Política
Leguizamón continúa en el ojo de la tormenta
Su ambición es convertirse en la primer mujer intendente de Pilar, pero a juzgar por una charla el fin de semana en un exclusivo country de la zona entre algunos popes del macrismo, tales pretensiones carecerían de futuro, al menos por el PRO.
Por lo que pudo saberse, los macristas se reunieron no sólo para compartir un bien servido asado sino también para evaluar la marcha y la conducta de sus dirigentes en la zona Norte, y por alguna razón, al saltar el nombre de Analía Leguizamón, las coincidencias en materia de opiniones fueron unánimes y no demasiado benevolentes para la concejal.
Una de las palabras más fuertes y repetidas que se asociaron a la figura de Leguizamón fue «traición», y no ahorraron justificativos a la hora de endilgarle ese atributo. En principio, para con Diego Santilli, cuando llevó a la ex mujer de éste, la periodista Nancy Pazos, a una reunión con Néstor Grindetti, rival del «Colorado» en la gobernación de Buenos Aires en las últimas elecciones. Para colmo, en las redes hubo foto de los tres -Pazos, Grindetti y Leguizamón-, como si la concejal ignorara los sentimientos negativos de la periodista con su ex marido, al que defenestra públicamente y de la peor manera cada vez que tiene alguna oportunidad.
Esto empeora cuando se sabe que Santilli es padrino de bautismo de uno de sus hijos, a tal punto la cercanía entre ambos.
También se le criticó a la concejal su papel en la fiscalización del último comicio, cuando, sospechan que por un acercamiento al kirchnerista Federico De Achával, esa tarea no fue cumplida en forma demasiado entusiasta.
Volviendo al capítulo Santilli, las quejas hicieron foco en la mala actitud de Leguizamón para con «quien le dio de comer a ella y al marido». En ese sentido, recordaron que hace más de 20 años el matrimonio trabaja para el gobierno de CABA, en la gestión del macrismo y más exactamente, de Horacio Rodríguez Larreta. En ese sentido, los memoriosos aludieron a que ella, Analía, supo desempeñarse como secretaria de Mantenimiento del Espacio Público y ahora como asesora de Política en la AGIP-DGR, aunque está de licencia por su banca en Pilar.
Su esposo, en tanto, Claudio Basile, es subsecretario de Ingresos Generales, y dicen que en más de una oportunidad le sugirió prudencia a su esposa, reconocedor de que sus trabajos en CABA son el origen de su más que afortunado pasar, que dicho sea de paso, obtuvieron en el «empleo público». Deberían difundir la receta.