)- Fuente original: https://www.elpaisdigital.com.ar/contenido/discurso-completo-de-putin-en-davos/29854 –
Ver también: https://youtu.be/P80Dh7_oBLg (traducc.simultánea) –
https://youtu.be/SPmNXLPd4KI (Noticiero)
https://youtu.be/6hhzrIZ4G2s (Con subtítulos)

2)- Se refiere a Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial.

3)- Se refiere a la Declaración de Astana cuyo objetivo es lograr una mayor inversión en atención primaria de la salud, con el fin de alcanzar una cobertura universal de salud. (Astana es la capital de Kazajistán).

(*) Politólogo, consultor nacional e internacional, analista de riesgos, escritor e investigador

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