Municipios

Interna despiadada en el gobierno de Pilar: No hay peor astilla que la del mismo palo

Primero fue la aparición de un decreto con logo, firma y sellos municipales, y después, pintadas con leyendas no muy agradables para con el intendente De Achával. Rápido, el oficialismo salió a acusar a la oposición, aún sabiendo que no se trata más que de otro capítulo de una feroz interna que se desarrolla entre los principales integrantes del propio gobierno.

Comencemos por el decreto tan meneado, que vio la luz en las redes sociales y aunque lucía auténtico, cualquier desavisado advertía que se trataba de una «truchada» que cualquiera con mediano manejo de un sencillo programa en su PC podía elaborar. Eso determinó que ningún medio medianamente serio le confiriera entidad alguna. A tal punto su falsedad, que el/la los/las autores del documento (por el que supuestamente se autorizaban actividades recreativas en countrys y barrios cerrados) fueron un paso más allá y «trucharon» la tapa (con el decreto como noticia principal) del diario que financia el intendente, tal vez con el objetivo de que pareciera más creíble.

Ahí nomás la principal espada del jefe comunal, el secretario de Gobierno Santiago Laurent, se despachó con la certeza de que «un sector político que trabaja sobre el odio y la mentira», eran los autores de «un capítulo más de toda una serie de campañas constantes que se vienen dando de desinformar, de desorientar a la gente, de generar bronca y odio», y corrió a denunciar «ante la secretaría de Asuntos Jurídicos por falsificación de documentos públicos y por acciones que ponen en riesgo la salud pública».

Laurent no ahorró calificativos, «miserables» los llamó, y sus exégetas periodísticos no vacilaron en cargarle a mochila a la oposición.

Ahora bien, paralelo a la diatriba mediática del secretario de Gobierno, quienes transitaban por la estación de trenes de Pilar, por el tanque de agua, por el km 50 (a la altura de Jumbo), por La Lonja (donde está la planta de L’Oréal), por Del Viso y por Derqui, podían leer enormes pintadas con elegante caligrafía que calificaban a «De Achával traidor» y, peor aún, pedían «Perdón Nico». Firmaban, enigmáticos: «Los municipales».

Claro que no duraron mucho, ya que casi inmediatamente pudo verse a cuadrillas de empleados municipales, custodiados por camionetas de la Patrulla local, limpiando y blanqueando afanosamente las pruebas de la infamia.

Esta intervención artística en varios paredones del distrito, obviamente, también fue atribuida a la oposición, pero una rápida consulta a varios jerarcas de la politica, incluyendo PJ, echó por tierra tal presunción.

«Todo el mundo sabe quien lo hizo. Es un grupo que responde a … (es parte del gobierno municipal) que está caliente con De Achával porque no cumple con lo que les prometió. Es más, a uno de ellos le echaron de la municipalidad al hijo, y de la peor manera», fue más o menos la respuesta coincidente de los veteranos dirigentes que descartaron una mano opositora en estas maniobras, aunque no por generosidad política sino porque «son demasiado ´delicados´ como para hacer una cosa así».

Pero los consultados no se quedaron ahí, ya que vaticinaron más problemas de esta índole para Federico De Achával que, al parecer, «tiene muchos enojados, furiosos por el destrato y el ninguneo que les hace, como si hubiera llegado solo a la intendencia». «Lo van a hacer parir», graficaron  sin demasiadas vueltas.

(A.S.)

 

 

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