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Los aprietes mafiosos a Cadena 94.9 e infopilar.com.ar

La historia comenzó el viernes, cuando al aire de Cadena 94.9 y en su programa «El 1° de la Mañana», el periodista Claudio Ponce de León cuestionó la calidad del servicio de la empresa Edenor. «Tenemos algún ruido y se debe a que recibimos muy baja tensión», fue el comentario deslizado. Y no hubo más.

La misma jornada, a últimas horas de la tarde, sonó el teléfono en la emisora: «¿El señor Ponce de León? Venimos de Edenor y estamos en la puerta de su radio. ¿Nos puede abrir?». Tomando algunos recaudos, el periodista atendió el requerimiento y se encontró con dos hombres que se movilizaban en una camioneta con los logos de la empresa. Al confirmar su identidad y advertirles que no se había hecho ningún reclamo formal, uno de ellos le manifestó que «debe tener amigos muy influyentes porque ya nos íbamos -somos de San Miguel- y nos ordenaron que viniéramos a solucionarle el problema urgente». Ponce de León insistió en que no había llamado a nadie y no conocía a ningún influyente en la empresa. Pero los visitantes se mantuvieron en la suya y se abocaron a la revisión del medidor callejero de la emisora.

El caso es que dieron por terminada su inspección asegurándole al periodista que no advertían irregularidad alguna salvo que, efectivamente, las mediciones de tensión daban por debajo de los 220 wts reglamentarios. Y se fueron.

Este miércoles por la mañana, después de un par de días con la emisora sin aire por la revisión de sus equipos técnicos, afectados precisamente por esa baja tensión, a las 9,15 se presentaron dos camionetas de la empresa, de las que bajaron dos hombres que, en actitud casi de allanamiento policial y al grito de «acá hay fraude», se abalanzaron sobre el medidor de la emisora todavía cerrado. Al pedírseles explicaciones, se limitaron a abrir la caja y sin permitir que los titulares de la emisora se acercaran, limpiaron la mugre del interior de la caja y revoleaban cables insistiendo con que «este medidor está tocado». Cabe consignarse que los estudios de Cadena 94.9 pagan más que onerosas facturas de luz (incluso bastante antes de su fecha de vencimiento), lo que no ocurriría en caso de un medidor manipulado ya que esta maniobra lo que permite es, justamente, abonar bastante menos por el servicio. Es decir, sostenían lo contrario a lo que, justamente, habían advertido sus colegas del viernes.

La cuestión es que para terminar con la controversia, los trabajadores, que permanentemente provocaban buscando una reacción destemplada y violenta, decidieron (innecesariamente) llamar a la policía, que llegó a los 50 minutos de iniciado el episodio para firmar un acta y constatar lo ocurrido como testigo de lo que no vio. Se trataba, según se presentó él mismo ante el requerimiento del personal de la emisora, de un oficial de la Bonaerense que venía de Merlo, mientras que la pareja que se afanaba en el medidor, como los del viernes, decían ser de San Miguel. Es decir, al parecer, Edenor Pilar no cuenta con personal propio. Después nos enteraríamos que las camionetas en las que se movilizaban pertenecen a la sucursal que la empresa tiene en el distrito.

A su vez, mientras esperaban al policía veedor, y en lugar de arreglar el medidor a como diera lugar porque ya lo habían desarmado, se entretenían con sus teléfonos móviles dejando pasar el tiempo. Advertidos de la necesidad de energía para comenzar con nuestra tarea a las 10 en «El 1° de la Mañana», y después de asegurar que no era necesario cortar la luz, al final la cortaron, devolviéndola dos horas después.

Cabe consignarse que la situación fue denunciada en la Comisaría jurisdiccional donde se comenzó inmediatamente con una «averiguación de ilícito», remitiéndose las actuaciones a la Fiscalía N° 2, del doctor Quintana, mientras nuestro abogado, Alejandro Sánchez Kalbermatten, analiza, en principio, una presentación por «coacción».

No fue el primero… y tampoco será el último

El episodio de este miércoles no fue el primero que busca amedrentar a Ponce de León y a su equipo periodístico. Permanentemente recibimos raros llamados telefónicos o insultos por redes sociales. Incluso se nos niega el deber de protección de nuestros bienes, tarea indelegable del Estado, como lo ocurrido en febrero último, cuando la periodista Analía Soria sufrió un violento ataque que concluyó con el robo de su vehículo, ocurrido a metros de la principal comisaría de Derqui a eso de las 21.

La mujer fue arrancada del asiento por el pelo, mientras el ladrón la amenazaba con un cuchillo en la garganta y se daba a la fuga. Denunciado el hecho, hubo un intento por recuperar el vehículo, hasta que personal policial le informó a Ponce de León que «después que lo vieron por el cementerio de Astolfi, desde Seguridad del municipio ordenaron suspender el monitoreo». Al parecer, les dijeron que «no lo busquen más». Al mismo tiempo, una concejal oficialista llamaba al periodista para pedirle que «no digas nada».

Este jueves, Ponce de León saldrá al aire y prometió contar todos los detalles de los aprietes a lo que se ve sometido el personal de nuestros medios.

Una reflexión final: evidentemente, lo que se busca es disciplinar las voces disidentes, y apelan a todo cuanto esté a su alcance. La metodología es clara y sin sorpresas, ya que es conocida esta vocación para el apriete. Incluso depende de la clase social a la que pertenezca el insurrecto. Si es pobre y vive en un barrio humilde (o popular, como les dicen ahora), lo apretarán matones prepotentes; si no lo es (clase media, emprendedores, empresarios), será a través de la AFIP o de las empresas de servicios las que les harán sentir el rigor.

Quizás por el miedo disciplinen a muchos, pero para los periodistas -al menos para nosotros- no son más que gajes del oficio. Eso sí, nos defenderemos, y siempre por derecha.

 

 

 

 

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