Entrevistas
Más de la Formosa sin Gildo: «Tuve miedo de reclamar» (audio)
Milagros Lucena tiene 20 años, y hace uno tuvo a su Isabela en la nueva maternidad de Pilar. Sintió tanta violencia en el centro de salud que «tuve miedo de quejarme porque no sabía qué trato nos podían dar a mi bebé y a mi».
Más aún, «en los tres días que pasé ahí, no dormí, con miedo a que le pase algo a mi bebé, y hasta que me la roben», agregó, e incluso se prometió no volver, ante eventuales y futuros trances similares,. «nunca en mi vida a ese lugar».
En diálogo con El 1° de la Mañana (Cadena 94.5), Milagros -o Milu. como le dicen- sostuvo que «lo que falta es humanidad con las personas que te tienen que atender cuando estás mal, ya que no tenés la contención que necesitás es ese momento».
«Te tratan mal, cuando una no va a la maternidad porque tenga ganas de pasear la panza», dijo antes de contar su experiencia desde que llegó al centro asistencial a las 8 de la mañana de hace un año, ya con pérdida de líquido amniótico, y un chico le acercó una silla de ruedas: «Apenas entro, una enfermera le dice ´para qué usas una silla si no se está muriendo´». Luego, «me revisaron enfermeras con las uñas súper largas, me pincharon más de veinte veces porque no me encontraban las venas, y me pasaron a sala común donde me tuvieron hasta las 12 de la noche y ni agua me alcanzaron».
Su bebé nació poco antes de las 6 de la mañana, después de «casi 24 horas con contracciones, dolores y molestias», y después de la cesárea, «me pasaron de la camilla a la silla de ruedas porque no había cama». Recién a eso de las 14 «se desocupó una, y ahí me dieron a mi bebé». Todo ese tiempo, unas 14 horas, «ni mi marido ni mi mamá sabían nada de mi».
Durante su estadía escuchó las recriminaciones y malos modos de las enfermeras a las parturientas («te abriste de piernas y ahora no te la bancás», o «pará de llorar»), y vio a «dos chicas con sus bebés compartiendo una camilla».