Columnistas
Milei en su salsa: dardos contra Darín, furia por el Garrahan y silencio hacia Villarruel
Por Fernando Ramírez (*)

El presidente Javier Milei está en su salsa: ha transformado gran parte de la sociedad y la política argentina en un laboratorio mediático de caza de brujas: instala sus decisiones a garrotazos por TV o redes sociales con la pretensión de acallar protestas y silenciar voces disonantes, pero no siempre funciona.
La monumental parafernalia de la máquina publicitaria y propagandística que encabeza el presidente desplegó en la semana toda su artillería mortífera en todas las aristas de la política argentina.
El ataque articulado hizo cabecera de playa el domingo pasado cuando el siempre acartonado ministro de Economía, Luis Caputo, se salió del libreto habitual y disparó a quemarropa contra el laureado actor “Ricardito” (así le dijo) Darín por decir que “la gente está mal” y la docena de empanadas está a 48.000 pesos.
En términos libertarios, Caputo destrató a Darín como “popular y nacional”, la etiqueta que suele utilizar el Gobierno de La Libertad Avanza para pretender embarrar a los que piensan diferente.
Y el viernes Milei repitió la fórmula: dijo que “Ricardito” (lo que prueba que Santiago Caputo, como siempre, les da la letra y el guión que ellos cumplen a pie juntillas) es “un ignorante y un operador berreta”, en medio de una entrevista en la que nadie le había preguntado por Darín.
Así, la maquinaria libertaria soslayó adrede la andanada de sermones y admoniciones del arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, quien cara a cara con Milei le enrostró -entre otras cosas- que Argentina “sangra” y que los jubilados “merecen una vida digna, con acceso a los remedios y a la alimentación”.
En paralelo, se difundió que el canal estatal para niños “Paka Paka” -criticado por los libertarios por profesar el kirchnerismo- se renovaba para pasar a difundir en modo libertario el antiestado, ensalzar a los líderes ideológicos de derecha y defenestrar a los que consideran “populistas”.
El colmo llegó a pretender transformar al dibujo animado Zamba, un símbolo del kirchnerismo en Paka Paka, en un predicador de La Libertad Avanza.
En el Congreso, en tanto, los libertarios también mostrarán sus uñas esta semana: junto a sus habituales compañeros de ruta del Pro y la UCR tratarán de bloquear iniciativas opositoras para tratar la grave cuestión previsional y la emergencia en discapacidad, mientras crecen los reclamos callejeros por esos temas.
A la par, la administración de Milei busca que los gobiernos provinciales se suban de prepo a la ola de aspirar como sea los dólares del colchón, una medida cuyas leyes están extrañamente demoradas.
En ese gravitante tema se advirtió claramente la falta de pluralidad en las decisiones presidenciales: no invitaron al zoom con los gobernadores ni al bonaerense Axel Kicillof, ni al jefe de Gobierno porteño Jorge Macri.
A propósito, al jefe de Gobierno, Milei le propinó la peor humillación que se le puede asestar a un funcionario y a un ser humano: lo dejó con la mano en el aire cuando Macri intentó saludarlo el domingo pasado en el Tedeum en la Catedral.
Penosamente también el presidente ignoró a la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, al pasar frente a ella también sin saludarla.
Doble desplante. Casi una emboscada, ya que Villarruel fue invitada a participar por el Gobierno de Milei luego de no tener ningún contacto desde el 1 de marzo, en la Asamblea Legislativa, cuando el presidente también la destrató y no respetó su investidura.
La semana de la monumental parafernalia de la máquina publicitaria y propagandística libertaria finalizó con la lapidación mediática sobre los médicos del Hospital Garrahan, uno de los más importantes del mundo en su especialidad.
La carnicería contra los médicos, que ganan apenas 800 mil pesos, la inició el especialista en aplicar el bisturí propagandístico de la motosierra, el vocero Manuel Adorni, en una de sus ahora esporádicas conferencias de prensa en Casa Rosada.
Adorni dio el puntapié inicial para que los medios y ejército de trolls oficialistas se lanzaran a la cacería de los médicos, aunque esta vez chocaron contra la catarata de opiniones a favor de los profesionales que se sucedieron como efecto dominó de gente que había llevado a sus hijos o familiares al Garrahan y, también, de otros sectores de la sociedad, como algunos legisladores opositores.
El Gobierno analiza ahora recalcular la deplorable embestida contra el Garrahan, fundado en 1987, de la que participaron médicos del otro hospital de niños emblema de Argentina: el Gutiérrez. De nada valió que Milei tildara a los médicos de kirchneristas. Sean o no. Son valiosos profesionales, orgullo de un país que nació y creció por la acción del Estado.
(*) Analista político. Publica en Tribuna de Periodistas