Columnistas

Peronismo: ¿Un rasgo esencial “endogámico”?

Por Carlos Berro Madero (*)

Pasa el tiempo, cambian los gobiernos y sus disposiciones, y la Argentina sigue padeciendo características genéticas que desencadenan una suerte de conducta “endogámica” (si se nos permite la extensión de su significado). ¿Los rasgos de la misma?

a) Vivir encerrados en un nacionalismo casi xenófobo;

b) Creernos el centro de un universo que suponemos nos debe algo “por ser lo que somos”;

c) Conformar gobiernos que multiplican leyes y decretos para atender supuestas necesidades que no admiten postergación;

d) Tolerar la emisión de dinero para solventarlas aunque provoque inflación;

e) Discurrir sobre todo como si fuéramos expertos en “todología”;

f) Declamar por los derechos que suponen tener una vida mejor sin utilizar las herramientas adecuadas;

g) Ignorar olímpicamente el valor del esfuerzo para arribar a metas de bienestar que exigen sacrificios;

h) Confundir adversidades con injusticias;

i) Cambiar de opinión y parecer, cada vez que esto convenga a nuestros intereses personales;

j) Divulgar dudosas estadísticas que mejor se amolden a “nuestra” realidad de cada momento;

k) Desconocer la verdad de las cosas que nos rodean sin aceptarlas como es debido, despreciando las evidencias de la misma.

Se nos dirá que algunos de estos rasgos son inherentes a la naturaleza humana.   Pero, ¿tantos y tan reiterados en el tiempo?

Porque la esterilidad con que juzgamos la vida de todos los días proviene de una suerte de malicia que empleamos para intentar torcerla a nuestro arbitrio, habiendo encontrado el cobijo perfecto para sostenerlo: el peronismo.

Un sentimiento popular que se nutre de nuestro desinterés por conocer la verdad, para caer en el error y en crisis recurrentes que se repiten mientras nos enfrentamos utilizando conceptos altisonantes para darnos lecciones unos a otros que nadie entiende.

¿Cuántas veces hemos visto u oído que alguien le dé la razón a un interlocutor, sin contradecirlo con grandilocuencia por lo que, supuestamente, falta agregar?

¿Cuál debería ser la esencia de un nuevo rumbo colectivo? Pues, menos pretensiones filosóficas tendenciosas de “justificación” y comprender que “el que no sabe, no sabe que no sabe”, como diría hoy el insigne lingüista Ricardo Monner Sans (abuelo).

Las elecciones de la provincia de Buenos Aires, los días previos y las actitudes de todos en general, dirigentes y votantes, han puesto en evidencia gran parte de las ideas que esbozamos aquí, a las que agregamos una breve “advertencia” de Jaime Balmes: “procurar ver en los objetos todo lo que hay, PERO NO MÁS DE LO QUE HAY”.

A buen entendedor pocas palabras.

 

(*) Escribano, escritor

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