Política

Una historia de engaños y traiciones sale a la luz

Juan Manuel Quintana y Guadalupe Ioselli decidieron renunciar a La Libertad Avanza. ¿El pretexto?: el decreto del presidente Milei que suspendió la creación de cinco universidades bonaerenses, entre ellas la de Pilar.

Claro que el «dolor», la «decepción» por la medida presidencial -apelada por el municipio ante la justicia que, a su vez, se pronunció contra lo dispuesto desde la Nación- no fue suficiente, al parecer, como para que ambos ex «libertarios» renuncien también a las bancas que obtuvieron colgados del marketing y las adhesiones del entonces candidato Milei, atendiendo a que ninguno mostraba demasiados blasones y méritos como para acceder por si mismos al Concejo Deliberante.

Quintana, por caso, llegó a la Defensoría del Pueblo en el 2015, en un acuerdo entre el intendente Federico de Achával y el sector del radicalismo que encabeza Claudia Sakhem, de aceitados vínculos con el oficialismo kirchnerista. A partir de entonces su desempeño, el de Quintana, no se distinguió especialmente por su accionar; al contrario, cada intervención suya le reportaba una lluvia de críticas hasta de los propios. Tibio, timorato, jamás fue a fondo con las demandas del público; siempre tuvo a mano una variada gama de excusas para no enfrentar a Edenor, a las empresas de celulares, o la usura de las tarjetas de crédito. Siempre sumiso al intendente De Achával, el ex Ombudsman integró la lista libertaria sólo por obra y gracia de su amistad con Juan Martín Tito, lo que éste siempre se encargó de subrayar.

Entre esta amistad y su notoria cercanía al Ejecutivo comunal, a Quintana no le quedó esfuerzo por hacer. Sólo alguna que otra caminata por el distrito, un par de fotos de circunstancia, y ya tuvo la banca -de la que siente dueño- al alcance de la mano.

De Guadalupe Ioselli tampoco hay mucho para escribir, salvo que, como Quintana, se siente más cómoda con el oficialismo que con los libertarios. De hecho, se reconoce como «una ferviente militante peronista» y hasta ocupó algún cargo en el gobierno de Federico De Achával.

Hace rato estudia abogacía y supo ser coronada Miss Villa Rosa allá por el 2013, y reconoce como referente político al concejal oficialista Silvio Rodríguez, involucrado en una defraudación a los Bomberos de Del Viso. Su padre Fernando también fue un hombre del peronismo y vio truncadas sus ambiciones de dirigente durante el gobierno de Sergio Bivort, cuando con dos compañeros que se desempeñaban en el sector administrativo del Concejo Deliberante fueron denunciados por pedir coimas a los dueños de un boliche bailable, «Tía Sofía». Los tres fueron imputados por extorsión y en un juicio abreviado, después de reconocerse responsables del hecho, fueron condenados a tres años de prisión.

Lo ocurrido ahora con ambos concejales, no hace más que reforzar las presunciones en cuanto a que la lista libertaria fue armada por el Ejecutivo de Pilar. En ese sentido, vale mencionar aquí a su referente distrital Juan Martín Tito, de quien se dice pagó una importante suma en dólares por la banca que hoy ocupa, aunque no falta quien asegure que el dinero, en realidad, salió de las arcas munícipes, fogoneada su candidatura a intendente vía telefónica con uno de los armadores de LLA provincial. En ese sentido, dicen que Sebastián Parejas habría admitido que desde la municipalidad de Pilar lo «volvían loco» por teléfono pidiendo por Tito, acuerdo que se habría formalizado en una mesa de la parrilla propiedad de César Mansilla, el prensero de Federico De Achával, previa otra generosa promesa de pago en moneda americana.

Este último episodio habría tenido penosas derivaciones, ya que varios infidentes aseguran que hasta existe una videograbación de esta charla -Parejas en plena negociación con Mansilla-, lo que explicaría el tímido desempeño en el cierre de listas por parte del libertario bonaerense hoy eyectado del gobierno nacional. Con esto también explican la demora en la presentación de la lista que encabezaba Tito en la justicia electoral: parece que el pago no llegaba desde Pilar  donde, a su vez, se coqueteaba con la divulgación mediática de aquellas imágenes y esos audios en un intento por abaratar los costos de la candidatura del joven concejal.

La relación entre Tito y el oficialismo, también podría echar luz sobre la escasa habilidad del concejal para contener mínimamente a su tropa. Primero se peleó con Solana Marchesán (tema que abordaremos en próximas notas), y ahora Quintana y «Guada» Ioselli pegan un portazo a los libertarios y se vuelven con su primer amor. Será por eso que en la cúpula partidaria ya le picaron el boleto, aunque él lo atribuya a su amistad con la díscola Carolina Píparo.

El caso es que por fin el intendente se salió con la suya, y ubicó a casi todos los propios en el Concejo. Con la nuestra, incluso, financiaron la campaña electoral de octubre; en tanto la de noviembre, la del balotaje, en lugar de dinero contante y sonante, el intendente «sugirió» a Tito el «descuido» de los votos de Milei.

 

 

 

 

 

 

 

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