Economía

Se vienen tiempos difíciles: cuáles son las tres apuestas de Massa para no tener que devaluar

La sangría de reservas internacionales del primer trimestre deja en evidencia que el BCRA no encuentra respiro en el mercado oficial de cambios.

La cotización del dólar blue cerró el viernes a 395 pesos y en marzo aumentó mostró un 5,3 % una suba por debajo de la inflación que podría estar entre el 7 y 8 % mensual de acuerdo a las proyecciones de bancos y consultoras que proveen su información al Banco Central (BCRA) para calcular el REM. En tanto que los dólares financieros mostraron precios máximos, con un dólar CCL que llegó a los 406 pesosy el dólar MEP que finalizó en los $398.

El viernes pasado el BCRA tuvo un saldo de ventas netas de 99 millones de dólares, por lo que el acumulado del mes llegó a los 1.875 millones de dólares, mientras que en el trimestre acumula un récord de ventas de unos 3.000 millones de dólares.

La novedad es que por primera vez desde diciembre el viernes pasado las reservas internacionales brutas aumentaron en unos 2500 millones de dólares por una parte del desembolso del FMI de un total de 5.400 millones de dólares.

Por lo tanto en lo que va del año las reservas brutas del BCRA cayeron en unos 5.500 millones de dólares.

El problema es que el aumento de reservas internacionales netas que habían dejado el «dólar soja» de 200 pesos de septiembre pasado y el dólar soja 2.0 de 330 pesos de diciembre se consumió en solo 3 meses.

Por otro lado, las reservas internacionales netas (RIN), que incluye solo los DEGs en cartera del BCRA, se desplomaron más de u$s8.000 millones en tres meses, desde un pico de u$s8.874 millones a fin de 2022 a un estimado de u$s862 millones en la actualidad.

Ante este problema tanto de flujos como de stock, la dinámica en el mercado oficial de cambios se tornó insostenible y fuerza a una modificación inmediata del status quo.

En este aspecto, hay que destacar que los contratos de futuros de ROFEX se movieron en la semana descontando alguna medida de alivio inminente. Las tasas implícitas cayeron entre 170 y 500 puntos básicos esta semana en los contratos de abril a agosto, concentrándose la baja en la primera de estas posiciones.

Por ese motivo, para el equipo económico son cruciales cuatro aspectos:

  1. el desembolso de unos 5.200 millones del dólares del FMI, en caso que se den por aprobadas las metas del último trimestre del año pasado.
  2. la puesta en marcha del nuevo dólar soja 3.0 anunciada por el ministro de Economía Sergio Massa para el agro, por 30 días y para las económicas regionales por 90 días que serían  de aproximadamente unos 300 pesos. Arrancaría el 1 de abril próximo y el equipo económico proyecta que ingresarían unos 3.000 millones de dólares.
  3. una flexibilización de la posición de reservas internacionales netas (RIN) que apruebe el FMI para el primer trimestre de este año.
  4. un nuevo ingreso de préstamos de organismos internacionales por unos 3.000 millones de dólares.

La noticia de que el ministro de Economía, Sergio Massa, lanzaría la semana próxima un nuevo dólar diferencial para el agro y las economías regionales generó mejores expectativas para el futuro de un mercado cambiario que se presenta muy hostil para el BCRA .

El ministro también habría gestionado en su último viaje a los Estados Unidos nuevos préstamos de organismos financieros internacionales como CAF, BID y Banco Mundial por unos 3.000 millones de dólares más en este año.

El dólar 3.0 sería por un mes para la soja y comenzaría a operar la semana que comienza a un tipo de cambio de $300, frente a un dólar oficial mayorista de 215 pesos, y desde mayo por tres meses para algunos productos de economías regionales como vinos, maní, arroz, entre los principales.

La gran duda es cuánto podría lograr el Gobierno por liquidaciones de soja que sería lo más relevante por inmediatez y orden de magnitud.

Desde Portfolio Personal Invesment señalan que el objetivo sería ir a la búsqueda principalmente de los 7 millones de toneladas de soja no vendidos de la producción de 2022, ya que la sequía demoró la siembra y, en consecuencia, la cosecha, por lo que los primeros lotes de soja vendrían demorados.

Pero por otra parte son escépticos respecto de que los productores decidan vender a un tipo de cambio solo 45% superior al dólar oficial, cuando decidió no hacerlo a primas de 42% y 38% en las primeras dos versiones. Sin embargo, hay que darle la derecha al equipo económico que en dichas ocasiones supo ofrecer el precio requerido por el mercado.

Con esta medida el gobierno buscaría que se liquiden unos 5.000 millones de dólares de exportaciones hasta octubre, lo cual, podría traer algo de calma a la situación dramática que atraviesan las arcas del BCRA.

En caso de venderse las 7 millones de toneladas de soja acopiadas de 2022, el BCRA compraría unos u$s3.800 millones y podría desprenderse (al dólar oficial) de unos u$s1.100 millones (si vende el 30% de lo comprado como ocurrió en promedio en las dos ediciones anteriores), quedando con un neto de casi 2.700 millones de dólares.

El correlato de esto sería una expansión monetaria de $916.000 millones o 0,6% PBI (PBI nominal de $163 billones). En este punto vale recalcar que el enfoque sigue siendo inconducente, con más pesos que en algún momento presionarán sobre la brecha cambiaria (hoy anestesiada en 90%). La gran pregunta es qué ocurrirá cuando llegue la cosecha de 2023, por ahora estimada en 25 millones de toneladas.

Adicionalmente el nuevo dólar agro o dólar 3.0 traería retenciones adicionales por $115.000 millones en caso de que los 3.800 millones de dólares de ventas esperadas se liquiden  al dólar de 300 pesos.

Esto ayudaría a contener una dinámica fiscal acorde a lo ocurrido en los primeros tres meses del año y sería una especie de paliativo frente a una caída en las retenciones estimada por la sequía en de unos 5.000 millones de dólares.

En cuanto al resto de los productos, el impacto sería menor ya que sumarían liquidaciones por unos 2.000 millones exportados en 2022, aunque podrían sumársele otros que empujen el valor a niveles cercanos al nuevo tipo de cambio diferencial.

Pero de acuerdo a las estimaciones del especialista Salvador Di Stefano, la soja a liquidar sería mucho menor que los 7 millones de toneladas que estima el mercado finaciero.

«Solo quedarían unas 3 millones de toneladas de soja sin vender,ya que habría unos 4 millones de toneladas que habrían salido del país por la frontera en forma ilegal y una gran parte a Uruguay y a Paraguay», manifestó el analista.

Di Stefano explica que con los incentivos planteados con este nuevo tipo de cambio diferencial existe la posibilidad que los productores de soja se sienten sobre la cosecha incluso pagando el sobrecargo de tasa que la aplica el BCRA que resulta en una tasa efectiva anual de 145%, esperando un nuevo incentivo adicional porque los tiempos se acortan frente a una futura devaluación del peso.

Existe también la posibilidad que soliciten un tipo de cambio diferencial de mayor prima, dada la cercanía del recambio presidencial, que podría traer consigo un mejor precio efectivo para el productor, sea por un salto discreto del tipo de cambio oficial o por menores retenciones. El mismo tendría por objetivo la exportación de productos de economías regionales y soja.

 

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