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Corrupción bonaerense: todos los caminos conducen al Frente Renovador

Sergio Massa, Rubén Eslaiman, Jorge D´Onofrio, y Claudia Pombo, una de las primeras «Chocolate».

Tras la aparición -y detención- de Julio Rigau, el puntero de La Plata cobrador de medio centenar de tarjetas de débitos ajenas, comenzaron a aparecer las distintas puntas de un ovillo de corrupción enquistado casi desde los albores democráticos del ´83 en la Legislatura bonaerense.

A tal punto, que hasta el proceso judicial iniciado con la detección de «Chocolate» en los cajeros de la capital provincial no estuvo exento de sospechas en cuanto a los vínculos entre la justicia  y la política bonaerenses que extiende sus tentáculos desde la propia Legislatura.

Y aunque esta forma de recaudación se atribuye a todos los partidos que llegan con sus representantes, tanto diputados como senadores, los testimonios indican que los maestros en esta metodología pertenecen al Frente Renovador, el espacio que hoy rebosa de entusiasmo ante la perspectiva de que su líder, el tigrense Sergio Massa, alcance la primera magistratura de la Nación.

La pionera en estas manipulaciones tarjeteras, al menos el primer caso que conocimos, fue el de Claudia Pombo (hoy concejal reelecta en Pilar), quien cuando su socio Jorge D´Onofrio (hoy ministro de Transporte) ocupaba una banca en el Senado, se cansó de apelar a este sistema y utilizar, principalmente, los cajeros ubicados en el bingo Oasis para hacerse del «físico» y, al mismo tiempo, blanquearlo. Frutos de esas operatorias fueron casas en countries como Ayres del Pilar y varios y diversos viajes al exterior con toda la parentela (que también depende del Estado). Y como parecen creer a pie juntillas aquello de que viajar educa, los «renovadores» son muy afectos a visitar los principales -y más caros- destinos turísticos del planeta. Si no, veamos el caso Insaurralde, otro conspicuo y destacado integrante de este grupo.

Como cereza de la torta, aparece aquí otro legislador de ese Frente que, según un testigo, es uno de los principales beneficiarios de los dineros de «Chocolate»: Rubén Eslaiman (también reelecto en la provincia), quien, a su vez y hace tiempo, fue el encargado de referir a las andanzas de D´Onofrio y su socia Pombo en rueda de periodistas. En off, por supuesto. (Ambos, D´Onofrio y Eslaiman en la foto, cuando coincidían en la Legislatura)

Pero ahora, según las investigaciones judiciales, no sería Eslaiman el más apropiado para arrojar el primer cascote en lo que a corrupción se refiere, acusado como está de participar en uno de los escándalos más resonantes de la política bonaerense.

Hace más de diez años que Héctor Rubén Eslaiman le encontró la vuelta al sistema ocupando una banca en la Cámara baja. Nacido y criado en San Martín, Eslaiman se autodefine como un “típico peronista del Conurbano”. ¿Será por todos los bienes que pudo adquirir gracias a la política?

Con 66 años, y de acuerdo a su última declaración jurada presentada en 2020, había alcanzado un salario de $215 mil que le permitía costear el mantenimiento de tres costosos rodados: una camioneta Chevrolet S10 2017 y dos Audi A4.

Su patrimonio en vehículos a valores de mercado superaba por ese entonces los $5 millones y  sin embargo, no tenía ART y su consumo en tarjeta de crédito era de $192 mil, cifra que no condecía con sus ingresos. Por otro lado, el histórico militante que estuvo desaparecido durante la última dictadura militar junto a su padre y posteriormente exiliado registraba seis propiedades a su nombre: dos viviendas en General San Martín, otras dos en Capital Federal y dos locales comerciales.

Otra irregularidad que se recuerda del dirigente massista es que era deudor de ARBA situación 3, a un paso de la instancia judicial. Además supo integrar una sociedad Busefalo S.A. – construcción de edificios- junto a su hermana Natalia que fue dada de baja por la AFIP por no cumplir con ciertos requisitos. Por el 2020, Natalia era empleada de la Cámara de Diputados, y con su salario era titular de cuatro vehículos: un Volkswagen Fox 2012, una Chevrolet Captiva 2014, una Renault Duster 4×4 2016 y una Chevrolet Tracker 2017.

Además de los dichos de aquel testigo en la causa «Chocolate», Eslaiman aparece ahora vinculado a una «cueva» de San Martín, donde llegarían dólares enviados -nada más y nada menos- por el propio gobierno cotizados en el precio oficial ($ 350) que se venderían a los interesados en ahorrar en moneda americana en precio «blue».

Para más datos: la venta mínima de este «mayorista» sería, en paquetes de 50 mil billetes verdes. O en distintos tamaños de valijas.

Y aquí, el interrogante surge ineludible: puede Massa teniendo a su merced el control del Banco Central y el Ministerio de Economía, desconocer esta operatoria y que uno de sus alfiles tendría contacto directo con la «cueva» en cuestión? Ni Massa, ni Eslaiman pueden aclarar esta situación que habla de millones de dólares, mientras tanto el 37% de los votantes del domingo pasado seguirán comiendo polenta.

 

 

 

 

 

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