Entrevistas

«No se puede gestionar si no se goza del prestigio social necesario» (Nota con audio)

El analista Jorge Giacobbe (h), director de la consultora del mismo nombre, aseguró que «una crisis es imposible de gestionar si quien la debe comandar no goza del prestigio social necesario», al tiempo que se refirió a la última encuesta de su oficina sobre el humor de los argentinos.

En diálogo con «El 1° de la Mañana» (Cadena 94.9), después de precisar que, en materia de imagen, Alberto Fernández «tenía al principio de la pandemia 38 puntos positivos, y cuando anunció la cuarentena, subió a 68», el consultor indicó que «después sufrió una pérdida constante, y hoy roza los 28 puntos».

En ese sentido sostuvo que «los argentinos se han ido fastidiando por todo lo que significó el encierro, y el presidente, por su parte, entregó los atributos que la opinión pública supo reconocer oportunamente», antes de advertir que «esto es lo que les pasa a todos los gobernantes; a Fernández le pasó en seis meses, a Macri en dos años». «Ninguno terminó el mandato lo suficientemente sólido como para intervenir la realidad», agregó.

Para el consultor, la brusquedad del cambio en los modos del presidente «se debe, evidentemente, a un entorno que lo impulsa a dar batallas que no quiere,  las da mal, y después tiene que recular». «También hay algo psicológico, propio de la clase política argentina: cuando les va bien, se suben al balcón, se resbalan y se suicidan», apuntó.

Por otra parte, con respecto a los principales problemas del país según la gente, Giacobbe indicó que «en primer lugar aparece la corrupción, seguida por la economía, la pandemia, la inflación, el propio gobierno y la pobreza», en la certeza de que «cuando aparece la corrupción entre los primeros lugares, es que viene un cachetazo en términos electorales».

Esto, «porque cuando estamos mal económicamente, nos agarramos de cualquier cosa», razonó el analista previo a considerar que «somos una sociedad con rasgos de inmadurez, que está entre la niñez y la adolescencia». Sobre el punto destacó que «estamos poco formados en función de lo que queremos de la política: queremos que nos solucionen nuestras angustias y no nos importa cómo ni quiénes».

«Y siempre aparece alguien con promesas desmesuradas, que no puede cumplir, y que llevan en sí mismas el germen de la autodestrucción», razonó antes de cerrar convencido de que «lo que hay que decir que está loco el que promete y loco el que le cree».

 

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